EEUU se ve abocado a una ofensiva terrestre impopular y compleja
La negativa de la C¨¢mara de Representantes a apoyar la campa?a de bombardeos sobre Yugoslavia (213 s¨ªes y 213 noes) ha sacado a la superficie el malestar y la ansiedad que genera en esta sociedad una guerra que se ve lejana y sin una clara salida. Con la opci¨®n diplom¨¢tica empantanada en las cinco condiciones "irrenunciables", y los bombardeos a¨¦reos como ¨²nica alternativa por el momento, el recurso a una ofensiva terrestre gana fuerza en medios militares y en aquellos sectores para los que s¨®lo una victoria militar es imprescindible para salvar el prestigio de la OTAN.
Pero el despliegue de una fuerza terrestre capaz de ocupar Kosovo en poco tiempo se enfrenta en Estados Unidos no s¨®lo a problemas pol¨ªticos - exigir¨ªa la aprobaci¨®n previa del Congreso- y a una creciente oposici¨®n de la opini¨®n p¨²blica, sino a dificultades log¨ªsticas nada despreciables, seg¨²n los primeros an¨¢lisis que circulan en la prensa. Aunque el Pent¨¢gono mantiene en secreto sus planes operativos para una posible invasi¨®n de Kosovo -la OTAN est¨¢ poniendo al d¨ªa todas las opciones posibles-, se calcula que Estados Unidos tardar¨ªa al menos 75 d¨ªas en desplazar al teatro de operaciones la m¨¢xima fuerza posible sin una movilizaci¨®n general. En ese tiempo, cinco divisiones y 100.000 soldados podr¨ªan llegar hasta Yugoslavia, aunque algunos expertos consideran ese periodo demasiado escaso.Las dificultades log¨ªsticas que ha supuesto desplazar desde Estados Unidos y desplegar frente a la frontera yugoslava dos docenas de helic¨®pteros Apache, con la fuerza de protecci¨®n necesaria, indican lo complejo de una tarea que ha requerido costos¨ªsimas inversiones en gigantescos medios de transporte de los que hoy s¨®lo dispone el Ej¨¦rcito de Estados Unidos.
Aunque en medios pol¨ªticos de la Alianza Atl¨¢ntica irrita que se especule con la posibilidad de una invasi¨®n terrestre y mantienen oficialmente una confianza ciega en la estrategia de bombardeos selectivos, los analistas militares empiezan a hablar de plazos. La invasi¨®n terrestre, si fuera necesaria, habr¨ªa de hacerse antes de que llegara el invierno, y aunque la fecha parece lejana, la complejidad y lentitud de la operaci¨®n, que tendr¨ªa una doble vertiente pol¨ªtica y militar, obligar¨ªa a tomar decisiones antes de lo que parece. Estados Unidos mantiene en estos momentos en Albania una fuerza compuesta por 5.300 hombres.
Michael O. Hanlon, un analista de la prestigiosa Brookings Institution de Washington, entrevistado por el diario The New York Times, se?al¨® que el Pent¨¢gono podr¨ªa optar por desplegar en un mes una unidad menor, como una divisi¨®n de asalto, pero el miedo a sufrir muchas bajas empuja a los Estados Mayores a utilizar el mayor n¨²mero de fuerzas posibles para tener una superioridad abrumadora desde el primer momento. El despliegue de dos divisiones acorazadas, con 34.000 soldados y m¨¢s de 100.000 toneladas de pertrechos, exigir¨ªa cerca de dos meses. Pero ese tipo de fuerzas parece insuficiente.
Los soldados necesarios
Durante el pasado oto?o, cuando los analistas de la Alianza Atl¨¢ntica realizaron sus primeros estudios sobre un posible ataque terrestre, calcularon que har¨ªan falta 75.000 soldados para ocupar Kosovo y cerca de 200.000 para controlar toda Yugoslavia.
Los problemas log¨ªsticos, ausencia de puertos con suficiente calado en Albania para recibir una fuerza expedicionaria de esa magnitud, y la falta de carreteras hacia la frontera de Kosovo para transportar material y pertrechos, tambi¨¦n tienen una vertiente pol¨ªtica.
Los puertos griegos o la frontera h¨²ngara ser¨ªan alternativas razonables para el desembarco, por una lado, de la fuerza invasora o, en el caso h¨²ngaro, para el despliegue de las unidades blindadas que atacasen directamente en direcci¨®n a Belgrado. Pero ambas posibilidades chocan con problemas diplom¨¢ticos, ya que tanto griegos como h¨²ngaros se resisten a participar en una posible ofensiva terrestre.
La conocida publicaci¨®n dedicada a temas militares Jane"s Defense Weekly, que basa su informaci¨®n en la opini¨®n de generales norteamericanos, tambi¨¦n cifra en 100.000 el n¨²mero de soldados que ser¨ªan necesarios para desalojar a los serbios de la provincia de Kosovo. Entre los principales responsables militares citados por esa publicaci¨®n existe la convicci¨®n de que la ofensiva a¨¦rea no bastar¨¢ para conseguir los objetivos que se ha fijado la OTAN.
El general George Joulwan, que estuvo al mando de las fuerzas de la OTAN en Bosnia y que particip¨® en los acuerdos de Dayton de 1996 con el presidente Slobodan Milosevic, se declar¨® "molesto" porque el presidente Bill Clinton no optara por la acci¨®n terrestre desde el comienzo de la intervenci¨®n militar en Kosovo. Para el general Edward Atkeson, que pertenece al Instituto de Guerra Terrestre, las posibilidades de que los serbios cedan ante los bombardeos son solamente de un 50%.
El presidente Clinton, que se aferra a la idea de que los bombardeos acabar¨¢n por derrumbar la resistencia del Ej¨¦rcito yugoslavo -en su ¨²ltima intervenci¨®n dej¨® entrever que los ataques a¨¦reos podr¨ªan durar cuatro meses m¨¢s-, deber¨¢ decidir en un plazo de tiempo razonablemente corto si opta por la ofensiva terrestre o renuncia a ella y se queda con la otra ¨²nica salida posible: la negociaci¨®n diplom¨¢tica a trav¨¦s de las Naciones Unidas con Mosc¨² como mediador.
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