Todo le sonr¨ªe a Camacho
El seleccionador habla de algunos cambios en el equipo ante San Marino, entre la euforia general
Esta selecci¨®n gusta a la gente y se gusta a s¨ª misma. Los jugadores son conscientes de la repercusi¨®n que ha tenido la goleada ante Austria, del cambio operado en la atm¨®sfera que rodea al equipo nacional, del estilo de juego que acaban de inaugurar, un estilo plenamente ofensivo, sin complejos. La euforia es inevitable: todav¨ªa hoy se habla m¨¢s de lo sucedido el s¨¢bado que de la proximidad del encuentro del mi¨¦rcoles ante San Marino, una selecci¨®n irrelevante donde las haya. Sin embargo, se aprecia el inter¨¦s por terminar bien el trabajo. Todos quieren repetir la fiesta, juntarse para un partido m¨¢s, porque no volver¨¢n a verse las caras hasta mayo ante Croacia, en un amistoso.?Qu¨¦ jugador no se divierte jugando al ataque? ?se parece ser el secreto de esta selecci¨®n ahora mismo: s¨®lo se entrena para atacar. Y en el ataque participan ocho de los 11 jugadores. No hay medias tintas.
Es el caso de Guardiola, tan buen director dentro como fuera del terreno de juego. Guardiola se?al¨® con el dedo a Ra¨²l nada m¨¢s concluir la goleada ante Austria y el mensaje fue captado por todos los medios informativos: el capit¨¢n del Barcelona manifestaba ante la concurrencia su admiraci¨®n por la estrella del Madrid. Era una forma indudable de cohesionar el equipo nacional. El destino apenas ha reunido a Guardiola y Ra¨²l media docena de veces a lo largo de su carrera, pero la conexi¨®n entre ambos ha funcionado.
Guardiola y Ra¨²l
Ayer mismo, Guardiola era incapaz de recordar cu¨¢ntos partidos hab¨ªa jugado con el madridista. Sab¨ªa que muy pocos. "No s¨¦, cuatro o cinco, pero muchos menos he jugado con Fran y Valer¨®n". Era su forma de manifestar que con Fran y Valer¨®n habla el mismo lenguaje. Por eso este equipo reci¨¦n inaugurado quiere jugar un partido m¨¢s, necesita un partido m¨¢s: todos parecen seguros de que pueden repetirlo.Jos¨¦ Antonio Camacho, el seleccionador, trat¨® de controlar ayer la euforia de los medios informativos, sin demasiado ¨¦xito. Lo mejor del t¨¦cnico no est¨¢ en la sala de prensa. Habl¨® de la dificultad de un terreno de juego no demasiado bueno que impida a los espa?oles hacer el mismo tipo de juego que practicaron el s¨¢bado. Habl¨® de la relajaci¨®n que le sobreviene a un equipo ante un rival tan d¨¦bil como San Marino. Habl¨® de cambios en la alineaci¨®n. Solt¨® algunos topicazos, pero qued¨® en entredicho horas m¨¢s tarde, cuando el equipo se dispuso a entrenar en Rimini, localidad italiana costera con el Adri¨¢tico, situada a medio centenar de kil¨®metros de San Marino.En el entrenamiento, la selecci¨®n mostr¨® el mismo esp¨ªritu, la misma concentraci¨®n, que 48 horas antes. Fue la prueba inequ¨ªvoca de que esta selecci¨®n se siente a gusto.
Porque lo visto en las v¨ªsperas del choque ante Austria se repiti¨® ayer: esta selecci¨®n se entrena para jugar al ataque, sin precauci¨®n. Los jugadores repasaron algunos conceptos ensayados con anterioridad. Y son muy n¨ªtidos: el bal¨®n se desplaza en corto en el centro del campo, se toca deprisa y se buscan las bandas. No hay demasiadas precauciones: ocho hombres participan en la elaboraci¨®n de cada jugada ofensiva. Ocho de los 11 que tiene un equipo.
Presi¨®n
Naturalmente, la actitud del equipo no es contemplativa: se presiona sobre el contrario, se busca recuperar la pelota e iniciar el ataque. Siempre al ataque. Los conceptos defensivos apenas se tocan, salvo en lo que se refiere a la presi¨®n, donde debe intervenir todo el equipo. Si del entrenamiento hay que deducir una actitud general, la de la actual selecci¨®n espa?ola no admite dudas: este equipo s¨®lo se entrena para jugar mirando la porter¨ªa. Por eso no hay malos rollos, ni gestos de aburrimiento. Hasta la prensa reconoce que se divierte viendo el entrenamiento.Si esto es euforia, no hay porqu¨¦ temerla. La selecci¨®n lleg¨® al peque?o aeropuerto de Rimin¨ª casi en el anonimato. No hubo periodistas locales a la espera, ni p¨²blico deseoso de cazar aut¨®grafos. No hay presi¨®n ambiental, ni excesos en las declaraciones. Simplemente, buen ambiente, ganas de jugar otra vez m¨¢s y de hacerlo bien, lo que m¨¢s le puede gustar a un buen futbolista. Camacho ha descubierto los beneficios de la naturalidad: aqu¨ª juegan ahora los mejores, los que est¨¢n en forma, y deben jugar a gusto. Por tanto, no es la selecci¨®n de Camacho sino la selecci¨®n de los mejores. Por eso, si alg¨²n d¨ªa pierden, no perder¨¢ Camacho. No es mala f¨®rmula.
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