Gasolina m¨¢s cara

LA DECISI?N de los pa¨ªses productores de petr¨®leo de recortar la producci¨®n diaria en 1,7 millones de barriles, aprobada el martes pasado en Viena, ha desencadenado varias ondas de choque sobre los mercados. La primera es un s¨ªndrome de encarecimiento inmediato de las gasolinas y el gas¨®leo. Las autoridades energ¨¦ticas espa?olas, con el ministro de Industria, Josep Piqu¨¦, a la cabeza, dan por sentado que la subida del crudo puede traducirse en aumentos de hasta cuatro pesetas en el litro de gasolina en Espa?a. Si las previsiones de los pa¨ªses productores se confirman y el recorte de producci¨®n empuja el precio del barril a los 17 d¨®lares -super¨® ayer los 14 d¨®lares en el mercado de Londres-, los tiempos de materias primas baratas, uno de los s¨®lidos pilares de la desaceleraci¨®n inflacionista general, pasar¨ªan a la historia.En el caso de Espa?a, el impacto sobre la inflaci¨®n ser¨¢ evidentemente profundo, porque la econom¨ªa espa?ola incorpora costes energ¨¦ticos por unidad de producto m¨¢s elevados que sus competidores europeos. Pero la consecuencia m¨¢s importante de este encarecimiento del crudo ser¨¢ sin duda la confirmaci¨®n de que en Espa?a no existe realmente un mercado competitivo de gasolinas. El 80% de ese mercado est¨¢ controlado por dos grandes empresas, Repsol y Cepsa. Durante muchos a?os, la estrategia de ambas compa?¨ªas ha consistido en anclar sus precios a los precios m¨¢ximos calculados en funci¨®n de los precios internacionales; y cuando el Gobierno suprimi¨® los precios m¨¢ximos, el duopolio reaccion¨® comport¨¢ndose como si siguieran existiendo. Los precios se han movido acompasadamente con el coste del crudo. El resultado es que, mientras el abaratamiento del petr¨®leo se ha trasladado trabajosamente a los precios de las gasolinas, que han bajado en torno a seis pesetas en los ¨²ltimos 10 meses, su encarecimiento se vaya a trasladar r¨¢pidamente al bolsillo de los consumidores.

Es un hecho que la estructura de duopolio en Espa?a impide que exista una tensi¨®n a la baja de los precios. No hay empresas dispuestas a ganar cuota de mercado si bajan los precios m¨¢s all¨¢ de lo que permite el coste del petr¨®leo. Vuelven a desmentirse as¨ª los alardes oficiales de haber liberalizado los mercados, que confunde pertinazmente la posibilidad legal de que otras empresas puedan actuar en Espa?a con el hecho de que se den las condiciones de transparencia e igualdad de oportunidades para que sea rentable hacerlo. Mientras el Gobierno no entienda que la aut¨¦ntica liberalizaci¨®n es la mencionada en segundo lugar, no habr¨¢ competencia que pueda amortiguar el impacto del encarecimiento del petr¨®leo.

Pero si para los pa¨ªses consumidores, entre ellos Espa?a, el recorte de producci¨®n puede dificultar el control de la inflaci¨®n, para los pa¨ªses productores puede ser la clave que ayude a controlar sus d¨¦ficit y a pagar su deuda externa. No hay duda, por tanto, de que, a cambio de probablemente m¨¢s inflaci¨®n en los pa¨ªses consumidores, la decisi¨®n de la OPEP mejorar¨¢ las cuentas exteriores de los pa¨ªses productores. Sobre todo en Am¨¦rica Latina.