"El bolillo vuelve a estar de moda porque es relajante"
Nina Casado, profesora de matem¨¢ticas por la ma?ana y de encaje por la tarde, cree que el auge de la labor decaer¨¢
Almagro, Camari?as... y O"Donnell. Las mecas espa?olas del encaje tienen sucursal frente al Retiro madrile?o. La responsable del fen¨®meno es una progre de los a?os setenta, profesora de f¨ªsica por oposici¨®n y de bolillos por vocaci¨®n. Se llama Nina Casado y disfruta igual ense?ando las leyes de Newton que la evoluci¨®n de los palos para lograr filigranas de hilo.Nina, de 52 a?os, es una encajera poco convencional. No hered¨® los conocimientos de las mujeres de su familia: se inici¨® en ellos cuando ya ten¨ªa un par de t¨ªtulos universitarios colgados (Ciencias F¨ªsicas y Psicolog¨ªa). "Yo, que era de las que corr¨ªan delante de los grises, de pronto me vi haciendo bolillos", relata.
-?Qu¨¦ pas¨® para eso?
-Pues que, en 1982, el colegio donde daba clases cerr¨®. Me qued¨¦ en el paro y, en plan de tomarme un descanso sab¨¢tico, me matricul¨¦ en un curso de encajes que impart¨ªan en la Escuela de Cer¨¢mica. Aquello me entusiasm¨® tanto que, al acabar, mont¨¦ este taller para ense?ar a hacer bolillos. Lo hice un poco a lo tonto, que es como se hacen las cosas serias. Mientras, preparaba oposiciones, y acab¨¦ por sacar plaza en el colegio de Marina.
-Ahora compatibiliza las clases matinales de logaritmos con las vespertinas de artesan¨ªa.
-S¨ª, podr¨ªa vivir s¨®lo de la ense?anza de encajes, pero me gustan las dos cosas y prefiero tener las espaldas cubiertas. Hacer bolillos es menos traum¨¢tizante que luchar contra viento y marea para que los chicos entiendan las matem¨¢ticas o la f¨ªsica. Adem¨¢s, me sirve de terapia, porque estimula la paciencia y relaja.
-Nadie lo dir¨ªa viendo el trasiego de palos y alfileres que requiere.
-Claro que es muy relajante -apostilla Felisa Esteban, una de las 20 alumnas que colman la sala.
El cla-cla de los palos se interrumpe un instante: las aprendizas de encajera se apresuran a explicar el solaz de una tarea que las aleja de sus preocupaciones como mujeres funcionarias, profesionales o amas de casa. Esta habitaci¨®n del segundo piso de la calle de O"Donnell, 3, es un gineceo que rezuma satisfacci¨®n. "Aqu¨ª, nos olvidamos de todo", razonan las alumnas. Este oasis de 20 horas mensuales cuesta 8.500 pesetas. S¨®lo un par de hombres lo han pisado, pese a que anta?o ellos se encargaban del encaje con hilos de oro o plata.
La profesora hilvana la conversaci¨®n mientras atiende a las aprendizas, de edades dispares. Trabajan minuciosamente sobre sus almohadillas acolchadas, redondas como galletas gigantes. S¨®lo una se sirve del mundillo, el artilugio tradicional de rodillo mullido cuyo perfil recuerda al de una vieja caja registradora.
Pinchado en cada almohadilla hay un patr¨®n de papel con un dibujo marcado. El de una puntilla para las noveles, el de un abanico para las m¨¢s expertas. Los alfileres de talle corto se colocan a distancias milim¨¦tricas sobre los trazos. Luego hay que preparar los bolillos. "Van por parejas, como la Guardia Civil", dice Nina. Cada extremo del hilo se l¨ªa en uno de estos palillos de madera torneada. El par pende de un alfiler. A partir de ahora, "todo es girar y cruzar". El bolillo de la derecha monta sobre el de la izquierda y se gira en esa misma direcci¨®n. "Para hacer el gajo de un abanico se necesitan ocho o diez horas", calcula la profesora.
En los bolillos el tiempo no es oro. Ni siquiera cuenta: tan poco cunde la labor. Por eso, dice Nina, cada vez hay menos encajeras profesionales incluso en los lugares de mayor tradici¨®n. "En Almagro les sale a veinte duros la hora. No es un trabajo pagado".
La lentitud y la dif¨ªcil rentabilidad no frenan la creciente afici¨®n al bolillo: una cosa es distraerse con los palos y otra, ganarse la vida con ellos.
"Esto se puso de moda hace tres o cuatro a?os, y as¨ª sigue. Me imagino que este auge decaer¨¢, porque en los tiempos que corren se buscan cosas r¨¢pidas y ¨¦sta es muy lenta. Con el bolillo pasar¨¢ como con las sevillanas. Hace diez a?os todo el mundo aprendi¨® a bailarlas y ahora est¨¢n bastante olvidadas", pronostica la profesora.
-?Qu¨¦ ventaja tiene el bolillo frente a otras labores?
-Es mucho m¨¢s creativo. Se puede hacer lo que se quiera.
-?Le parece justo que la expresi¨®n hacer encaje de bolillos evoque complicaci¨®n? -S¨ª, aunque quien la usa suele desconocer la t¨¦cnica de esta labor. Pero es cierto que hacer bolillos es hacer filigranas.
Como la vida misma.
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