Los m¨®viles, al banquillo
El Reino Unido analiza todos los estudios efectuados sobre los posibles riesgos de los tel¨¦fonos port¨¢tiles
En el centenario de la primera transmisi¨®n inal¨¢mbrica de se?ales a trav¨¦s del canal de la Mancha, efectuada en 1899 por Guillermo Marconi, el Reino Unido -que nombrara marqu¨¦s al inventor italiano- ha decidido acabar con los rumores sobre los posibles riesgos sanitarios derivados del uso del tel¨¦fono port¨¢til. Sin duda, al m¨¢s popular de los aparatos surgidos gracias al genio del padre de la telefon¨ªa, al ya familiar m¨®vil, se le atribuyen desde p¨¦rdidas de memoria a fallos de la capacidad cognitiva. Aunque ning¨²n investigador ha podido demostrar que sea da?ino, las dudas persisten. Despejarlas de una vez no s¨®lo ayudar¨¢ a la industria de las telecomunicaciones. La sanidad p¨²blica sabr¨¢ a qu¨¦ atenerse cuando los ciudadanos atribuyan al ingenio sus jaquecas.
Tessa Jowell, secretaria de Estado laborista de Sanidad, se autoproclam¨® "campeona de la salud nacional" para anunciar que hab¨ªa encargado una profunda revisi¨®n de las investigaciones realizadas hasta hoy en este campo. "Se trata de un ¨¢rea tecnol¨®gica en constante evoluci¨®n que nos afecta muy de cerca. Por eso espero que los expertos consigan evaluar los riesgos, si es que los hay, de los tel¨¦fonos celulares", ha dicho. De su encargo se ocupar¨¢ el Consejo Nacional de Protecci¨®n Radiol¨®gica, organismo independiente que tambi¨¦n asesora al Gobierno acerca de los campos electromagn¨¦ticos.
De su imparcialidad no duda nadie, en especial desde que aconsejaron retirar los bol¨ªgrafos l¨¢ser del mercado. Similar a un puntero de los utilizados en las conferencias para se?alar im¨¢genes proyectadas en una pantalla, puede da?ar la vista si es dirigido hacia los ojos.
"Con los tel¨¦fonos port¨¢tiles es distinto", se?ala Michael Clarck, su portavoz cient¨ªfico. "Las dudas son leg¨ªtimas, pero la informaci¨®n que llega ahora al consumidor no est¨¢ contrastada. Por ejemplo, es evidente que producen calor y estudiaremos sus consecuencias en el organismo. Sin embargo, sin saber a¨²n a qu¨¦ atenernos, circulan ya teor¨ªas acerca de supuestos tumores cerebrales, p¨¦rdidas de memoria o alteraciones del pensamiento".
De momento, Clarck sostiene que no aumentan la temperatura del cuerpo. "Tal vez podr¨ªan subir la presi¨®n sangu¨ªnea. La verdad es que no lo sabemos a¨²n", a?ade. Uno de sus colegas, Alan Preece, de la Universidad de Bristol, ha analizado tambi¨¦n los efectos de las ondas propagadas por los port¨¢tiles en la memoria y capacidad de reacci¨®n de las personas.
Subvencionado por el Ministerio de Sanidad, de su trabajo se deduce que estas frecuencias no alteran la memoria. En cuanto al ligero retraso observado en las reacciones de los 18 voluntarios analizados, el mismo Preece sugiere que el calentamiento de los equipos utilizados en el ensayo podr¨ªa ser la causa de ello.
Otro trabajo similar que investiga los problemas de aprendizaje y cambios operados en el cerebro de ratas expuestas a las microondas de los m¨®viles no ha concluido todav¨ªa. Empe?ado en dar por fin una respuesta clara a los temores ciudadanos, el Gobierno brit¨¢nico apoya, adem¨¢s, varios estudios internacionales elaborados, entre otras, por la Uni¨®n Europea y la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. ?Y si concluyen que el uso de los tel¨¦fonos port¨¢tiles puede ser perjudicial? "Entonces lo diremos sin rodeos, pero carecemos, de momento, de pruebas", contesta Clarck.
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