El patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa ofrece a Milosevic su intervenci¨®n en favor de la paz
En una nueva se?al de solidaridad de Mosc¨², el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Alejo II, lleg¨® ayer a Belgrado para pedir un milagro. Desde el altar de la antigua catedral de Sveti Sava, el l¨ªder religioso de los millones de ortodoxos rusos exigi¨® humildemente una tregua de la OTAN y el retorno a sus casas de los centenares de millares de refugiados albaneses a Kosovo. La misi¨®n espiritual del jefe de la principal Iglesia de Rusia incluy¨® una altamente simb¨®lica aparici¨®n p¨²blica con el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, que parec¨ªa cansado.
ENVIADO ESPECIAL
Slobodan Milosevic dio ayer una muestra de que no ha perdido el pesado y mon¨®tono estilo burocr¨¢tico de su ret¨®rica. Le agradeci¨® la visita y dijo que ¨¦sta refleja la voluntad de Mosc¨² por utilizar sus buenos oficios a fin de lograr la paz y "acabar con esta agresi¨®n que carece de todo fundamento moral, legal y de cualquier otro principio". En cualquier caso, Milosevic afirm¨® que si se produce una operaci¨®n terrestre de la Alianza Atl¨¢ntica "Yugoslavia se defender¨¢ activamente y eliminar¨¢ a todos los agresores". Y a?adi¨®: "Con los que nos atacan no negociaremos hasta que pongan fin a los bombardeos". El dirigente serbio se mostr¨® convencido de que la OTAN "morir¨¢" en la guerra de Kosovo.
Alejo II, por su parte, concelebr¨® una multitudinaria misa con el patriarca serbio Pavle, cuyos esfuerzos por poner fin a los bombardeos a base de oraciones se asemejan bastante en los repetidos, pero in¨²tiles, esfuerzos del papa Juan Pablo II. Para darle una dimensi¨®n ecum¨¦nica, el servicio religioso de ayer incluy¨® a los dirigentes de las confesiones musulmana y jud¨ªa de los Balcanes.
El lunes, los l¨ªderes religiosos en Yugoslavia de estas tres confesiones, junto al cat¨®lico, firmaron un documento en el que ped¨ªan "el cese de los ataques" y el restablecimiento de la paz en la regi¨®n.
La ceremonia fue solemne y resumi¨®, de alguna manera, las esperanzas de los casi diez millones de yugoslavos que ans¨ªan un respiro tras 27 d¨ªas de bombardeos de la Alianza Atl¨¢ntica. C¨¢lculos semioficiales se?alan que desde el inicio de los ataques, el 24 de marzo, han muerto m¨¢s de 400 civiles, han sido destruidos decenas de f¨¢bricas y ha sido golpeada fuertemente la conciencia ancestral del pueblo serbio.
Visiblemente afectado por lo que ha podido ver en Belgrado y en los rostros de sus residentes, el patriarca declar¨®: "Los misiles y bombas de la OTAN pretenden destruir el orden mundial creado despu¨¦s de la II Guerra Mundial e intentan crear un nuevo orden basado sobre la fuerza bruta".
Sentimiento de impotencia
El patriarca reflejaba as¨ª un sentimiento incrustado en el alma de la creciente mayor¨ªa de los rusos, furiosos pero impotentes, ante la campa?a emprendida por la Alianza Atl¨¢ntica capitaneada por Estados Unidos. Luego, el patriarca pas¨® al aspecto que m¨¢s impresiona a Occidente: los centenares de millares de refugiados albaneses que han sido desplazados desde sus hogares en la provincia de Kosovo. Milosevic describi¨® al patriarca como "un patriota" y su misi¨®n, como un inolvidable gesto de solidaridad. "Sabemos que es un gran luchador por la paz y la libertad", dijo, "y sus esfuerzos por lograr la paz nos van a dar resultados".
La situaci¨®n de Slobodan Milosevic y su r¨¦gimen adquiri¨® un giro inquietante cuando Belgrado decidi¨® cerrar la frontera de Montenegro con Croacia: los serbios est¨¢n ahora rodeados de vecinos hostiles. Hungr¨ªa, Bulgaria y Rumania son los ¨²nicos pa¨ªses pa¨ªses que mantiene contacto, fr¨ªo, pero contacto, con Belgrado. La desestabilizaci¨®n en la regi¨®n puede resumirse en una frase parad¨®jica: la balcanizaci¨®n de los Balcanes.
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