La revoluci¨®n tranquila de Rosa Parks
Rosa Parks, negra, se sent¨® en el autob¨²s en la fila de los blancos. El conductor, blanco, exigi¨® a Rosa Parks que se fuera al fondo, con los negros, y cediera ese asiento al pasajero que le correspond¨ªa, un blanco. Rosa Parks estaba agotada por las diez horas que hab¨ªa pasado en su trabajo de costurera y estaba, sobre todo, cansada de la humillaci¨®n que sufr¨ªa por la separaci¨®n racista del autob¨²s. Los blancos, delante, sentados; los negros, al fondo, de pie. Ese d¨ªa, 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks decidi¨® quedarse sentada en la fila de los blancos en un autob¨²s que circulaba por las calles de Montgomery, en el estado sure?o de Alabama. Han pasado 44 a?os desde este incidente, que prendi¨® la mecha al movimiento contra las leyes que segregaban el pa¨ªs en funci¨®n del color de piel. Ayer, los congresistas y senadores de EEUU aprobaron por unanimidad otorgar a Rosa Parks, de 85 a?os, la Medalla de Oro del Congreso, la m¨¢xima condecoraci¨®n para la mujer que plant¨® cara al sistema legal.
Rosa Parks apenas hab¨ªa ido al colegio (para negros) de su barrio (de negros). Los ingresos familiares no daban para mucho, y desde peque?a tuvo que trabajar de sol a sol para poder sobrevivir en un lugar en el que todo era "s¨®lo para blancos" o "s¨®lo para negros".
A sus 42 a?os hab¨ªa emprendido una cruzada contra el racismo m¨¢s simb¨®lica que ambiciosa: cuando entraba en un edificio con ascensores separados para blancos o para negros, se negaba a tomar el que le correspond¨ªa por su color de piel. Consciente de que no ser¨ªa admitida en el ascensor de los blancos, prefer¨ªa subir por la escalera en lugar de tomar el ascensor para negros; pensaba que si lo hac¨ªa reforzaba la segregaci¨®n.
En los autobuses hab¨ªa leyes a¨²n m¨¢s estrictas. Las primeras filas, las que ten¨ªan acolchados los asientos, estaban reservadas exclusivamente para los pasajeros blancos; incluso si no hab¨ªa blancos en el autob¨²s, los negros deb¨ªan permanecer aglomerados en las filas del fondo, las que estaban "reservadas" para ellos. Para las filas de en medio hab¨ªa una norma singular: los asientos pod¨ªan ser ocupados por los pasajeros negros siempre y cuando no hubiera ni un solo blanco de pie. Y no s¨®lo eso: si un blanco reclamaba uno de estos asientos, no s¨®lo ten¨ªa que levantarse y cederlo el pasajero negro que lo ocupara, sino toda esa fila de pasajeros negros; de esta forma el pasajero blanco disfrutaba de asientos vac¨ªos a su alrededor, sin compa?eros negros de viaje.
Rosa Parks odiaba esta regulaci¨®n y prefer¨ªa regresar caminando a su casa con tal de no someterse a la separaci¨®n de colores. Sin embargo, aquel primer d¨ªa de diciembre de 1955 se encontraba inusualmente agotada por el trabajo del d¨ªa. Se sent¨® en las filas de en medio: no hab¨ªa ning¨²n blanco de pie. Pero entr¨® uno en el autob¨²s.
Las filas para blancos estaban llenas, as¨ª que inmediatamente se repiti¨® la coreograf¨ªa habitual: los negros sentados en la fila de en medio se levantaron y se marcharon al fondo, de pie, para que el blanco pudiera ocupar con holgura lo que por ley le correspond¨ªa. Pero Rosa Parks no se levant¨®.
El conductor amenaz¨® con llamar a la polic¨ªa, y Rosa Parks le invit¨® a hacerlo, siempre de forma educada. Cuando los agentes llegaron ofrecieron al conductor del autob¨²s la selecci¨®n del castigo: amonestaci¨®n verbal y dejarlo pasar, o detenci¨®n y juicio por des¨®rdenes p¨²blicos. El conductor eligi¨® lo segundo. Fue encerrada en un calabozo durante cinco d¨ªas, sentada ante un juez y condenada a pagar 15 d¨®lares de multa. Desde la c¨¢rcel, Rosa Parks us¨® la llamada telef¨®nica de rigor para ponerse en contacto con un tal King, un pastor de una peque?a iglesia del pueblo a quien nadie conoc¨ªa. Ahora el mundo entero conoce a Martin Luther King.
El d¨ªa despu¨¦s de que Parks fuera detenida por no levantarse ante un blanco, la comunidad negra de Montgomery decidi¨® boicotear el servicio de autobuses; iban a trabajar hacinados en furgonetas o a pie, pero dejaron vac¨ªos unos autobuses a los que as¨ª hac¨ªan perder dinero, porque hasta entonces 7 de cada 10 pasajeros eran negros.
Parks se neg¨® a pagar la multa para que su abogado pudiera cuestionar la ley segregacionista que regulaba el transporte p¨²blico. As¨ª lo hizo, y consigui¨® que un a?o despu¨¦s el Tribunal Supremo de Estados Unidos la declarase ilegal; 382 d¨ªas despu¨¦s de que Rosa Parks se quedase sentada en la fila de los blancos, los negros volvieron a subirse a los autobuses. Y ya pod¨ªan sentarse en cualquier lugar. Hab¨ªa comenzado el movimiento de derechos civiles que termin¨® con la segregaci¨®n racial.
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