Argelia, ?un t¨²nel sin salida?
ENVIADO ESPECIAL
Los argelinos volv¨ªan a sonre¨ªr con la primavera. Incluso los observadores m¨¢s incr¨¦dulos se sorprendieron ante la corriente de aire fresco que sal¨ªa de los m¨ªtines de la pasada campa?a de las elecciones presidenciales. Siete candidatos llenaban plazas y polideportivos con mensajes de paz, amnist¨ªa y reconciliaci¨®n nacional. Tras m¨¢s de siete a?os de guerra civil no declarada, hasta 100.000 muertes y con el 40% de la poblaci¨®n bajo el umbral de la pobreza, en Argelia se empezaba a creer en la palabra del presidente saliente, el ex general Liam¨ªn Zerual, de despedirse del poder con unos comicios libres. Pero la pol¨¦mica elecci¨®n del oficialista Abdelaziz Buteflika, candidato ¨²nico el pasado d¨ªa 15 a ra¨ªz de la retirada en bloque de sus seis competidores, ha sembrado de nuevo la incertidumbre en el pa¨ªs magreb¨ª. El antiguo ministro de Exteriores de la era de Bumedi¨¢n toma hoy posesi¨®n de su cargo.
El ex candidato Mulud Hamruch se salta los habituales eufemismos. "Estamos bajo una dictadura, un sistema de equilibrio de poder, sobre todo militar". La versi¨®n del exprimer ministro del periodo de la apertura argelina (1989-1991) sobre la decisi¨®n de la oposici¨®n se resume as¨ª: "Cuatro d¨ªas antes de la votaci¨®n, el r¨¦gimen dispon¨ªa de un sondeo seg¨²n el cual Buteflika quedaba eliminado mientras Ahmed Taleb Ibrahimi y yo pas¨¢bamos a la segunda vuelta. Pero, desde la Administraci¨®n, mucha gente honesta nos hizo llegar el mensaje de que se avecinaba un fraude a gran escala. No tuvimos m¨¢s remedio que retirarnos".
Hito electoral
El plante conjunto de la oposici¨®n ante las urnas ha marcado un hito en la reciente historia de Argelia, donde se han sucedido las votaciones -presidenciales, en 1995; refer¨¦ndum constitucional, en 1996; legislativas y locales, en 1997- sin que el r¨¦gimen surgido de la lucha por la independencia d¨¦ se?ales de querer compartir el poder. Los ¨²nicos comicios que estuvo a punto de perder, ante el avance arrollador del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS), en la primera vuelta de las legislativas de 1991, fueron anulados y dieron paso poco despu¨¦s a un golpe militar. Hamruch, de 55 a?os, prefiere hacer una lectura positiva de la ¨²ltima elecci¨®n celebrada en Argelia. "Hemos aprovechado al m¨¢ximo la oportunidad de esta peque?a apertura para comprobar que la sociedad, sobre todo los m¨¢s j¨®venes, quiere un cambio: salir de la marginaci¨®n, la corrupci¨®n, la violencia..., mientras el orden establecido s¨®lo ofrece un callej¨®n sin salida", explica, "los ciudadanos ya no aceptan que las cosas sigan igual". Al igual que Taleb Ibrahimi -un ex ministro de Exteriores a quien se considera depositario del voto del proscrito FIS-, ha anunciado que crear¨¢ un partido pol¨ªtico para recoger los frutos de su campa?a en las presidenciales.
Ambos consideran que Buteflika es un presidente fr¨¢gil, sin el respaldo popular que Zerual logr¨® en las urnas en 1995 y sin un partido que le sustente. "Ahora que la sociedad argelina es m¨¢s abierta, el sistema se encierra en s¨ª mismo, y ya no puede justificar estos siete a?os de violencia con el discurso oficial de la lucha contra el oscurantismo integrista", advierte Hamruch, quien tambi¨¦n teme que el poder d¨¦ marcha atr¨¢s. Las dos manifestaciones de la oposici¨®n para protestar contra el fraude en las urnas -la ¨²ltima estaba convocada ayer- han sido prohibidas y bloqueadas por un gran despliegue policial en las calles.
El alarmismo de los candidatos que se retiraron de los comicios contrasta, sin embargo, con la aparente calma que reina en Argel, donde los ciudadanos comienzan a recuperar una ciudad golpeada durante a?os por los atentados con coche bomba y las mort¨ªferas explosiones en cines y caf¨¦s.
Aunque el nuevo presidente tal vez prefiera esperar a que se acallen los ecos de la protesta electoral, muchos analistas argelinos coinciden en que Buteflika no va a mover ninguna ficha hasta despu¨¦s de la cumbre de la Organizaci¨®n para la Unidad Africana (OUA), que se celebra en Argel el pr¨®ximo mes de julio, y que es considerada por el r¨¦gimen como un primer paso para salir del aislamiento internacional. Al menos hasta entonces seguir¨¢ en funciones el Gobierno del primer ministro, Ismail Hamdani, nombrado por Zerual el pasado diciembre.
Y mientras Buteflika no comience a introducir cambios en la c¨²pula militar no tomar¨¢ realmente las riendas del poder. Parece dif¨ªcil. El jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, el general Mohamed Lamari, ha sobrevivido ya a cuatro presidentes: Chadli Benyedid, destituido en 1992; Mohamed Budiaf, asesinado ese mismo a?o; Al¨ª Jafi, designado jefe de Estado de facto hasta 1994, y Zerual, elegido en las urnas en 1995 y que present¨® la dimisi¨®n el pasado septiembre tras un supuesto enfrentamiento con Lamari. ?ste encabeza el sanedr¨ªn conocido en Argelia con el eufemismo de los d¨¦cideurs (los que deciden), los poderes f¨¢cticos de un complejo militar-petrolero.
El diario argelino El Watan ha revelado que el exgeneral Larbi Beljeir es quien ha actuado como "hombre en la sombra de Buteflika" para "convencer a los principales mandos militares de que le respaldaran". Bajo el mandato de Benyedid, Beljeir era considerado como el protector de "los intereses de la familia" del presidente, asegura El Watan, que tambi¨¦n recuerda que su nombre fue citado por la prensa en m¨¢s de una ocasi¨®n "en escabrosos asuntos de comisiones ilegales" durante el periodo de apertura pol¨ªtica (1989-1991). Seg¨²n fuentes espa?olas, Beljeir era tambi¨¦n el encargado de coordinar en Argel las conversaciones entre ETA y el Gobierno espa?ol, representado por el entonces secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera.
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