Pintada a trav¨¦s de la escritura

La modelo y el artista se afrontan. Ella, una imponente arist¨®crata inglesa de 37 a?os "con gesto clandestino de ama de casa arremangada", observa de reojo c¨®mo Sargent "va de un lado a otro, a r¨¢fagas se aparta y por impulsos se aproxima al lienzo, resopla, protesta e incluso a¨²lla en clave de suplicio cuando ensaya una pincelada dif¨ªcil". El escritor y periodista Vicente Verd¨² traslad¨® ayer con estas palabras a los asistentes al ciclo de conferencias Un cuadro al mes, del Museo Thyssen-Bornemisza, hasta el abigarrado estudio donde, en 1914, John Singer Sargent pint¨® a Millicent, duquesa de Sutherland. Fue un viaje imaginario a la experiencia de una mujer "pintada a trav¨¦s de la escritura".

El pintor tiene 58 a?os, "pesa m¨¢s de 100 kilos, mide 1,81 metros, lleva perilla y una barba casta?a embrozada de polvo y nicotina". Ni subiendo el precio de sus obras ha conseguido reducir los encargos. Ya lleva pintados "m¨¢s de ochocientos grandes retratos, entre actrices, multimillonarios, condes, estafadores, presidentes, escritores, bailarinas, bohemios y duquesas". Se ha convertido "en un generador de rangos y galardones: era el pintor que a?ad¨ªa m¨¢xima distinci¨®n, ratificaba la fama y aumentaba la realeza de lo real". Lady Sutherland no pod¨ªa ser menos. Ya es eterna, recuadrada en la sala 30 del Museo Thyssen.

En cuanto a ¨¦l, "el trabajo ¨ªmprobo, el fallido amor homosexual, el paso insaciable ante la facha de cientos de hombres y mujeres anhelantes de inmortalidad le hab¨ªan agotado su mortalidad y a los 69 a?os falleci¨® tan exhausto que fue enterrado incluso veinte millas antes de llegar por completo a Londres".