Protectorado en Kosovo: ?y despu¨¦s...?
Alush Gashi era un hombre bajo, enjuto y de ojos brillantes, un cirujano, alguien que sana a los dem¨¢s. Cuando nos conocimos en Pristina, me explic¨®, con disimulada pasi¨®n, en un ingl¨¦s excelente, lo que los albanokosovares pretend¨ªan conseguir con su movimiento de resistencia no violenta. Ahora est¨¢ muerto, asesinado por serbios enloquecidos que atacaban a la gente de forma indiscriminada. No le olvidar¨¦. Y no me olvidar¨¦ tampoco del profesor Fehmi Agani, con su traje gris y la astucia que da la vejez, que intent¨® negociar una v¨ªa pac¨ªfica para la independencia. Intento contactar con otros amigos y conocidos de Pristina, marcando todos sus n¨²meros de tel¨¦fono, pero las l¨ªneas est¨¢n muertas; y, tal vez, ellos tambi¨¦n. Hace unas semanas estaban vivos. Quiz¨¢ seguir¨ªan vivos si no hubi¨¦ramos empezado este bombardeo que supuestamente es para ayudarles. ?Significa eso que el bombardeo es un error? No necesariamente. El error es no haberlo hecho mucho antes. A Milosevic hab¨ªa que haberle parado los pies en oto?o de 1991, cuando envi¨® sus tropas a asediar la ciudad croata de Vukovar: pero nosotros, en Europa occidental, est¨¢bamos perdiendo el tiempo en Maastricht. En los a?os 90, como en los 30, una d¨¦cada de apaciguamiento finaliza en una guerra mucho m¨¢s extendida y peligrosa de lo que podr¨ªa haber sido en un principio. Durante siete a?os no hemos proporcionado ning¨²n tipo de ayuda eficaz a los esfuerzos estrictamente no violentos de gente como Alush Gashi y Fehmi Agani. S¨®lo les prestamos atenci¨®n cuando otros albanokosovares echaron mano de las pistolas. Luego nos pasamos otro a?o amenazando y con bravuconadas. "Espero que Milosevic est¨¦ escuchando, ¨¦sta es la ¨²ltima advertencia", dijo Robin Cook. Eso fue en junio de 1998. S¨ª, intentamos negociar una paz justa en Rambouillet. Pero, como ya sab¨ªan los romanos, si quieres paz, tienes que prepararte para la guerra. Y nosotros sab¨ªamos que en las ¨²ltimas semanas Milosevic hab¨ªa estado introduciendo manadas de tropas y polic¨ªa militar en Kosovo.?ste ha sido nuestro segundo gran error: empezar la campa?a sin estar preparados para continuarla con tropas de infanter¨ªa si Milosevic reaccionaba como lo ha hecho. Por supuesto, es muy f¨¢cil ser sabio a posteriori. Yo mismo pens¨¦ que se echar¨ªa atr¨¢s en el ¨²ltimo momento. Pero ha sido una irresponsabilidad no hacer planes para lo peor, que es con lo que ahora nos encontramos. En Serbia, el bombardeo ha unido a la gente en torno a la defensa de su pa¨ªs. Hace dos d¨ªas habl¨¦ por tel¨¦fono con un amigo liberal de Belgrado, un angl¨®filo y cr¨ªtico ac¨¦rrimo de Milosevic. Me dijo que estaban sentados en el s¨®tano, maldiciendo al man¨ªaco de Clinton y celebrando el derribo de un avi¨®n de la OTAN. El bombardeo ha "unido a toda la naci¨®n", me dijo. Si las personas como ¨¦l dicen ese tipo de cosas, ?qu¨¦ posibilidad hay de que los oficiales del Ej¨¦rcito se vuelvan contra Milosevic?
En Kosovo, las fuerzas serbias est¨¢n sacando brutalmente de sus casas a decenas, y puede que a estas alturas cientos de miles, de albaneses, que siguen al cuarto de mill¨®n de desplazados del ¨²ltimo a?o. Las informaciones que aportan los refugiados sobre ejecuciones sumar¨ªsimas son demasiado detalladas como para ser un simple rumor o una exageraci¨®n. Lo que no conocemos es la estrategia serbia. ?Se trata de una org¨ªa de terror y destrucci¨®n? ?Est¨¢ la acci¨®n concentrada, como algunos informes indican, en los baluartes regionales del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo? ?Es la preparaci¨®n de un posible reparto de la provincia entre serbios y albaneses, una posici¨®n de retirada de la que se ha hablado mucho en Belgrado en el ¨²ltimo a?o? ?O es que Milosevic cree de verdad que puede purificar ¨¦tnicamente a Kosovo y deshacerse de 1,8 millones de albaneses, el 90% de la poblaci¨®n, incluso bajo nuestras bombas? Sea cual sea el plan, se est¨¢ ejecutando con una velocidad incre¨ªble. A este ritmo, ni siquiera la potencia a¨¦rea m¨¢s sofisticada y concentrada lo podr¨¢ parar antes de que sean expulsados varios centenares de miles de kosovares m¨¢s y el desastre humanitario se haya convertido en una cat¨¢strofe total.
