Camareros

En un bar muy moderno y muy americano de Madrid, el Hard Rock Caf¨¦, se valora el trabajo de los operarios con arreglo a baremos un poco bestias. No es broma: en ese local, un camarero puede ser catalogado laboralmente como puerco esp¨ªn, tortuga, vaca o mono; todo depende de su rendimiento profesional, de la caja que hace. Tama?as denominaciones han provocado el correspondiente alboroto en el gremio. Los sindicatos aseguran que existen en Madrid otros bares de ese tipo que utilizan parecidas t¨¢cticas con sus empleados. Los camareros son animales, pero ni m¨¢s ni menos que cualquier otro racional, por definici¨®n. Pero destacan, sobre todo, como expertos en zoolog¨ªa. Nadie como ellos sabe detectar al instante lobos con piel de cordero, buitres, zorros, japutas, camellos, mosquitas muertas, moscones, cabritos, sabandijas, v¨ªboras, tiburones y lobos. Desde su minarete de detr¨¢s de la barra, no se les escapa detalle, tienen siempre la oreja puesta y el ojo avizor. Hacen como que no se enteran (la discreci¨®n es esencial en esa profesi¨®n), pero nos analizan, nos estudian, nos clasifican y nos incluyen en las m¨¢s variadas familias de la fauna. Est¨¢n al cabo de la calle de nuestra vida y milagros. Como los esp¨ªas, saben mucho, pero se lo guardan. Aguantan mucho y han de bregar frecuentemente con ciudadanos m¨¢s pesados que un elefante.

La verdad es que en Madrid la gran mayor¨ªa de los camareros da la talla y goza del aprecio de la gente. Hay algunas excepciones: el cantante Joaqu¨ªn Sabina es experto en bares con camareros bordes. Para ¨¦l resulta divertido visitar tascas donde nada m¨¢s entrar te est¨¢n sugiriendo que te largues.

Los camareros no son animales, pero muchos de ellos desconocen y desde?an el arte de tirar las ca?as como es debido. Se les admite que conozcan nuestras intimidades y que tengan de nosotros opiniones esquivas: pero, por favor, que no nos maltraten la cerveza. En el Hard Rock Caf¨¦ tambi¨¦n tienen que aprenderlo. Madrid bien vale una ca?a, o varias.