Espa?a logra menos de lo que reclam¨®, pero Aznar se confiesa satisfecho
??xito o fracaso? Los resultados obtenidos por Espa?a en la cumbre generar¨¢n pol¨¦mica. El Gobierno ha logrado cantidades muy inferiores a las que reclam¨® en las negociaciones, entre 108.000 y 180.916 millones de pesetas anuales menos (entre 760.550 millones de pesetas y 1,2 billones durante el pr¨®ximo septenio), seg¨²n los dos baremos que utiliz¨®. Pero obtuvo m¨¢s de lo que recibi¨® en el periodo 1993-1999, 72.545 millones de pesetas anuales (507.815 millones de pesetas para el septenio 2000-2006) respecto al periodo 1993-1999.
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se confes¨® "razonablemente satisfecho". "Se ha hecho un buen trabajo y la conclusi¨®n es positiva para la Uni¨®n Europea y para Espa?a", valor¨® el presidente del Gobierno espa?ol. Y ello, tanto por las conclusiones comunes alcanzadas sobre los Balcanes el mismo d¨ªa en que la Alianza Atl¨¢ntica tuvo que bombardear Serbia, como por la elecci¨®n de Romano Prodi para la presidencia de la Comisi¨®n. "Con lo que espero que se superen las situaciones institucionales no deseables". Y, sobre todo, por el pacto en Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n, que calific¨® de "excelente", pues consagra la mejora de la cuota l¨¢ctea y descarta la reducci¨®n progresiva de las ayudas directas a los agricultores.Pero donde Aznar ech¨® toda la carne en el asador fue en defender y propagar el resultado obtenido en las ayudas estructurales o de solidaridad, es decir, las transferencias que Espa?a recibir¨¢ de los fondos estructurales (FEOGA-orientaci¨®n; Fondo de Desarrollo Regional; Fondo Social) y el emblem¨¢tico Fondo de Cohesi¨®n. El conjunto de estos fondos constitu¨ªa el cap¨ªtulo negociador esencial para Espa?a, pues viene recibiendo del mismo el 60% del total del dinero que le env¨ªa el presupuesto comunitario.
Tanta importancia concedi¨® el presidente al control y presentaci¨®n de las cifras, especialmente a las de este cap¨ªtulo, que la Direcci¨®n General de Planificaci¨®n trabaj¨® al completo en Madrid, mientras en Berl¨ªn un equipo de t¨¦cnicos cualificados completaban la tarea dentro de un veh¨ªculo repleto de ordenadores aparcado en el centro de la ciudad. Realizaron m¨¢s de 700 simulaciones.
El presidente ofreci¨® una bater¨ªa de c¨¢lculos comparativos sobre la pol¨ªtica estructural. Todos ellos referidos al periodo 1993-1999. El objetivo de esta comparaci¨®n era demostrar que su logro hab¨ªa sido superior al obtenido por su antecesor, Felipe Gonz¨¢lez, en la cumbre de Edimburgo, en 1992, cuando ¨¦ste obtuvo la dotaci¨®n del Fondo de Cohesi¨®n. El folleto repartido carec¨ªa de explicaciones t¨¦cnicas sobre el m¨¦todo de elaboraci¨®n.
Seg¨²n los datos de Aznar, Espa?a recibir¨¢ anualmente 6.565 millones de euros (1,09 billones de pesetas) por fondos estructurales (salvo el de Cohesi¨®n), un incremento del 4,9% respecto de la media anual absorbida entre 1993 y 1999. Y 1.594 millones de euros anuales (265.219 millones de pesetas) a trav¨¦s del Fondo de Cohesi¨®n, un aumento del 8,5%. En conjunto, 8.159 millones de euros (1,35 billones de pesetas) anuales durante siete a?os. "Me preocupar¨ªa mucho no poderles decir que Espa?a no obtendr¨ªa m¨¢s que en el periodo anterior; me parece positivo, y si a alguien le parece negativo, lo respeto pero no lo comparto", concluy¨® el presidente. "El paquete es magn¨ªfico", apostill¨® el ministro de Exteriores, Abel Matutes. Espa?a habr¨ªa ganado as¨ª 72.545 millones de pesetas anuales para el futuro (507.815 millones en el septenio pr¨®ximo) respecto al pasado.
