A caballo de la l¨ªnea 130
Unos 3.000 toxic¨®manos cogen a diario los autobuses de una l¨ªnea de la EMT para comrar droga en tres poblados
A Juanjo, el asiento del autob¨²s se le quedaba peque?o. No dejaba de moverse porque necesitaba una papelina de caballo (hero¨ªna). Iba a comprar las seis dosis de droga que consume cada d¨ªa. En su bolsillo no llevaba billete de autob¨²s, se hab¨ªa colado. Pero s¨ª escond¨ªa las 3.000 pesetas que le cuesta la droga. Este toxic¨®mano, de unos 30 a?os, se mont¨® a las 21.30 del lunes en uno de los autobuses de la l¨ªnea de la hero¨ªna, la 130. Pas¨® por delante del conductor como si no lo viera y no hizo el menor amago de pagar el billete.Juanjo cruz¨® el autob¨²s bajo la asustada mirada de otros viajeros. Los vaqueros le quedaban tan grandes que parec¨ªa que pod¨ªa meter las dos piernas en una pernera. Llevaba el pelo sucio, peinado hacia detr¨¢s. Su cara estaba llena de costras, rastros de heridas recientes. Cuando el autob¨²s se puso en marcha, su andar se torn¨® fr¨¢gil y debi¨® sujetarse en las barras de seguridad para no caerse sobre otros viajeros. Se sent¨® en la pen¨²ltima fila, inquieto. "Voy a pillar [comprar droga], ya me hace falta meterme. Yo no me pico [inyectarse], s¨®lo fumo la hero¨ªna y ya estoy de los nervios", explic¨®. Juanjo es uno de los 3.000 toxic¨®manos que, seg¨²n c¨¢lcula la Empresa Municipal de Transportes (EMT), utilizan la l¨ªnea 130 a diario para ir a uno de los tres hipermercados de la droga: La Rosilla, Las Barranquillas y La Celsa. Esta l¨ªnea une los distritos de Vic¨¢lvaro y Villaverde.
En los autobuses de la l¨ªnea 130 rige una ley no escrita: de la mitad hacia delante s¨®lo se sientan los viajeros "normales", seg¨²n los conductores. La mitad trasera es la zona de los toxic¨®manos, que consumen sus dosis sin recato en cualquier momento.
La mayor¨ªa de los drogadictos se cuela sin pagar y los conductores callan. "La empresa nos ha dicho que no les digamos nada, que son enfermos", asegura ?ngel, uno de los ch¨®feres. Estos empleados denuncian la precariedad de su trabajo. Dado su permanente contacto con los toxic¨®manos, la EMT ha lanzado una campa?a de vacunaci¨®n entre los conductores para evitar contagios de tuberculosis y hepatitis. Este lunes, hacia las diez de la noche, uno de los conductores de la l¨ªnea de la hero¨ªna, Fernando Melero, avisaba a un coche patrulla de la Polic¨ªa Nacional con una r¨¢faga de luces. Par¨® el veh¨ªculo en la cuneta y el patrulla se detuvo a su lado.
Los agentes subieron al veh¨ªculo y echaron a un toxic¨®mano que se hab¨ªa colado. "Al entrar me ense?¨® un abono transporte falsificado. Es intolerable que se cuelen siempre", recordaba poco despu¨¦s Melero. El viajero Juan Carlos, publicista de 30 a?os, contaba c¨®mo en una ocasi¨®n un toxic¨®mano apu?al¨® a otro dentro del autob¨²s por una calada de droga. El lunes, en uno de los coches de la l¨ªnea hab¨ªa un pu?al de madera tirado bajo los asientos. "Cada d¨ªa nos da m¨¢s miedo coger este autob¨²s", explicaba una se?ora de 55 a?os. Su amiga advert¨ªa: "Cualquier d¨ªa sucede una tragedia".
Tiempo atr¨¢s, uno de los conductores sufri¨® un ataque de histeria durante el recorrido al tratar de impedir que los toxic¨®manos se colaran. No resisti¨® m¨¢s. Par¨® su veh¨ªculo en Mercamadrid y se fue directo al hospital. Estuvo internado unos d¨ªas, seg¨²n explic¨® Melero. En la noche del pasado lunes se repet¨ªa una escena similar con distinto resultado. Un toxic¨®mano rubio y alto subi¨® al 130. No pag¨® su billete. ?ngel, el conductor, le llam¨® la atenci¨®n sin ¨¦xito. El rubio se sent¨® y sac¨® una papela (un trozo de papel de aluminio que conten¨ªa droga). Parapetado tras el respaldo del asiento delantero, quemaba el papel met¨¢lico e inhalaba el humo de la hero¨ªna con la cabeza gacha. La combusti¨®n produc¨ªa un olor fuerte y desagradable. Al llegar a La Rosilla, el chico rubio se guard¨® la droga. "Voy a pillar ", dijo al descender del veh¨ªculo. Juanjo se baj¨® despu¨¦s con un objetivo similar. "Voy a un sitio nuevo, se llama Las Parcelas", explic¨®.
Poco despu¨¦s, a las 22.15, cinco toxic¨®manos iniciaban el viaje de regreso. Sub¨ªan en la parada de Las Barranquillas con las dosis de droga reci¨¦n compradas. Las estrenaron en el mismo autob¨²s. Dos chicas se intercambiaban las papelas y fumaban por turnos. Un tercero le pidi¨® dos duros a otro para juntar las 130 pesetas del billete. Ninguno los encontr¨®. "?Bah, por dos duros...!". Y no pagaron. Una escena habitual en una l¨ªnea, de hero¨ªna y miedo, que no se detiene.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.