Gol serbio
Una de las formas m¨¢s notables de combatir el insomnio ha sido hasta ahora, para m¨ª, escuchar por la radio las declaraciones de los futbolistas. Nada m¨¢s sopor¨ªfero que los balbuceos o las peroratas carentes de sentido, compromiso y af¨¢n por la verdad de esos ¨ªdolos que (con contadas excepciones, claro est¨¢) parecen deberse a todo el mundo: el club (sin¨®nimos: la camiseta, los colores), el presidente del club, el entrenador, los compa?eros (sin¨®nimo: el vestuario), el p¨²blico. Todo, antes que dar la cara.Y hete aqu¨ª que algunos de esos deportistas pol¨ªticamente incoloros, inodoros e ins¨ªpidos, que (en magistrales palabras de Joan Barril en El Peri¨®dico) "s¨®lo muy de tanto en tanto, si tienen la posibilidad de alinearse en sus selecciones nacionales, sienten la afirmaci¨®n incruenta de un nacionalismo deportivo m¨¢s reactivo que otra cosa", reaccionan ante los bombardeos de la OTAN a su pa¨ªs, se manifiestan y hablan por los codos. Comprensible la actitud de los futbolistas serbios: incluso admirable, si me apuran, aunque m¨¢s lo ser¨ªa que corrieran junto a sus familias, rompiendo sus contratos para socorrer a su patria en estos momentos, convirti¨¦ndose en blanco de las bombas aliadas y/o colaborando en el exterminio del enemigo ¨¦tnico. Podr¨ªan partir liderados por Mijatovic, que acaba de justificar a su l¨ªder Milosevic porque los suyos "no han podido aguantar la enorme presi¨®n de albaneses kosovares que empezaron a formar sus familias y, en lugar de tener dos o tres hijos, empezaron a tener 10 o 15 hijos cada familia...". Dice Mijatovic que en una guerra no todo es pegar tiros, y que desde aqu¨ª puede hacer m¨¢s por su pa¨ªs. Tal vez tenga raz¨®n: hay un mont¨®n de gente con el cerebro sorbido por el f¨²tbol. Su Milosevic lo sabe, porque es un perfecto manipulador de las emociones de un pueblo desinformado.
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