Virus
El invierno pasado mucha gente cogi¨® un catarro -a lo mejor lo llamaban gripe- y a¨²n les dura. O no fue exactamente as¨ª porque lo cogieron al regreso del veraneo: justo al reintegrarse a su trabajo.Hubo quien lo pas¨® francamente mal. Los s¨ªntomas eran muy variados. A partir del estornudo, cualquier cosa pod¨ªa suceder: dolores de cabeza, sudores fr¨ªos, tiritonas, calenturas que iban y ven¨ªan, malestar generalizado e inconcreto, mal humor, depresi¨®n. Buena parte de los m¨¦dicos atribu¨ªa estas alteraciones a un virus desconocido para el que a¨²n no se hab¨ªa encontrado remedio. Otra caracter¨ªstica era que de repente y por las buenas -es decir, sin causa que lo justificara- el enfermo se encontraba bien, "como nuevo" -dec¨ªa expresivamente-, y a las horas o quiz¨¢ a los d¨ªas, otra vez de s¨²bito y tambi¨¦n sin causa que lo justificara volv¨ªa a encontrarse mal.
El virus... Virus maligno, venido del averno, la madre que lo pari¨®.
Uno, sin embargo, tiene sus experiencias, luego contrastadas con diversos cong¨¦neres que conocieron parecidas sensaciones. Un servidor se pon¨ªa a estornudar con una intensidad y una fruici¨®n propias de quien compite para el campeonato mundial del estornudo, y al cabo de un rato, ni estornudaba, ni moqueaba, ni nada, y se quedaba tan serrano. Digamos las circunstancias: abr¨ªa el ordenador y se produc¨ªan los estornudos; cerraba el ordenador y recuperaba la paz.
Se ha celebrado en Madrid, organizado por el Ayuntamiento, un simposio titulado El edificio y su medio ambiente, donde el especialista portorrique?o Carlos Gonz¨¢lez Boothby expuso "el s¨ªndrome del edificio enfermo". Se refer¨ªa a los llamados edificios inteligentes, que -seg¨²n su testimonio- ocasionan al personal jaquecas, irritaciones de ojos y garganta, incluso de piel, mareos y fatiga. Y se debe a defectos en la ventilaci¨®n.
Afirma el especialista que hongos y bacterias anidan en los sistemas de climatizaci¨®n y es dif¨ªcil limpiarlos pues los conductos son de fibra de vidrio: un material poroso que retiene los contaminantes. La soluci¨®n -entiende- ser¨ªa sellar estos poros, recubrir las superficies o sustituir los conductos por otros de chapa lisa e impoluta. Y, por supuesto, arbitrar por parte de la empresa propietaria un sistema racional y permanente de mantenimiento.
Muy optimista es el experto portorrique?o. Pero por ah¨ª habr¨¢ que ir.
Un servidor desear¨ªa saber qu¨¦ efectos causan en el usuario y en el medio ambiente las radiaciones que evidentemente emite el ordenador. No es que le tenga malquerencia al artilugio y aproveche ahora para tirarle una andanada. Antes bien, el ordenador inform¨¢tico hace un gran servicio, facilita el trabajo de archivo, c¨¢lculo y escritura. Pero resulta sospechoso que en cuanto lo abre y se pone a trabajar, al usuario empiecen a sucederle percances, se le solivianten las miserias corporales, y si est¨¢ en una oficina y hay m¨¢s aparatos en la estancia, toda ella se enrarezca, el ambiente tome tonos de epidemia y se cargue de electricidad. A todos nos ha ocurrido alguna vez que al abrir una ventana o al darle la mano a un compa?ero salten chispas.
El Ayuntamiento de Madrid aprob¨® una ordenanza sobre conservaci¨®n y rehabilitaci¨®n de la edificaciones, y siguiendo sus directrices ha programado una inspecci¨®n t¨¦cnica que sin duda es necesaria. M¨¢s vale prevenir que lamentar el derrumbe de una casa o la ca¨ªda de una cornisa encima de los inocentes viandantes. Por supuesto que la inspecci¨®n no incluye la situaci¨®n medioambiental de los interiores -ni quiz¨¢ le corresponda al Ayuntamiento-, pero no estar¨ªa de m¨¢s. A fin de cuentas va en ello la salud de los ciudadanos.
Se propone aqu¨ª que la inspecci¨®n ampl¨ªe sus cometidos a los sistemas de climatizaci¨®n y ventilaci¨®n, a los efectos medioambientales que producen los ordenadores y otros artefactos, de haberlos en el edificio. Y que se premie a los responsables de su uso y conservaci¨®n si los tienen en divina forma. El premio ser¨¢ una estatua. En el caso de los edificios particulares, el Ayuntamiento erigir¨¢ una estatua al presidente de la comunidad de vecinos, en reconocimiento a su labor y para ejemplo de generaciones venideras.
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