Problema metodol¨®gico
Estas cifras acarrean un problema metodol¨®gico. Las present¨® Aznar mediante unos gr¨¢ficos en que bautizaba el periodo 1993-1999 como "Edimburgo" (en referencia al paquete decidido en la capital escocesa) y al pr¨®ximo septenio como "Berl¨ªn". Pues bien, el paquete DelorsII decidido en Edimburgo empez¨® propiamente a regir en 1994, no en 1993: dur¨® seis a?os. Los t¨¦rminos comparativos adecuados para la soterrada pugna p¨®stuma Aznar-Gonz¨¢lez podr¨ªan haberse establecido m¨¢s exactamente anualizando ese sexenio. Pero eso planteaba un inconveniente para el objetivo estad¨ªstico buscado, porque las dotaciones fueron ya bastante crecientes desde 1994. Incluir el ejercicio de transici¨®n de 1993 -escaso en cosecha estructural- posibilita achicar "Edimburgo", otorgando as¨ª ventaja a "Berl¨ªn" en la comparaci¨®n.Implica bastante l¨®gica pol¨ªtica que toda Administraci¨®n escoja el ¨¢ngulo de las cifras que m¨¢s le embellece. Y m¨¢s cuando el asunto de la cohesi¨®n se ha convertido en elemento central del debate p¨²blico espa?ol. Pero tambi¨¦n resulta sensato comparar los resultados que obtiene un Gobierno con sus reivindicaciones y promesas p¨²blicas previas, y el ciudadano tiene derecho a establecer todas las comparaciones que ilustren un problema tan complicado, y a juzgar por s¨ª mismo, lo que puede realizar a trav¨¦s del gr¨¢fico adjunto. M¨¢s a¨²n cuando durante 20 meses el Gobierno ha declarado continuamente que pretend¨ªa defender la propuesta de dotaciones consignada en la Agenda 2000 elaborada por la Comisi¨®n -bajo el lema de que "la Agenda 2000 es la ¨²nica base de negociaci¨®n"-, o en su defecto, los compromisos de gasto aprobados en el presupuesto comunitario para 1999.
Pues bien, realizando la comparaci¨®n del resultado con cualquiera de ambas referencias, el resultado es inverso al que defiende el Gobierno. As¨ª, el contraste entre la Agenda 2000 y el paquete de Berl¨ªn registra una p¨¦rdida para Espa?a, en lugar de una ganancia, de 653 millones de euros anuales, 108.650 millones de pesetas. Y el cotejo con la velocidad crucero alcanzada en 1999 exhibe unas p¨¦rdidas de 1.083 millones de euros, o sea, una reducci¨®n de las transferencias estructurales de 180.196 millones de pesetas anuales, que multiplicados por siete ejercicios suponen 1,26 billones menos.
Al ser interrogado Aznar por estas comparaciones -cuyas cifras no ofreci¨®-, argument¨® que esos puntos de referencia "forman parte de la negociaci¨®n". "Lo que me importa se?alar", a?adi¨®, "es lo que Espa?a recibe en un periodo y en otro, y si se mejora o no, y nuestra posici¨®n mejora". Claro est¨¢ que una cosa es la t¨¦cnica negociadora y otra el resultado que se busca. Pero la abismal diferencia entre los resultados obtenidos, seg¨²n sean las referencias utilizadas en este caso, seguramente generar¨¢ una fuerte pol¨¦mica parlamentaria.
Un s¨ªntoma complementario de la significaci¨®n pol¨ªtica de este debate en ciernes es la determinaci¨®n prusiana con que Aznar exigi¨® en la madrugada de ayer un aumento de la cuant¨ªa del Fondo de Cohesi¨®n, que obtuvo a las 5.30 por un montante de 3.000 millones de euros durante el septenio. De ellos, 1.860 millones de euros, esto es, 265 millones anuales (el 62%) ir¨¢n a Espa?a. Por supuesto que eso deber¨¢ ser celebrado por todos los espa?oles. Pero en primer lugar por el propio Aznar: de no haberlos logrado, hubiera quedado por debajo (en 141 millones de euros, producto de la resta de 124 millones y los 265 millones conseguidos en el ¨²ltimo minuto) de lo que, seg¨²n los discutibles c¨¢lculos oficiales, obtuvo su antecesor.
Acuerdos sin recoger
Al aumento conseguido in extremis por el presidente espa?ol coadyuva tambi¨¦n la modificaci¨®n de las "llaves de reparto" del Fondo. Espa?a, que se llevaba el 55% del total, pasar¨¢ ahora a absorber el 62%, anunci¨® Aznar. El problema es que este pacto no est¨¢ recogido en el texto de las conclusiones oficiales, distribuido al mediod¨ªa de ayer. Fuentes de la negociaci¨®n aseguraron que este acuerdo es v¨¢lido, y que el error se subsanar¨¢ mediante una correcci¨®n. El ¨²nico problema es que alguien que se sienta perjudicado pueda protestar, alegando desconocerlo o no haberlo asumido. Esto pasa algunas veces y el litigio acaba siempre resolvi¨¦ndose. Pero en el texto oficial de ayer se pasaron de la raya, con media docena de inexactitudes.Por desgracia, hay una decisi¨®n que es exacta: los miembros del euro que se beneficien del Fondo no s¨®lo deber¨¢n cumplir el techo del d¨¦ficit p¨²blico del 3% de su PIB, sino tambi¨¦n la "senda" de reducci¨®n del d¨¦ficit comprometida en su Programa de Estabilidad, una exigencia m¨¢s dura contra la que se estrellaron los esfuerzos espa?oles. El posible castigo es la retirada de los beneficios del Fondo, a decidir por mayor¨ªa cualificada.
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