Un problema social, no jur¨ªdico
Alejo Aznar no era el ¨²nico sin techo y con una grave enfermedad a cuestas. Hay m¨¢s, muchos m¨¢s. Llevan a?os enganchados a las drogas, sobreviven como pueden, busc¨¢ndose la vida, y, como el joven de Getxo, no quieren ni o¨ªr hablar de las normas, horarios,... que existen en los centros de acogida. Y si no quieren, nadie les puede obligar a ingresar. S¨®lo ocurrir¨ªa si un juez determinara que no son due?os de sus actos. Quienes viven como Alejo "son capaces de valerse por s¨ª mismos; tienen un problema social, ni mental ni jur¨ªdico", explican fuentes judiciales. Las mismas fuentes consideran que estos excluidos sociales distinguen entre "el bien y el mal" y "saben las consecuencias de lo que hacen". Gente que trabaja con personas inmersas en esa problem¨¢tica opina que ante este panorama es indispensable adaptar los centros a sus necesidades. "Necesitan un albergue con reglas muy flexibles, donde haya un lugar para poder inyectarse en condiciones higi¨¦nicas, ducharse, lavar la ropa y se les d¨¦ la hero¨ªna o la coca¨ªna que consumen", en palabras de Mar¨ªa Segador, de la comisi¨®n ciudadana antisida de Vizcaya. Seg¨²n esta mujer que patea Bilbao La Vieja desde hace a?os, por la zona pululan entre 90 y 100 drogadictos sin nada que se parezca a un hogar. Una asistente social de un hospital p¨²blico insiste en que la sociedad debe aceptar que existe un colectivo que aunque no quiere vivir seg¨²n las normas establecidas, precisa centros de atenci¨®n. Las tuberculosis, neumon¨ªas, el VIH, la hepatitis, las grangrenas, los abcesos,.... son frecuentes en ellos. El caso de los inmigrantes indocumentados es a¨²n m¨¢s tr¨¢gico porque a menudo no se atreven a ir al hospital. Segador ve "mucha hipocres¨ªa". Y explica: "Ahora les damos las herramientas: jeringuillas y agua esterilizada, y luego, se tienen que estar inyectando de cualquier manera", concluye.
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