La UE pacta su primer presupuesto del siglo
El pulso entre Schr?der y Aznar sobre la cohesi¨®n dramatiz¨® la noche en blanco del Consejo Europeo
ENVIADOS ESPECIALESFue un parto doloroso e impredecible. Tras 20 horas ininterrumpidas de dif¨ªciles negociaciones t¨¦cnicas, a las seis de la ma?ana de ayer concluy¨®, con un pacto trabado al borde del fracaso, la batalla financiera de la Uni¨®n Europea (UE), iniciada hace ahora 20 meses. Los Quince aprobaron, con m¨²ltiples modificaciones, la Agenda 2000, el paquete presupuestario para el primer septenio del siglo XXI. Una ins¨®lita noche completa en blanco registr¨® el pugnaz enfrentamiento sobre la dotaci¨®n de los fondos estructurales entre el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, y el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. ?ste logr¨® mejorar la posici¨®n de partida espa?ola, si bien no alcanz¨® lo que reclamaba.
Cuchillos largos se blandieron en la madrugada de ayer en Berl¨ªn. Schr?der, como presidente de turno, hab¨ªa jugado al p¨®ker. Tras repartir una docena de propinas a casi todos los pa¨ªses, debi¨® pensar que Espa?a quedar¨ªa vulnerable en su aislamiento. Pues al ser el pa¨ªs m¨¢s beneficiado (en volumen) por las ayudas comunitarias, cre¨ªa l¨®gico que asumiese la mayor mordida de la austeridad en el gasto. Y que se conformara manteniendo el Fondo de Cohesi¨®n, a¨²n a costa de una fort¨ªsima reducci¨®n de su cuant¨ªa, 15.000 millones de euros en siete a?os (cerca de 2,5 billones de pesetas), frente a los 21.000 millones que propugn¨® la Comisi¨®n. Vana esperanza. Aznar, acusado entre los bastidores de la cumbre de pedig¨¹e?o -como ¨¦l hiciese p¨²blicamente con su antecesor Felipe Gonz¨¢lez, cuya herencia se aprestaba a conservar- result¨® berroque?o. Atasc¨® la cumbre en el l¨ªmite de la par¨¢lisis, negociando a cara de perro con Schr?der sobre un piano de cola. Muchos recordaron su veto en la cumbre de Amsterdam. "A ver si se piensan que me van a quitar la cartera", dec¨ªa, largo habano en ristre, a sus ¨ªntimos. "A las once les dije que no; a las doce, que no; y a la una, no; y a las dos, no; y a las tres, no; y a las cuatro, no; a las cinco, no; y a las cinco y media, cre¨ª que hab¨ªa un acuerdo razonable y dije: hay acuerdo", relat¨® despu¨¦s Aznar.Hab¨ªa conseguido 3.000 millones de euros m¨¢s, que consideraba suficientes para alegar que salv¨® la cara. Aunque seguramente el acuerdo sobre este punto era menos glorioso de lo que evalu¨® luego el propio Aznar (echando mano de la media del per¨ªodo anterior, de lo que hab¨ªa denostado), su base de partida era pol¨ªticamente exigua, porque muchos de los pa¨ªses ricos quisieron en estos meses cargarse el Fondo, reducirlo, o negarlo a los pa¨ªses del euro. Eso s¨ª, tuvo siempre en esto el apoyo de los dict¨¢menes jur¨ªdicos, de la oposici¨®n -por boca de Jos¨¦ Borrell- y de la prensa espa?ola.
