El poblado rumano de Fuencarral estrena por fin duchas y letrinas
Las 130 familias cuentan con un trabajador social que les ayuda en su atenci¨®n m¨¦dica
Las 130 familias rumanas que viven en el poblado de Malmea (Fuencarral) estrenaron el viernes, por fin, las duchas y las letrinas que les hab¨ªa prometido el Ayuntamiento despu¨¦s de que Unicef denunciase las paup¨¦rrimas condiciones en que viven estas familias y sus hijos. Ahora disponen de agua caliente para asearse y lavarse. La ¨²nica pega que ponen los inmigrantes es que los nuevos servicios quedan muy alejados de sus tiendas de campa?a.
Para ducharse o hacer sus necesidades fisiol¨®gicas, los inmigrantes tienen que desplazarse unos 300 metros desde sus tiendas, lo que les obliga a ir con el pelo mojado durante el trayecto. Las bajas temperaturas que ha registrado la capital en los ¨²ltimos d¨ªas las han notado especialmente los m¨¢s peque?os. "Los ni?os, tras ducharse, llegan tiritando a las tiendas de campa?a", se quejaba ayer una de las mujeres del poblado. "Deber¨ªan haberlas puesto m¨¢s cerca de las chabolas, ?verdad?", dec¨ªa otra.
Aseos diferenciados
Todas las duchas y letrinas se encuentran en m¨®dulos prefabricados de color blanco y marr¨®n. Una pegatina en la puerta de los servicios sirve para diferenciar los usuarios de las letrinas seg¨²n el sexo. En el de caballeros se lee hombres-balba. Justo al lado, otro m¨®dulo tiene un adhesivo similar con el mensaje mujer-dame.Las duchas est¨¢n abiertas de 9.00 a 11.00 y de 17.00 a 19.00; las letrinas, todo el d¨ªa. Son las horas en que los mayores se levantan de sus tiendas o vuelven de la calle tras haber vendido el peri¨®dico La farola, que proporciona a cada padre de familia entre 1.000 y 2.000 pesetas cada d¨ªa. "Con ese dinero es con el que intentamos comer y mantener a nuestras familias", explic¨® Tanase Vasile, un mec¨¢nico electr¨®nico que lleva cinco meses en la Malmea. Cada pareja tiene tres o cuatro bocas que alimentar. "Es un gran sacrificio para nosotros", agreg¨® Vasile.
Tras la denuncia de Unicef, el Ayuntamiento y el Ministerio de Educaci¨®n habilitaron las aulas de un colegio vac¨ªo, el Miguel Hern¨¢ndez (Latina) para escolarizar a los 200 ni?os de esta colonia, que nunca antes hab¨ªan pisado un aula. Desde entonces, un autocar les lleva a clase todos los d¨ªas. Ahora podr¨¢n ducharse para ir al colegio. "Me ha gustado mucho como me ca¨ªa el agua caliente por la cabeza", explicaba ayer Paule Mirela, una ni?a de ocho a?os que vive en este poblado desde hace dos meses.
En uno de los m¨®dulos prefabricados se ha instalado una peque?a oficina para que un trabajador sociosanitario ayude a los inmigrantes en caso de que necesiten ayuda m¨¦dica. "Ahora, si nos encontramos mal o nos duele algo, se lo comunicamos y ¨¦l nos indica el centro sanitario al que tenemos que acudir", contaba ayer, satisfecho, un inmigrante.
Todos coinciden en que el lugar ha ganado en higiene desde que se han instalado las doce letrinas. Y eso que el poblado est¨¢ rodeado por una escombrera. Hasta esta semana una ¨²nica fuente les abastec¨ªa de agua. Con todo, el n¨²mero de letrinas instaladas se aleja mucho de las treinta que les hab¨ªa prometido el Ayuntamiento de Madrid. A diferencia de las duchas, las letrinas permanecen abiertas todo el d¨ªa. Tienen duchas, s¨ª, pero a la mayor¨ªa les faltaba ayer dos productos b¨¢sicos: champ¨² y jab¨®n. S¨®lo unas cuantas familias dispon¨ªan de ambos art¨ªculos, que ced¨ªan sin pegas a los otros en un clima de solidaridad. "Ahora s¨ª que estamos en buenas condiciones, al menos estamos m¨¢s limpios. Se vive mucho mejor aqu¨ª que en Ruman¨ªa, donde no ten¨ªamos ni con qu¨¦ comer", narraba un padre de familia, mientras asaba unas chuletas en medio de la calle.
Dos coches de la Polic¨ªa Municipal vigilaban por la ma?ana, desde lejos, el poblado.
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