Metamorfosis
Una Alianza desarrollada para la disuasi¨®n, una forma de preservar la paz sin guerra, 50 a?os despu¨¦s de su nacimiento, se ha visto obligada a practicar, tras fracasar la persuasi¨®n, la imposici¨®n por medio de la guerra: algo para lo que no estaba bien preparada, y a lo que ha tenido que a?adir el hacer frente al desastre humano. De hecho, los tres nuevos socios, antiguos miembros de la organizaci¨®n enemiga, buscaban en la OTAN protecci¨®n, y tres semanas despu¨¦s de ingresar se han encontrado con que lo primero que se les ha pedido es que contribuyan a brindarla a otros. La guerra de Kosovo ha supuesto otra ampliaci¨®n, de hecho aunque no de derecho, de la Alianza a pa¨ªses como Albania (a cuya estabilidad contribuy¨® una operaci¨®n de los pa¨ªses del sur de Europa en 1997, sin poder contar, ?cabe recordarlo?, con la bandera ni de la OTAN ni de la UEO), incluso Macedonia, y, probablemente, ma?ana Kosovo, sea cual sea el estatuto transitorio o final de este territorio. Esta ampliaci¨®n tiene el efecto positivo de romper esa l¨ªnea divisoria entre el mundo cristiano occidental y el ortodoxo e isl¨¢mico, muy parecida desde hace cinco siglos en el mapa de Europa (excepci¨®n hecha del ingreso de Grecia y Turqu¨ªa en la Alianza, fruto de la guerra fr¨ªa).
Kosovo, se dice, marcar¨¢ profundamente el destino de la Alianza Atl¨¢ntica. Puede que no tanto, aunque ¨¦sta se juegue mucho - much¨ªsimo: su alma- en esta crisis. Pero tras esta experiencia, acabe como acabe, la OTAN se lo pensar¨¢ antes de meterse, por cuesti¨®n de conciencia o de inter¨¦s, en una aventura as¨ª. Como suele indicar Solana, la nueva Alianza se est¨¢ construyendo, con la pr¨¢ctica por delante, y la teor¨ªa, como la intendencia, siguiendo. El pr¨®ximo viernes se re¨²ne en Washington la cumbre de la OTAN para conmemorar -no son tiempos de "celebrar" nada- su 50? aniversario. Debe aprobar, entre otros documentos, el famoso Nuevo Concepto Estrat¨¦gico. Pero este concepto ha de santificar no una teor¨ªa general, sino m¨¢s bien el no-principio del "caso por caso". La Alianza se desarroll¨® como un elefante contra otro elefante, y aunque luego ha intentado ganar en flexibilidad, no se pens¨® para aplastar alima?as, por muy crueles y escurridizas que ¨¦stas resulten, y tiene que prepararse para ello. Ahora bien, si puede pretender contribuir a moldear su entorno estrat¨¦gico, como se?alar¨¢ el documento, no puede plantearse un futuro de intervenciones a diestro y siniestro, menos a¨²n si es s¨®lo con ataques a¨¦reos, con el cors¨¦ -comprensible- que impone la prioridad absoluta de minimizar las bajas propias y de reducir las ajenas en lo posible.
Los intentos de EEUU de darle un car¨¢cter global a la OTAN no han cuajado, y el entorno que se aceptar¨¢ como natural para la actuaci¨®n o contribuci¨®n de la Alianza para modificar su entorno ser¨¢ el europeo y euro-atl¨¢ntico. La crisis de Kosovo ha puesto de manifiesto algo que ya sab¨ªamos: los europeos seguimos necesitando el poder¨ªo y la tecnolog¨ªa militar de EEUU. Por eso choca que se presente la entrevista de Aznar con Clinton como un agradecimiento de Washington por la contribuci¨®n espa?ola a esta guerra: en el terreno a¨¦reo, siete de 1.300 aviones. Si las cosas fueran como tendr¨ªan que ser, ser¨ªan al rev¨¦s: un agradecimiento de Espa?a (y Europa en general) a Estados Unidos, pese a que a ¨¦ste le convenga la ecuaci¨®n y tras esta guerra haya, tambi¨¦n, un factor de poder desigual en las relaciones transatl¨¢nticas, que sigue formando el coraz¨®n de la OTAN. La ¨²ltima descripci¨®n por Clinton parece m¨¢s adecuada: "Toda la OTAN est¨¢ detr¨¢s de Estados Unidos". En todo caso, si Europa no puede sola, es porque no ha querido gastarse en defensa lo que tendr¨ªa para lograr una autonom¨ªa m¨¢s all¨¢ de todos los debates institucionales sobre la Identidad Europea de Seguridad y Defensa en la OTAN o fuera de ella. Es una posibilidad que en el fondo no gusta a EEUU, pero puede surgir como efecto colateral de esta guerra sobrevenida.
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