Un coraz¨®n para Kosovo
Llega a Espa?a la primera refugiada albanokosovar para ser sometida a una intervenci¨®n quir¨²rgica
A Sadije no le gustan el ajetreo ni los viajes interminables. Ni sonr¨ªe ante los apretones de manos que le brindan algunos pol¨ªticos, mientras se hacen la foto, a su llegada al aeropuerto de Barajas. Y, sin embargo, todo ello forma parte de su vida desde el pasado 24 de marzo, cuando alguien llam¨® a su puerta y comenz¨® un aut¨¦ntico v¨ªa crucis, cuya pen¨²ltima estaci¨®n la trajo ayer hasta Madrid como la primera refugiada albanokosovar que llega a Espa?a. Sadije Berisha, 34 a?os, viv¨ªa en la capital kosovar, Pristina. Aunque durante el ¨²ltimo a?o cada vez eran m¨¢s frecuentes las noticias de expulsiones y asesinatos que se estaban produciendo en la provincia, parec¨ªan algo lejano. Sin embargo, un d¨ªa la realidad llam¨® a la puerta. "Militares y polic¨ªas nos sacaron de nuestra casa sin permitirnos llevar nada", relata. La misma frase que estos d¨ªas han repetido miles de personas.
All¨ª comenz¨® un suplicio para todos, pero especialmente para Sadije, quien, debido a su estenosis mitral severa -una afecci¨®n que impide el flujo adecuado de sangre al coraz¨®n-, ve¨ªa c¨®mo un esfuerzo normal se convert¨ªa en una tarea extenuante para ella.
"Nos llevaron a la estaci¨®n de trenes. Pens¨¢bamos que nos iban a matar. Nos cargaron en los vagones como animales y nos llevaron a la frontera con Macedonia", explica. Los Berisha fueron transportados hasta el l¨ªmite de la frontera con T¨¦tovo, en el norte de Macedonia, y tuvieron que abandonar su tierra caminando. Antes de cruzar la frontera, la polic¨ªa serbia les despoj¨® de todos sus objetos de valor y del pasaporte yugoslavo. A s¨®lo quinientos metros del puesto de control macedonio, Sadije no pudo m¨¢s y se derrumb¨®. Entonces su hermano Latif, un economista de 36 a?os que hu¨ªa en el grupo junto a su mujer y sus dos hijos, la cogi¨® como un fardo y se la ech¨® al hombro y as¨ª cubrieron los ¨²ltimos metros hasta Macedonia.
Era el 1 de abril y ese mismo d¨ªa Sadije fue ingresada en el hospital de T¨¦tovo porque se ahogaba. "No pod¨ªa caminar m¨¢s de 15 minutos". La mujer y los hijos de Latif se quedaron con una familia en T¨¦tovo y ¨¦l, uno de esos cuerpos de gigante con sonrisa de ni?o travieso, no se separ¨® de su hermana desde entonces. El presidente de la Cruz Roja de T¨¦tovo fue informado del caso, uno m¨¢s entre las miles de situaciones de emergencia a las que ten¨ªa que hacer frente. Entonces solicit¨® ayuda a Luis Gavir¨ªa, encargado de la misi¨®n del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL) en Macedonia. "Las opciones eran dos", explica Gavir¨ªa, "Llevarla a Bulgaria, donde el doctor Chirkov, un reputado especialista b¨²lgaro, se hab¨ªa ofrecido a operarla gratis, o traerla a Espa?a, y ella eligi¨® la segunda".
Sin embargo, la tarea no era f¨¢cil. Sadje era una ciudadana sin pasaporte ni medios para conseguir un visado. Tras innumerables gestiones, Gavir¨ªa consigui¨® que las autoridades macedonias expidieran un pasaporte a su nombre. Pero, aunque las monta?as de Kosovo hab¨ªan quedado atr¨¢s, Sadije descubri¨® que las pendientes de la burocracia son a¨²n m¨¢s empinadas. "Llegamos a la frontera, los tres", relata Gavir¨ªa, y los polic¨ªas nos dijeron que era imposible pasar sin visado". Gavir¨ªa explic¨® por en¨¦sima vez lo que ocurr¨ªa y, ante su sorpresa, encontr¨® comprensi¨®n y colaboraci¨®n en los guardias b¨²lgaros. "No puedo dejarle pasar as¨ª como as¨ª", dijo un oficial, "pero si usted me entrega alguna prueba de que el doctor Chirkov va a operar a esta mujer, les dejar¨¦ pasar". Gavir¨ªa se peg¨® literalmente al tel¨¦fono m¨®vil y, pocas horas despu¨¦s, un aparato de fax del puesto fronterizo escup¨ªa una carta del especialista b¨²lgaro asegurando que iba a operar a una mujer, a la que ¨¦l no hab¨ªa visto en su vida, y que se trataba de una cuesti¨®n de vida o muerte. El oficial b¨²lgaro no se demor¨® y flanque¨® el paso a los dos hermanos. "En mi vida hab¨ªa abrazado a un polic¨ªa, pero ¨¦sta vez lo hice", recuerda Gavir¨ªa.
Ayer, tras cinco d¨ªas en Sofia, Sadije aterriz¨® a Espa?a y fue ingresada en el hospital Doce de Octubre. A su llegada a Barajas fue recibida, entre otros, por la presidenta del MPDL, -organizaci¨®n que pag¨® el traslado hasta Madrid-, Francisca Sauquillo, quien se quej¨® de la falta de colaboraci¨®n de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI) y dijo que "el Parlamento no puede estar al margen de lo que ocurre con los refugiados".
Sadije tiene un aspecto fr¨¢gil, pero, con la determinaci¨®n que s¨®lo muestran los que han sufrido, hace una promesa: "Alg¨²n d¨ªa Kosovo agredecer¨¢ la ayuda de Espa?a".
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