El AVE de Bono
Se hicieron la foto como si fueran Porthos, Atos y Aramis, pero all¨ª no estaba D'Artagnan. Puede que ni siquiera le invitaran a entrelazar sus manos como buenos mosqueteros porque Ruiz-Gallard¨®n, Bono y Zaplana tratan al ministro Arias-Salgado como si fuera un paleto gasc¨®n. La instant¨¢nea del martes de los presidentes de Madrid, Castilla-La Mancha y Valencia pone de relieve el poder creciente que las comunidades aut¨®nomas tratan de ejercer por encima de los designios del Gobierno central. Poder que Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco ya ven¨ªan imponiendo desde hace tiempo con una metodolog¨ªa en ocasiones perversa y que est¨¢ llamado a constituir un nuevo orden pol¨ªtico en nuestro pa¨ªs. Los tres mandatarios regionales un¨ªan sus fuerzas esta vez para impulsar la construcci¨®n de un tren de alta velocidad que una las tres comunidades. Este proyecto, que interesa sobremanera en Valencia para frenar el empuje de la colonizaci¨®n econ¨®mica de Catalu?a, encontr¨® la mejor respuesta en Madrid, donde, adem¨¢s de existir una intensa relaci¨®n con Levante en materia de negocios, hay v¨ªnculos tur¨ªsticos y afectivos muy arraigados. Para cientos de miles de madrile?os, las costas levantinas son su segunda casa, y la perspectiva de poner la playa a una hora y cuarto de Madrid por tren tiene un atractivo incuestionable. De ah¨ª el buen entendimiento inicial de Alberto Ruiz-Gallard¨®n y Eduardo Zaplana, que hace seis meses escenificaban el primer apret¨®n de manos para disgusto del titular de Fomento, que lo interpret¨® como un brindis al sol a espaldas suyas. La idea inicial del ministerio era la construcci¨®n de un enlace ferroviario de velocidad alta, que permitiera a los trenes viajar a 220 kil¨®metros hora. Un proyecto en el que el Gobierno central estaba dispuesto a invertir 200.000 millones. En cambio, extender una l¨ªnea de alta velocidad en la que puedan rodar los trenes a 350 kil¨®metros hora, como pretenden los presidentes auton¨®micos, cuesta el doble. El premio por ese gasto a?adido es una hora menos de viaje entre Madrid y Valencia. Una hora que Ruiz-Gallard¨®n y Zaplana quer¨ªan ganar como fuera y para lo que mostraron su disposici¨®n de poner encima de la mesa los 200.000 millones restantes. Jos¨¦ Bono, en cambio, se hac¨ªa el loco. Con el intachable argumento de que el AVE a Sevilla se construy¨® ¨ªntegramente con dinero del Estado y de que as¨ª estaba igualmente previsto que se financiara el AVE a Barcelona, el presidente castellano-manchego dejaba dicho, alto y claro, que ¨¦l nunca meter¨ªa un duro de los suyos en el AVE a Valencia. Bono, as¨ª, permit¨ªa que Ruiz-Gallard¨®n y Zaplana tiraran del carro haci¨¦ndose el sieso como si el proyecto le resbalara, cuando, pol¨ªticamente, pod¨ªa rentabilizarlo como el que m¨¢s. Tipo listo donde los haya, don Jos¨¦ sabe que, sin su benepl¨¢cito, ese AVE no puede levantar el vuelo porque el setenta por ciento del recorrido discurre por Castilla-La Mancha. Esper¨® paciente a que sus hom¨®logos de Madrid y Valencia le llamaran para as¨ª negociar las condiciones en posici¨®n de fuerza. De mostrarse fr¨ªo y distante, pas¨® a encabezar la manifestaci¨®n. El martes proclamaba con entusiasmo que ese tren ya no lo paraba nadie ni ten¨ªa marcha atr¨¢s. Entusiasmo que revela el haber dejado muy claro que ser¨¢ ¨¦l quien tenga la ¨²ltima palabra sobre el trazado de la l¨ªnea, para la que se contemplan varias alternativas dependiendo de las paradas intermedias que ¨¦l imponga. El tren parar¨¢, seguro, en Albacete, pero en Cuenca est¨¢n moviliz¨¢ndose para que pongan tambi¨¦n una estaci¨®n del AVE, lo que situar¨ªa aquella ciudad monumental a s¨®lo cuarenta minutos de Madrid. Todos all¨ª apoyan esa demanda sobre la que Bono a¨²n no ha querido pronunciarse para no introducir factor alguno que enrarezca la inminente campa?a electoral.
Si ¨¦l quiere, en su mano est¨¢, como al final lo estuvo el trazado de la Nacional III por las Hoces del Cabriel. Tras haber ganado esa batalla, ning¨²n ministro de Fomento -y menos con el que pact¨® aquel enojoso asunto- intentar¨ªa meter un tren en territorio castellano-manchego por una ruta distinta a la marcada por ¨¦l. A la vuelta del verano llamar¨¢n a D"Artagnan para que ponga su espada al servicio de la causa y enlazar¨¢n los cuatro sus manos proclamando la vieja consigna de los mosqueteros: "Uno para todos, y todos para Bono".
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