Guerra de religiones en Nazaret
Se ha roto la convivencia. Los 50.000 musulmanes y 20.000 cristianos que vivieron durante d¨¦cadas en perfecta armon¨ªa en Nazaret, se encuentran ahora dram¨¢ticamente enfrentados. La disputa, que se origin¨® en torno a un min¨²sculo pedazo de terreno de apenas 2.000 metros cuadrados, situado en el centro de la poblaci¨®n, amenaza en convertirse en una excusa para resucitar la guerra de las religiones y hacer reaparecer en el coraz¨®n de Galilea el esp¨ªritu caduco de las Cruzadas cristianas o el de la Guerra Santa Isl¨¢mica, Yihad. Todo eso sucede en el norte de Israel, cuando faltan apenas unos meses para celebrar el 2.000 aniversario del nacimiento de Jes¨²s y se pronostica la llegada a Tierra Santa de m¨¢s de cuatro millones de peregrinos. El conflicto surgi¨® hace poco menos de un a?o, cuando el alcalde comunista-cristiano de la ciudad, Ramez Jeraisi, decidi¨®, con el apoyo del pleno municipal, convertir el terreno de las viejas escuelas p¨²blicas en una plaza, que sirviera a la vez de encuentro para los visitantes de la bas¨ªlica de la Anunciaci¨®n, donde la tradici¨®n dice que el arc¨¢ngel Gabriel anunci¨® a la Virgen Mar¨ªa el nacimiento de Jes¨²s y que, junto con la iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusal¨¦n, constituye el punto m¨¢s visitado de la comunidad cristiana que acude sin cesar a la regi¨®n.
La propuesta urban¨ªstica del alcalde Jeraisi qued¨®, sin embargo, paralizada pocas semanas m¨¢s tarde cuando el movimiento fundamentalista local, azuzado por los concejales musulmanes, empez¨® a oponerse al proyecto, alegando que ¨¦ste era terreno santo para el islam y que s¨®lo pude ser utilizado por los seguidores del Cor¨¢n, quienes proponen construir all¨ª una gran mezquita, la m¨¢s importante de la ciudad, cuyo minarete deber¨¢ un d¨ªa superar la c¨²pula cercana de la bas¨ªlica cristiana.
En plena pol¨¦mica, mientras cristianos y musulmanes dirim¨ªan sus diferencias en el seno del consistorio, los radicales isl¨¢micos han construido ya en el solar de la discordia una mezquita provisional bajo una tienda de lona negra, flanqueada por las banderas verdes del islam, que alternan con las pancartas, en una de las cuales se puede leer en un mal ingl¨¦s: "Saca las manos de la tierra musulmana".
Los enfrentamientos estallaron con ira el pasado s¨¢bado de Pascua, cuando un grupo de ¨¢rabes cristianos ortodoxos pasaban en procesi¨®n cerca del solar, de donde partieron las primeras piedras e improperios, que se cerraron con altercados en los que se provocaron da?os en m¨¢s de 120 comercios y en numerosos autom¨®viles. El enfrentamiento gener¨® la ira de los responsables de todas las comunidades cristianas de Nazaret, que decretaron por primera vez en la historia el cierre de las iglesias por 48 horas. Sobre la ciudad gravita una amenaza de huelga general cristiana, que podr¨ªa llevar a clausurar sus templos por un periodo indefinido y que har¨ªa ya del todo imposible la hipot¨¦tica visita del Papa y la celebraci¨®n en este sitio de los actos del a?o 2000.
"Esta tierra pertenece al islam. Los musulmanes tenemos derecho a construir aqu¨ª nuestra mezquita, junto a la gran iglesia. Es, adem¨¢s, nuestra Tierra Santa porque en ella se encuentra la tumba del venerado Shehabeddin, el sobrino del Gran Saladino, el vencedor de las cruzadas", asegura el imam Nathem Abou Slim, nombrado responsable de una mezquita provisional de tela y palos, que ya ha empezado a funcionar como cualquiera de las otras 24 ya existentes en la ciudad.
Las pretensiones de este imam tienen su respuesta a escasos metros, en la sede del Ayuntamiento local, donde se ha emplazado al movimiento musulm¨¢n a demostrar documentalmente la pertenencia de este terreno al islam, en cuyo caso el alcalde de la ciudad est¨¢ dispuesto "no s¨®lo a paralizar el proyecto, sino tambi¨¦n a luchar con los hermanos musulmanes hasta conseguir del Gobierno central la entrega del solar".
Lo que en principio era una pol¨¦mica local amenaza con desbordarse. Las aguas las ha empezado a agitar el partido gubernamental, en un intento desesperado por alterar la convivencia de las comunidades cristianas y musulmanes -mayoritarias en Nazaret- y demostrar a la opini¨®n p¨²blica que una ciudad israel¨ª no puede ser gobernada por un alcalde ¨¢rabe, sea cual sea su religi¨®n.
Mientras los 18 monjes franciscanos encargados de la custodia de la bas¨ªlica de la Anunciaci¨®n guardan un herm¨¦tico silencio impuesto por sus superiores, el Vaticano ha alzado el tono de su voz y acaba de lanzar una seria advertencia contra el Gobierno de Israel, con respecto a la hipot¨¦tica utilizaci¨®n del conflicto de Nazaret con fines electoralistas.
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