Schr?der no gan¨® la partida
Schr?der hab¨ªa organizado una partida de p¨®ker que de ninguna manera gan¨®. En el mejor de los casos, quiz¨¢ se acerc¨® al empate financiero, pero el cerco pol¨ªtico se estrell¨® en la tozudez, y la necesidad de un mejor resultado, de su interlocutor. M¨¢s all¨¢ de esta batalla, el canciller alem¨¢n obtuvo algunos resultados en su pugna por imponer la "estabilizaci¨®n del gasto", la austeridad presupuestaria en el paquete global, su gran designio de este debate, como modo de forzar la rebaja de la carga de los ricos contribuyentes netos. Mientras el paquete Delors-II dibujaba una l¨ªnea ascendente de gasto, ¨¦ste la dise?a descendente, desde 91.995 millones de euros en el 2000, hasta 90.260 en el 2006, con una punta de 93.805 en el 2002.Los c¨¢lculos requerir¨¢n tiempo, pr¨¢ctica y aclarar el ca¨®tico texto de conclusiones, con correcciones no incorporadas que pueden suscitar sustos. Pero dominaba la impresi¨®n de que ser¨¢ bastante matizada, porque se repartieron muchas contrapartidas y prebendas. Algunos aseguraban que Alemania aumentar¨¢ la mochila de su saldo neto negativo, en t¨¦rminos absolutos, aunque la reducir¨¢ en relaci¨®n con su Producto Interior Bruto. Quiz¨¢ por ello Schr?der habl¨® con palabras que sab¨ªan a las de su antecesor, el a?orado Helmut Kohl: "Hemos conciliado disciplina presupuestaria y solidaridad", dijo. "Obtenemos mucho del mercado interior, tambi¨¦n tenemos que dar mucho", a?adi¨®, renunciando a cuantificar en cu¨¢nto reducir¨¢ su saldo neto. Y se afirm¨® "orgulloso de haber conseguido el acuerdo".
Fue el m¨¢s enf¨¢tico. La mayor¨ªa de sus colegas -cejijuntos y ojerosos- concluyeron que el acuerdo era "razonable" y que todos hab¨ªan aportado algo. Salvo el brit¨¢nico Tony Blair, que arrambl¨® hasta con el apuntador: "No nos llevamos ni un euro m¨¢s, pero tampoco ni uno menos", dijo minimizando astutamente sus logros, pues as¨ª nadie cree que son tan decisivos, y puede volver de acreedor.No s¨®lo ampli¨® las ayudas a sus regiones m¨¢s d¨¦biles (Irlanda del Norte, islas escocesas, Highlands). Mantuvo su "cheque", que tantos reputaban de contrario al Tratado, aunque limitando su alcance. Y en vez de dejarlo absorber por un "mecanismo corrector general", lo aspira. Buena parte de las compensaciones a la quejosa "banda de los cuatro" pa¨ªses ricos contribuyentes netos (Alemania, Austria, Sueca y Holanda) se dar¨¢ rebajando en un 75% la cuota con que compensan el menor ingreso de los brit¨¢nicos. Que deber¨¢n pagar otros, como B¨¦lgica, Francia, Dinamarca, Italia o Espa?a (¨¦sta, con 40 millones de euros anuales adicionales).
Lo bueno fue que hubo acuerdo. Lo malo es que es, tanto en este cap¨ªtulo de ingresos como en pol¨ªtica agr¨ªcola, estructural y compensaciones individualizadas, bastante chapucero. Todos salieron minimizando da?os. "En esta cumbre s¨®lo hay vencedores nacionales y una v¨ªctima europea", resumi¨® el l¨²cido luxemburgu¨¦s Jean-Claude Juncker.
Y es que el espect¨¢culo que dieron algunos, reclamando y pasando por caja, fue de no narrar. Hasta Holanda, campeona del empleo, obtuvo una "propina" de 500 millones de euros, ?para arreglar la situaci¨®n de su empleo! Al final, tambi¨¦n Aznar se apunt¨® a la fila, y obtuvo 200 millones de euros para Cantabria, Pa¨ªs Vasco y Catalu?a. Tambi¨¦n la habr¨ªa logrado alegando la situaci¨®n de las Chafarinas. Y es que, como denunci¨® Juncker, tantas excepciones a la regla, tanto retorcimiento de la coherencia interna de un presupuesto y tanto pasteleo particularista plantean la inc¨®gnita de si con este marasmo se puede abordar la ampliaci¨®n de esta mas¨ªa hacia el Este.
M¨¢s todav¨ªa. El tercer cap¨ªtulo en discusi¨®n, la pol¨ªtica agr¨ªcola, qued¨® en un si-es-no-es, aunque con el techo de gasto fijado en 40.500 millones de euros anuales. La reforma liberalizadora que bajaba los precios de intervenci¨®n, moderada y aplazada. La reducci¨®n progresiva de las ayudas al agricultor, eliminada. Era una idea original del Gobierno franc¨¦s, que Chirac se dedic¨® ardorosamente a desballestar, para alegr¨ªa de espa?oles y afines. A fe que se empe?¨® y lo logr¨®. Todo muy importante y decisivo, s¨ª, pero tambi¨¦n un punto cutre.
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