Garabitas
Jos¨¦ Ignacio Echevarr¨ªa, concejal de Seguridad, est¨¢ negociando con las lumis que merodean por la Casa de Campo. Intentan ambas partes llegar a un acuerdo para aglutinar la prostituci¨®n campera en el Cerro de Garabitas. Un cerro siempre fue lugar discreto para las cabras, para retozar, subir al ¨¢rbol, cortar la flor y ponerla en toda la mitad del medio de la cosa. Ah¨ª est¨¢n para demostrarlo los cerros de ?beda o, sin ir m¨¢s lejos, el Cerro de los ?ngeles (a pesar de su nombre, de su historia y de sus s¨ªmbolos, este cerro es utilizado por numerosos ciudadanos para manipulaciones lascivas crepusculares, que sonrojan a los pinos y mancillan el decoro del lugar. Las autoridades de Getafe, alertadas del desacato, han puesto la mano en la porra).Se pretende, al parecer, controlar a las raposonas de muslamen y bolso en ristre, alej¨¢ndolas de menores y se?oras de edad que pasean por el lago a su bola al atardecer. La verdad es que tanto los ni?os como la mayor¨ªa de sus abuelas son m¨¢s permisivos y pasotas que la sociedad, en general, y que el equipo de Gobierno, en particular. Sin ser tan moderno y carism¨¢tico como ?lvarez del Manzano, Felipe II se lo mont¨® mucho mejor y m¨¢s pragm¨¢tico: la Puerta del Sol y sus aleda?os eran un retablo de manceb¨ªas legales, donde cada manceba dispon¨ªa de cartilla sanitaria y curr¨ªculo. El rey sabio se percat¨® de que las putas, inasequibles al desaliento y al cinismo, son lapas de centro urbano y siempre tendr¨¢n manejos inconfensables con la burocracia y las cloacas.
Con esto del Cerro de las Garabitas no conseguir¨¢n, cuitados, despejar de movidas p¨¦lvicas ni el centro ni la Casa de Campo. Pero nuestros ediles han conseguido algo m¨¢s bello y duradero. De ahora en adelante, las lumis madrile?as, tan barrocas de nomenclatura, tambi¨¦n se llaman garabitas, palabra sinuosa con aromas de lujuria y cosquillas. Por simpat¨ªa, los macarras ser¨¢n garabito ("asiento en alto que usaban algunas vendedoras en la plaza", seg¨²n el diccionario). Todo el mundo sospecha, por otra parte, que un chapero que se precie tiene que tener algo de carapito.
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