Jueces a rega?adientes
La gran mayor¨ªa de ciudadanos seleccionados para formar parte de un jurado acude de mala gana
"Pero si el acusado parece un ni?o, por Dios. Yo no puedo mandar a la c¨¢rcel a alguien as¨ª". La candidata a jurado dirige su mirada nerviosa hacia el secretario de gobierno de la Audiencia de Madrid, Francisco Javier de Frutos. "Oiga, deje que me vaya a mi casa, que yo para esto no valgo, de verdad". "No se preocupe, se?ora", le replica De Frutos. "Lo importante es que usted act¨²e en conciencia, en funci¨®n de lo que vea y escuche en el juicio, nada m¨¢s". Di¨¢logos similares se producen en la Audiencia Provincial de Madrid desde que, en 1996, se pusieron en marcha los juicios con jurado. El pasado 16 de abril 27 personas arribaron a la Audiencia madrile?a para enjuiciar a un joven de aspecto ani?ado acusado de matar a su t¨ªo y luego calcinar el cad¨¢ver dentro de un coche. Mientras el acusado esperaba en la sala de vistas, custodiado por polic¨ªas, en otra sala de la Audiencia el tribunal seleccionaba a los 11 jueces que deb¨ªan emitir un veredicto sobre el crimen.
En la sala donde se reun¨ªan los candidatos a jurado popular todo eran nervios, lamentos y preguntas:
-"Oiga, don Javier, y dado que nos pagan 9.300 pesetas por cada d¨ªa que estamos aqu¨ª, ?por qu¨¦ no llaman para esto a los parados?", inquiri¨® otro candidato reacio a ser jurado. Sus compa?eros (entre los que hab¨ªa camareros, alba?iles, amas de casa y universitarios) asent¨ªan. "Eso, eso, ?por qu¨¦ no lo hacen as¨ª", apoy¨® una mujer que no dejaba de renegar.
-"La ley no hace distingos. Todos tenemos el derecho y la obligaci¨®n de colaborar con la Administraci¨®n de Justicia", contest¨® De Frutos.
Por cada d¨ªa de juicio perciben 9.300 pesetas de retribuci¨®n, as¨ª como 2.750 pesetas para la comida e igual cantidad para la cena. Para alojamiento disponen de 7.500 pesetas cada uno.
-"?Y si mi jefe me echa por no ir al trabajo?", irrumpi¨® otro, de unos 50 a?os, tez quemada por el sol y repeinado para la ocasi¨®n. Esta vez, el secretario elimin¨® la sonrisa de sus labios y espet¨®: "Si cualquiera de ustedes tiene el m¨¢s m¨ªnimo problema en su empresa, el m¨¢s m¨ªnimo, me lo dice inmediatamente. Yo se lo comunico al presidente del tribunal y se tomar¨¢n las medidas oportunas". La contundencia de las palabras provocaron gestos de alivio en los rostros de los candidatos.
La experiencia de los 62 juicios con jurado celebrados hasta la fecha en Madrid revela "que pr¨¢cticamente nadie quiere ser jurado", subraya De Frutos, responsable de organizar los juicios con jurado en Madrid. Y a?ade: "Casi todos llegan muy enfadados y pidiendo irse a sus casas, al trabajo o a cuidar a sus hijos. Y es l¨®gico: para ellos supone una fractura familiar y laboral importante durante algunos d¨ªas".
Id¨¦ntica zozobra se vive en Barcelona y Sevilla. "Lo normal es que lleguen enfadados y nerviosos ante algo que desconocen, pero si finalmente son seleccionados se les va pasando e incluso terminan viendo positiva la experiencia", apunta Mar¨ªa Asunci¨®n Riba, secretaria de la Audiencia de Barcelona. "Aqu¨ª, en Sevilla", relata un funcionario de la Secci¨®n Primera, "tenemos un juicio con jurado para finales de mayo. De las 36 personas que hemos preseleccionado, 25 han presentado ya excusas para no venir; f¨ªjese como est¨¢ el asunto", describe. Para que un juico de este tipo se pueda celebrar, de esas 36 personas (elegidas por sorteo aleatorio), el d¨ªa de la vista tienen que presentarse ante el tribunal un m¨ªnimo de 20. De ellas, tras otra selecci¨®n, saldr¨¢n los 11 jueces (9 titulares y 2 suplentes).
M¨¢s tarde o m¨¢s temprano todos los espa?oles que sepan leer y escribir tendr¨¢n que subir a un estrado y enjuiciar a alg¨²n malhechor. Casi 700 personas se han enfrentado ya en Madrid a esta experiencia. Las vistas suelen durar una media de cuatro o cinco d¨ªas. Lo habitual es que despu¨¦s de cada sesi¨®n se marchen a sus casas. Salvo el ¨²ltimo d¨ªa, en que se les incomunica en un hotel, sin ver prensa ni televisi¨®n, para que deliberen y al d¨ªa siguiente expongan su fallo ante el acusado. "?Y nuestro veredicto es vinculante?", pregunt¨® el pasado 16 al secretario de la Audiencia de Madrid otro candidato. "Por supuesto. Desde el momento en que ustedes son designados jurado, y hasta que emitan su veredicto, son jueces. Lo que ustedes digan es lo que deber¨¢ hacer el tribunal", apostill¨® De Frutos.
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