Ahora existen dos alternativas. Una de ellas es sencillamente seguir bombardeando y fingir que el fracaso es un ¨¦xito: un ejercicio orwelliano. La otra consiste en prepararse r¨¢pidamente para enviar tropas de infanter¨ªa. Aun teniendo en cuenta las espantosas dificultades del terreno monta?oso, las carreteras minadas, los pa¨ªses reticentes que hay que atravesar, la intranquilidad de los aliados y, sobre todo, las inevitables v¨ªctimas, muy a mi pesar tengo que decir que, si las cosas no mejoran, esto ser¨¢ un mal menor dentro de pocos d¨ªas. Si entramos cuando la mayor¨ªa de los albaneses siguen ah¨ª, Kosovo no ser¨¢ el "Vietnam europeo", porque la mayor¨ªa de la poblaci¨®n -los vietnamitas, por as¨ª decirlo- estar¨¢n de nuestro lado. (Sin embargo, nuestras fuerzas tambi¨¦n tendr¨¢n que intentar evitar que los albanokosovares tomen venganza contra serbios inocentes).
El objetivo pol¨ªtico deber¨ªa ser hacer de Kosovo un protectorado internacional, como habr¨ªa sido de hecho si los serbios hubieran firmado el acuerdo de Rambouillet. Deber¨ªamos intentar conseguir involucrar al mayor n¨²mero de pa¨ªses posible, incluida Rusia, que es crucial. Lo ideal ser¨ªa que se convirtiera en una administraci¨®n fiduciaria de Naciones Unidas, tal y como se contempla en la carta de la ONU. Frente a la objeci¨®n evidente de que estar¨ªamos invadiendo un Estado soberano, se podr¨ªa alegar que Kosovo era parte constituyente de la antigua Yugoslavia, una rep¨²blica en todo salvo en el nombre, y que la comunidad internacional ya ha reconocido el derecho de las rep¨²blicas a constituir entidades pol¨ªticas separadas. Con el tiempo, pero s¨®lo tras un periodo como protectorado, podr¨ªa convertirse en la Rep¨²blica soberana de Kosovo, o Kosova (con a, que es como se escribe en alban¨¦s).
?ste ser¨¢ un enorme compromiso, a?adido al protectorado que ya existe en Bosnia. Pero la realidad es a¨²n m¨¢s inquietante. Si Milosevic pierde Kosovo, puede que los serbios acaben por perder la paciencia con ¨¦l. Pero el a?o pasado en Belgrado no pararon de avisarme de que lo que acechaba despu¨¦s de Milosevic podr¨ªa ser peor al principio, con el acceso al poder de un personaje de un nacionalis-
mo extremista como Vojislav Seselij. En el mejor de los casos, ser¨ªa una Serbia Weimar, aderezada con un sentimiento de revancha. En el peor, se convertir¨ªa en un Estado rebelde, como Libia o Irak. Al otro lado, al este de Kosovo, se encuentra un Estado fracasado: Albania. No nos podr¨ªamos responsabilizar de los albaneses de Kosovo sin hacer algo por la madre patria, derrumbada, en quiebra y en estado de semianarqu¨ªa. Al sur de Kosovo se encuentra Macedonia, un pa¨ªs dividido e inestable, con al menos una cuarta parte de poblaci¨®n albanesa. Al norte se encuentra el peque?o Estado de Montenegro, el otro miembro de la Rep¨²blica Federal de Yugoslavia, que intenta consolidar su propia autonom¨ªa frente a Serbia. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si Milosevic, o su sucesor, centraran su atenci¨®n en aplastar Montenegro?Los problemas no se detienen ah¨ª. He pasado los ¨²ltimos d¨ªas en la capital de uno de nuestros nuevos aliados de la OTAN, Hungr¨ªa, que es el vecino inmediato de Serbia por el norte. A las dos semanas de unirse a la OTAN, Hungr¨ªa se ha visto involucrada en una guerra con su vecino. Y a¨²n peor, en Serbia viven m¨¢s de 350.000 personas de origen h¨²ngaro (en Voivodina, que, al igual que Kosovo, era una provincia aut¨®noma de la antigua Yugoslavia). As¨ª que los nuevos aliados de Hungr¨ªa tambi¨¦n est¨¢n bombardeando h¨²ngaros. Me encontr¨¦ a los l¨ªderes h¨²ngaros enormemente preocupados. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si los refugiados empezaran a traspasar en masa su frontera? ?Qu¨¦ pasar¨ªa si el nacionalismo serbio se volviera contra los h¨²ngaros de Voivodina? Despu¨¦s, en mi hotel de Budapest, me abord¨® una encantadora pareja procedente de otro aliado de la OTAN, Grecia. Me dijeron que los ataques son una locura. Simpatizan con los serbios.
En resumen, todo esto afecta no s¨®lo a una provincia de dos millones de personas que sufren, sino a toda una regi¨®n. Implicar¨¢ un compromiso internacional durante al menos diez a?os, involucrar¨¢ decenas de miles de militares y civiles, y exigir¨¢ un gasto de centenares de miles de millones de pesetas. Pero ?cu¨¢l es la alternativa? La alternativa es permitir la derrota de la m¨¢s poderosa alianza de las democracias de la historia en su quincuag¨¦simo aniversario, y dejar que se masacren inocentes. Es Srebrenica elevado a la en¨¦sima potencia. ?ste es el l¨ªo en que nos hemos metido. ?ste es el legado de una d¨¦cada de apaciguamiento. ?ste es el precio, en su sentido m¨¢s profundo, que los europeos occidentales tenemos que pagar ahora por habernos enga?ado hace diez a?os, cuando acab¨® la guerra fr¨ªa, y pensar que podr¨ªamos seguir ocup¨¢ndonos de nuestros patios traseros sin enfrentarnos a la responsabilidad que tenemos para con toda Europa.
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