La embestida de un herb¨ªvoro
"?Qu¨¦ se hace con un toro antes de que den las cinco de la tarde?", se pregunta el ganadero Leopoldo de la Maza. "Bueno, antes era a esa hora", corrige r¨¢pido por aquello de no extenderse en lirismos. La pregunta, de hecho, es algo m¨¢s que ret¨®rica. En realidad, ¨¦ste el interrogante que desde el 9 de abril hasta el pr¨®ximo domingo intenta resolver la segunda edici¨®n de la Feria del Toro."Aqu¨ª hay un artista, otro artista y un cateto de pueblo", contin¨²a el ganadero, de 72 a?os, en funciones de introductor. ?l es,adem¨¢s, conde y, desde hace una semana, comisario de la II Feria Mundial del Toro. En frente se sienta el dramaturgo Salvador T¨¢vora y a su izquierda el rejoneador ?ngel Peralta. Tambi¨¦n est¨¢ el director comercial de FIBES, que gestiona el Palacio de Congresos donde se celebra la feria, Jos¨¦ Manuel del R¨ªo. ?l no entra en la presentaci¨®n.
"El mundo del toro moviliza el 1,5 % del producto interior bruto del pa¨ªs y gracias a ¨¦l se conservan cerca de 300.000 hect¨¢reas de dehesa", dice este ¨²ltimo. La intenci¨®n de los datos ofrecidos no es otra que servir un ligero apunte sobre la importancia econ¨®mica y ecol¨®gica que justifica al toro de lidia.
Pero hay m¨¢s. "Se trata de dar a conocer un acontecimiento en su integridad. Un mundo que tiene que ver con la historia sociocultural de Espa?a y, por extensi¨®n, de la cultura mediterr¨¢nea", comenta Salvador T¨¢vora. El espect¨¢culo dirigido por ¨¦l, que bajo el t¨ªtulo Los toros en 1830 se representa diariamente, es un recorrido por la historia casi oculta de "un arte", dice.
"Hay que tener en cuenta que la primera partida que reglamentaba el toreo a caballo data de Alfonso X El Sabio. Desde entonces, todo ha cambiado de forma incre¨ªble y esto es completamente desconocido hasta para los propios aficionados", afirma ?ngel Peralta, el centauro de la Marisma, que a sus 73 a?os se niega a la retirada. Para ¨¦l, es el protagonismo del espect¨¢culo de T¨¢vora.
Sin embargo, y de nuevo, hay m¨¢s. Y ese algo m¨¢s es el toro. "Ning¨²n animal de la creaci¨®n, salvo el toro, mata para otra cosa que no sea comer. El toro, merced a un elaborado trabajo de selecci¨®n, embiste. Estamos hablando de un animal herb¨ªvoro", suelta rotundo De la Maza. "El toro es la sublimaci¨®n de la muerte. Ahora vivimos en una cultura de pl¨¢stico que ignora la muerte. La fiesta est¨¢ ah¨ª para afrontar el hecho de la existencia", replica el dramaturgo. Acto seguido, el mismo T¨¢vora puntualiza: "La oportunidad de esta feria es explicar todo esto y ense?ar a aficionados y legos que la fiesta es otra cosa que el simple sacrificio de un animal. Hay que ense?ar esa poes¨ªa f¨ªsica que ocurre antes de la corrida. El trabajo en el campo, los garrochistas, las faenas de acoso y derribo...". Y, en efecto, la feria cumple ese recorrido: al lado de los cerca de 200 expositores comerciales se exhiben toros bravos, se muestran las labores de campo, se tientan vacas y se celebra un concurso de acoso y derribo, entre otras actividades. Adem¨¢s de los 75.000 metros cuadrados de exposici¨®n (que incluyen la plaza cubierta), unos corrales y un corredero o manganda de un kil¨®metro, ambos exteriores, son los espacios habilitados.
"Todo ello es necesario para comprender algo que est¨¢ en constante evoluci¨®n", apunta Peralta. T¨¢vora acude sol¨ªcito: "Adem¨¢s, el futuro de la fiesta siempre estar¨¢ en manos del pueblo". "Merim¨¦e en una de sus cartas", contin¨²a, "dijo tras visitar una corrida: "Fui dispuesto a cerrar los ojos cuando viera sangre. Ahora no puedo visitar Espa?a sin ver sangre". La sangre era ya otra cosa. Pues eso es la fiesta".
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