El Cervantes compra un centro hist¨®rico para su sede en Nueva York
El conjunto, de cuatro edificios, ha costado 1.400 millones
El Instituto Cervantes ha adquirido por nueve millones de d¨®lares (casi 1.400 millones de pesetas) un singular conjunto de cuatro edificios con un jard¨ªn interior, que data del a?o 1870, para establecer su nueva sede en Nueva York. Este emplazamiento viene a satisfacer una urgente necesidad de espacio y visibilidad para el Cervantes en una de las m¨¢s importantes capitales hispanas del mundo.
La futura sede del Instituto Cervantes en Nueva York es un enclave protegido oficialmente por su valor hist¨®rico-art¨ªstico, situado en pleno centro de Manhattan; casualmente, linda, puerta con puerta, con el restaurante espa?ol del tenor Pl¨¢cido Domingo, en la calle 49.La operaci¨®n se cerr¨® a finales de marzo, culminando una b¨²squeda de varios a?os durante la cual el Instituto permaneci¨® en un piso alquilado, con graves restricciones de espacio. "Necesit¨¢bamos el edificio para no depender de otras instituciones y aumentar nuestra visibilidad", dice Mar¨ªa Lozano, directora del Cervantes en Nueva York. "Tenemos que crear una imagen de marca de Espa?a".
Seg¨²n Lozano, el presupuesto del Cervantes no contemplaba un gasto tan elevado, pero dos factores hicieron posible la operaci¨®n: la venta de un antiguo solar, por seis millones de d¨®lares, de cuando el Cervantes era a¨²n Casa de Espa?a, y el mandato pol¨ªtico, "procedente de Moncloa", de que el Instituto necesitaba una sede digna.
El c¨®nsul espa?ol en Nueva York, Emilio Casinello, asegura que era una operaci¨®n improrrogable, porque "el Cervantes es una instituci¨®n de vanguardia que ha de tener una sede propia, y la que se ha comprado es un sitio muy adecuado para su p¨²blico, que es el profesional medio y no s¨®lo el estudiante primerizo".
Hasta ahora el Instituto Cervantes hab¨ªa estado en clara desventaja respecto a los otros centros de difusi¨®n de la cultura y el idioma espa?ol en Nueva York: el Spanish Institute (una entidad privada estadounidense) y el Centro Rey Juan Carlos I (dependiente de la New York University, inaugurado en 1997). Desde 1991 ocupaba un octavo piso en la calle 42 donde no ten¨ªa sitio para su biblioteca de 60.000 vol¨²menes ni para celebrar la mayor¨ªa de sus actividades. Ahora el Cervantes tendr¨¢ otra instituci¨®n con la que colaborar: el restaurante Domingo, que est¨¢ en la puerta de al lado. "Pl¨¢cido Domingo dar¨¢ el do de pecho en la inauguraci¨®n del nuevo Cervantes, que deber¨ªa celebrarse a principios del a?o 2000", asegura Casinello.
El Amster Yard, como se conoce al edificio reci¨¦n adquirido en las gu¨ªas de arquitectura, naci¨® en 1870 como casa de postas, y desde all¨ª part¨ªan las diligencias de caballos en direcci¨®n a Boston. En 1945 fue remodelado por el arquitecto Harold Sterner para dar lugar a un conjunto de viviendas y comercios. Se trata de cuatro edificios de dos, tres y cuatro alturas, con 1.500 metros cuadrados en total y con un jard¨ªn en medio de 600 metros cuadrados que es un verdadero oasis en el centro de Manhattan.
"Queremos que sea un sitio donde la gente venga a estudiar o a usar la biblioteca y luego se quede", dice Lozano. Actualmente, unas mil personas al a?o reciben clases de espa?ol en el Cervantes de Nueva York, cifra que se espera aumente considerablemente. El comienzo de las obras es inminente, y podr¨ªa suponer una inversi¨®n adicional de 70 millones de pesetas como m¨ªnimo. El acondicionamiento pasa por la uni¨®n de dos de los edificios para hacer un auditorio de 100 plazas.
Babelia
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