El elevado precio de la independencia
El edificio es viejo, m¨¢s bien antiguo. Una de aquellas construcciones de principios de siglo que se caen a trozos por falta de mantenimiento. Al cruzar el portal, lo primero que llama la atenci¨®n es que la escalera no tiene luz. Hay que subir a oscuras. Tres de los cuatro pisos del bloque est¨¢n alquilados a dos se?oras mayores, una viuda y un matrimonio que ronda la treintena. En el restante, tiene fija su residencia temporal Meritxell Ricart, que es joven y vive sola. Txell, como prefiere que la llamen, lleva un a?o en esta vivienda situada en la poblaci¨®n barcelonesa de Montcada i Reixac. Cuando lleg¨® tuvo que amueblar la casa, porque "estaba limpia". Poco a poco, con los muebles que ten¨ªa y los que le han ido dando sus hermanos y amigos, esta joven ha decorado las altas habitaciones del que, por ahora, es "su piso". A pesar de todo, no se ha librado de comprar una cocina nueva, porque se encontr¨® un hueco en su lugar. Txell es una m¨¢s entre los miles de j¨®venes que viven en pisos de alquiler. Ella, que ya tuvo un "pisito muy peque?o y muy triste" que dej¨® en manos de su anterior pareja, paga 40.000 pesetas al mes por tres habitaciones, una cocina, un cuarto de ba?o y un comedor. Es el precio de su libertad. A sus 22 a?os, esta joven vive totalmente independizada de sus padres. Al no tener un contrato fijo se ve obligada a hacer "equilibrios" para llegar a final de mes, pero su modo de vida "le compensa", seg¨²n asegura. La situaci¨®n de los j¨®venes que pretenden vivir en un piso, ya sea de alquiler -en la mayor¨ªa de los casos- o en una vivienda propia, es complicada. El elevado ¨ªndice de desempleo y la precariedad laboral que padece este segmento de la sociedad hace dif¨ªcil su acceso a un domicilio propio. Sin n¨®mina fija o sin trabajo no hay piso. Es un pez que se muerde la cola. Y si a esto le a?adimos que Barcelona est¨¢ situada a la cabeza de las ciudades donde el metro cuadrado es m¨¢s caro, la cosa se torna casi un imposible. Para intentar romper esta din¨¢mica, el Ayuntamiento de Barcelona, a trav¨¦s del Patronato Municipal de la Vivienda, puso en marcha el a?o pasado una iniciativa innovadora. Se trata de la construcci¨®n, en diferentes zonas de la capital catalana, de una serie de edificios con pisos exclusivamente de alquiler para j¨®venes a unos precios asequibles, unas 32.000 pesetas de media al mes. El proyecto, denominado Les vores del cintur¨®, pondr¨¢ a la disposici¨®n de menores de 31 a?os un total de 431 viviendas, que sus futuros inquilinos podr¨¢n disfrutar a partir del pr¨®ximo mes de mayo. Pero esta promoci¨®n est¨¢ lejos de satisfacer la demanda realmente existente. Buena prueba de ello son las 6.500 llamadas solicitando informaci¨®n -que se concretaron en m¨¢s de 2.600 inscripciones formales- recibidas por el Patronato cuando este organismo hizo p¨²blica su iniciativa. El presidente de esta instituci¨®n, el concejal Eugeni Forradellas, asegura: "La ¨²nica manera de retener a los j¨®venes en la ciudad es ofrecerles acceso a la vivienda, y el alquiler es una buena herramienta para ello". Facilitar la compra Por su parte, el sindicato juvenil Avalot, integrado en UGT, apuesta por facilitar las condiciones de compra de inmuebles para j¨®venes con ingresos bajos y contratos temporales. El cooperativismo y la autoorganizaci¨®n son los ejes del proyecto. "Los j¨®venes trabajadores hemos de tomar la iniciativa para conseguir que se respete un derecho b¨¢sico y universal, que es el derecho a la vivienda", afirma Francesc Albiol, secretario general de la formaci¨®n. La propuesta de este sindicato juvenil, aprobada en su primera asamblea nacional, subraya que esta promoci¨®n estar¨ªa destinada a aquellos cuyos ingresos ponderados anuales no superasen en 2,5 veces el Salario M¨ªnimo Interprofesional. Un l¨ªmite que tambi¨¦n deben cumplir los beneficiarios del proyecto de Les vores del cintur¨®. Aprovechando la "buena relaci¨®n calidad-precio" que ofrec¨ªan las viviendas de Qualitat d"Habitatge Social, promotora respaldada por el sindicato UGT, Raquel Segura y Jos¨¦ Mar¨ªa Jara, de 23 y 26 a?os, respectivamente, decidieron que hab¨ªa llegado el momento de adquirir su propio domicilio. Tras depositar una entrada de 4 de los 16 millones que vale el piso, se han reservado 80 metros cuadrados con aparcamiento y cuarto trasero en El Prat de Llobregat. "A pesar de las ayudas de la Administraci¨®n, los precios siguen siendo excesivos", comentan, tras confesar que han dado este paso porque ambos trabajan con contratos indefinidos. Si bien nadie niega la necesidad de facilitar el acceso de los j¨®venes a la vivienda, cuando se habla de c¨®mo hacerlo se rompe la unanimidad. Mientras el Patronato Municipal de la Vivienda apuesta por el alquiler como mejor m¨¦todo, los sindicatos prefieren financiar la compra del inmueble a trav¨¦s de promociones especiales. "Hay una visi¨®n de tener la vivienda como un valor econ¨®mico, como una inversi¨®n, y debemos cambiar esa mentalidad fomentando un parque municipal de pisos de alquiler", afirma Forradellas. Frente a esta filosof¨ªa de promover el alquiler, Txell Ricart comenta: "Cada mes, cuando pagas el alquiler, tienes la sensaci¨®n de estar tirando el dinero". Ella, que para conservar su independencia ha tenido que "bajar" su nivel de vida, confiesa que "le encantar¨ªa comprarse un piso".
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