Ocupaci¨®n y protectorado

Habr¨¢ ocupaci¨®n militar de la OTAN, y de algunas otras fuerzas bajo su mando, en Kosovo. Y por muchos a?os. La habr¨¢ porque, en caso contrario, Europa se condenar¨ªa en el siglo pr¨®ximo a convulsiones pol¨ªticas, sociales y militares como las habidas en el que ahora se acaba. Sin duda, la defensa de Europa, de sus principios y los valores que rigen nuestra convivencia nos va a salir muy cara. En espanto, en dinero, en esfuerzo pol¨ªtico y posiblemente en bajas militares. Con seguridad m¨¢s cara que si todos hubi¨¦ramos sido conscientes, hace a?os, en 1992 quiz¨¢s, de que la convivencia con un r¨¦gimen como el de Slobodan Milosevic es inviable a medio plazo.Ahora Milosevic y la OTAN ya han cruzado el rubic¨®n, cada uno en su sentido. El l¨ªder serbio dif¨ªcilmente puede ya convencer al mundo de que, despu¨¦s de lo sucedido, su mera supervivencia es compatible con la credibilidad y autoridad de la alianza de democracias occidentales. Una de las dos partes enfrentadas hoy en los Balcanes tiene que perder. Si, como es m¨¢s que probable, pierde Milosevic, debe acabar en una prisi¨®n, juzgado por los propios serbios o por un tribunal internacional. Si la alianza no consigue que esto sea as¨ª, quedar¨¢ tocada de muerte.

Todos, serbios incluidos, sufrir¨ªan las consecuencias de esta quiebra. Tambi¨¦n Rusia, que puede estar inquieta pero ante todo por los da?os que ha sufrido por culpa del genocida al que han querido proteger por un lado y reeducar por el otro. La gran Rusia est¨¢ humillada, pero en primer lugar por su incapacidad de influir sobre un r¨¦gimen, el de Belgrado, al que detesta. Y por su impotencia para doblegar a Milosevic, al que desprecia por el desprecio que demuestra ¨¦ste hacia la suerte de su propio pueblo. Rusia es un pa¨ªs demasiado grande y s¨®lido como para seguir en su aventurerismo suicida a un s¨¢trapa balc¨¢nico empe?ado en secuestrar el porvenir de su pueblo. Lo dem¨¢s es preocupaci¨®n por el refuerzo de la presencia de EEUU en Europa y ret¨®rica para consumo interno.

Los ej¨¦rcitos norteamericano, europeos y muy probablemente ruso han de hacer planes r¨¢pidos para su intervenci¨®n terrestre y proyectos a largo plazo para instalarse all¨ª. Son los da?os inevitables de 10 a?os de tolerancia hacia un r¨¦gimen ya definitivamente intolerable. Las tropas internacionales terrestres entrar¨¢n en Kosovo porque lo acepta un Milosevic derrotado, porque le obliga a ¨¦ste a aceptarlo el Ej¨¦rcito serbio, que s¨ª se considera garante del futuro de la naci¨®n m¨¢s all¨¢ del destino personal del l¨ªder, o porque las destruidas defensas serbias dejan de suponer ese "ambiente hostil" que har¨ªa dif¨ªcil y costosa en vidas humanas la toma del Kosovo por parte de la OTAN, necesaria para que sus habitantes puedan regresar a sus hogares. Milosevic tiene que perder. Queda por dilucidar lo que costar¨¢ a las democracias la victoria.