Una perrita

Un marido (Francisco Vidal) encuentra en el parque a una perrita abandonada y se la lleva a casa. Digo "un marido" y no un hombre simplemente, porque se trata de uno de esos maridos cansados, habituados por veinte a?os, sin demasiadas ilusiones ya en el hogar y sin ninguna en el trabajo, que desear¨ªa abandonar; la esposa (Gloria Mu?oz) tiene una situaci¨®n mejor porque su trabajo es brillante y ascendente. La perrita es una alegr¨ªa y un amor en la vida del marido. La perrita, como la vemos nosotros, es una muchacha estupenda (Pilar Massa), lo que da lugar al equ¨ªvoco psicol¨®gico: no s¨®lo en el protagonista, sino en nosotros mismos. Naturalmente, la mujer detesta la perra, obliga a que la echen de la casa... Quiz¨¢ no sean los celos, pero nosotros lo interpretamos as¨ª.Es, naturalmente, un poco triste. Un humor, una observaci¨®n, una narraci¨®n acerca de lo imposible, de la falta de escapatoria. Y luego, a fin de cuentas, un perro es un perro, sin sexo para nosotros: aunque en este caso sea una chica, qu¨¦ le vamos a hacer: nadie es perfecto. Los comentarios los ponen tres personajes m¨¢s que tratan la situaci¨®n, y que est¨¢n representados todos por Jes¨²s Castej¨®n: es el toque c¨®mico y divertido para el humor suave. A todos ellos les aplaude el p¨²blico del F¨ªgaro, tan habitual de este teatro suave y conyugal, y al director que ha resuelto las situaciones.