Brotes de inquietud y violencia en la imparable ola de exiliados en Blace
La tensi¨®n se palpa entre quienes llevan ya casi un mes prisioneros tras una fr¨¢gil alambrada en los campamentos de refugiados de Macedonia. Una verja que podr¨ªa ser allanada por la fuerza en cualquier momento si estalla la revuelta entre los deportados albanokosovares. Durante el d¨ªa de ayer, pudieron observarse protestas y altercados en la infinita cola que cada d¨ªa se forma en Blace para conseguir comida o agua.
Esperar durante horas para recoger una manta o dos cartones de leche est¨¢ encrespando los ¨¢nimos de los miles de refugiados albanokosovares que saturan de forma alarmante la capacidad de los campos de deportados de la Rep¨²blica de Macedonia. "La tensi¨®n no ha alcanzado un punto l¨ªmite pero podr¨ªa hacerlo si los refugiados contin¨²an llegando al ritmo que lo han hecho hasta ahora. Entonces s¨ª habr¨¢ peligro para la actual seguridad en el interior de los campos", asegur¨® ayer el portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en la zona, Ron Redmond. Y confirm¨® lo que todo el mundo tem¨ªa. Que no va a ser una sola la noche que los reci¨¦n llegados vayan a pasar bajo cielo descubierto.
"Tendr¨¢n que seguir durmiendo en la calle. Como lo har¨¢n los que lleguen a partir de ahora", afirm¨® Redmond bajo unas nubes que desde ayer por la ma?ana amenazaban tormenta. Si as¨ª fuera, los cientos de personas que permanecen a la intemperie en el campo de tr¨¢nsito del paso fronterizo de Blace y los miles que est¨¢n del otro lado de la frontera tendr¨¢n que v¨¦rselas con la lluvia y el barro sin m¨¢s protecci¨®n que una simple lona de pl¨¢stico y una manta.
Al mediod¨ªa de ayer, eran entre 3.000 y 4.000 los deportados albanokosovares que buscaban refugio en Macedonia. Llegaron a bordo de un solo tren y de varios autobuses al puesto de Blace, a menos de 30 kil¨®metros de Skopje, seg¨²n confirm¨® Redmond. Muchos de ellos han conseguido escapar a la barbarie a pesar de llevar sus se?ales en el cuerpo. Piernas fracturadas por la brutalidad de los militares serbios y heridas de bala fueron algunas de las heridas visibles que pudieron mostrar quienes ya se sent¨ªan a salvo.
Otras s¨®lo pod¨ªan relatarse. Fue el caso de una anciana que asegur¨® haber contemplado el rapto de mujeres j¨®venes por parte de los paramilitares serbios. "Despu¨¦s de llev¨¢rselas no volvimos a verlas m¨¢s", afirm¨®. Todos los testimonios apuntaban a que las fuerzas yugoslavas est¨¢n vaciando por completo los pueblos de la provincia serbia de Kosovo. Pero ahora con una nueva modalidad: para dejarlos marchar, despu¨¦s de haberles despojado de todo y quemado sus casas, les exigen un pago que en ocasiones alcanza los 2.000 marcos por persona (unas 170.000 pesetas). Ante la falta de comida no les queda m¨¢s remedio que emprender el camino hacia la frontera. "En Pristina, las ¨²nicas tiendas que permanecen abiertas son regentadas por serbios que se niegan a vender nada a los albaneses", asegur¨® un hombre que llevaba m¨¢s de una semana de viaje y finalmente ayer se derrumb¨® sobre la lona de pl¨¢stico que le proporcion¨® ACNUR.
Quienes no consiguen cruzar la frontera se lanzan desesperados a las monta?as para intentar pasar a Macedonia de forma ilegal. Pero nada escapa al control de las fuerzas serbias. Por eso han minado gran parte de su l¨ªnea fronteriza. Ayer mor¨ªan reventados seis refugiados albanokosovares al explotar una mina del lado yugoslavo de la frontera, seg¨²n inform¨® el ministerio macedonio de Defensa. La explosi¨®n produjo dos heridos graves y cinco leves. Formaban parte de un grupo de 50 refugiados que habr¨ªan decidido entrar ilegalmente en Macedonia.
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