Las dos caras del conflicto de los m¨¦dicos
Un MIR y un portavoz de los MESTOS debaten sobre el pr¨®ximo decreto de especializaci¨®n
Los j¨®venes MIR empezaron una huelga la pasada semana en Galicia y Canarias a la que esta pr¨®xima se ir¨¢n sumando los de hospitales del resto del Estado. Defienden la exclusividad de la v¨ªa MIR, un aprendizaje tutelado hospitalario entre tres y cinco a?os instaurado desde 1984 como el ¨²nico para obtener la especialidad. No est¨¢n dispuestos a que, mediante un decreto que intenta mitigar las consecuencias de una falta de planificaci¨®n hist¨®rica, se reconozca como especialistas a quienes no superaron en su d¨ªa el examen para obtener una de las escasas plazas MIR y se formaron por su cuenta, los llamados MESTOS (m¨¦dicos especialistas sin t¨ªtulo oficial).Las posiciones son hoy por hoy irreconciliables, como se reflej¨® en una reuni¨®n convocada por EL PA?S entre Antonio Gallego, representante de los MESTOS y autor de esta denominaci¨®n en 1991, y Sebasti¨¢n Monz¨®n, joven m¨¦dico en tercer a?o de formaci¨®n MIR. Aunque este conflicto concreto se zanjara con un decreto, la situaci¨®n puede volver a estallar dentro de unos a?os porque la bolsa hist¨®rica acumulada de m¨¦dicos sin especializar hace que hoy todav¨ªa se presenten en torno a 19.000 aspirantes para 5.000 plazas MIR.
Antonio Gallego. En determinados a?os para una oferta de 1.850 plazas hab¨ªa una demanda de 18.000 candidatos. Esto es una barbaridad. El sistema no pod¨ªa dar formaci¨®n a todos, pero los m¨¦dicos que estaban ah¨ª no ten¨ªan ninguna culpa de tener una licenciatura en ese momento. Entonces hab¨ªa formadores con escuelas universitarias y hospitales acreditados para la docencia que les ofrec¨ªan formaci¨®n paralela. Al final estos m¨¦dicos entraron a integrar las plantillas de guardia que a su vez formaron a muchos MIR. Hay 5.000 m¨¦dicos en esta situaci¨®n. Lo que le hemos presentado al Gobierno es una situaci¨®n real. Y le hemos dicho: "Coja a esos 5.000 y m¨¦talos en la c¨¢rcel o estudie soluciones". Sebasti¨¢n Monz¨®n. Estamos de acuerdo en la dejadez hist¨®rica de la Administraci¨®n. Ahora bien, cuando una persona va al especialista quiere que le vea uno que se ha formado bien. No uno al que le han dado un t¨ªtulo para solucionar un problema de falta de planificaci¨®n sanitaria. Se atenta contra el principio de igualdad ante la ley, puesto que a nosotros se nos exige pasar un examen como es el MIR mientras que a ellos si presentan un curr¨ªculum adecuado seg¨²n el tribunal se les dar¨ªa el t¨ªtulo. Nosotros defendemos el sistema MIR por bueno, porque garantiza la formaci¨®n adecuada con una evaluaci¨®n continuada y por algo fundamental: porque, adem¨¢s de bueno, es justo. El que pasa el examen est¨¢ dentro y el que no, no. No establecemos diferencias de juego. El sistema MIR est¨¢ abierto a todos.
A.G. Eso es falso. La escuela cuando est¨¢ llena, est¨¢ llena. Lo que no podemos hacer es marcar unas reglas de juego que limitan el acceso a la formaci¨®n, un derecho constitucional que se nos ha negado estos a?os. Usted haga una escuela donde quepan 23.000 y entonces tendremos oportunidades para escoger la profesi¨®n.
S.M. Es cierto que la escuela estaba llena. Pero tanto para ellos como para nosotros.
EL PA?S. ?Por qu¨¦ es tan complicado para muchos licenciados pasar un examen MIR?
A.G. Porque no hay plazas para todos. Es un examen de competici¨®n de conocimientos. Nadie ha comprobado que el que hoy tenga el n¨²mero 4.000 sea mejor que el 4.000 en 1984 . ?sa es la realidad. No estamos garantizando que sean los mejores como m¨¦dicos, sino que en ese momento las personas han superado esa prueba con mejor calidad de conocimientos.
S.M. ?Y le parece poco justo?
A.G. Yo digo que si hay para todos es justo y si no hay para todos, no. Yo no hablo de oposiciones para una plaza de m¨¦dico adjunto, sino de oposiciones para seleccionar a quien le damos formaci¨®n. Eso es una barbaridad.
S.M. Con su razonamiento habr¨ªa que dar el t¨ªtulo a todos los compa?eros de nuestra generaci¨®n que no han pasado el examen. Yo tengo un buen amigo que el a?o pasado no aprob¨® el MIR , tambi¨¦n habr¨¢ que darle el acceso a la especialidad.
A.G. Pues usted d¨ªgale al padre de su amigo que le va a tener en casa ocho a?os o nueve hasta que consiga aprobar.
EL PA?S. ?Hay otra carrera que limite la posibilidad de una formaci¨®n sin la cual pr¨¢cticamente no se podr¨¢ ejercer?
S.M. Yo no la conozco. Los licenciados despu¨¦s del 95 tampoco podemos ejercer la medicina sin hacer el MIR. Ser¨ªa l¨®gico que el sistema MIR acaparara a todos los licenciados que sea posible porque si no es tremento. Pero, en resumidas cuentas, ellos pueden trabajar de m¨¦dicos generales en la sanidad privada.
A.G. Esto no es as¨ª. Tal y como est¨¢n reguladas hoy las profesiones no podr¨ªan trabajar como m¨¦dicos generales.
S.M. Lo que quiero decir es que si a usted o a m¨ª nos echan del trabajo, usted puede poner una consulta privada de medicina general y yo, no.
EL PA?S. ?A qu¨¦ tienen miedo los MIR si a estos 3.000 o 5.000 MESTOS se les reconoce la especialidad?
S.M. Tenemos miedo a perder el reconocimiento internacional de calidad que tiene la sanidad espa?ola por la formaci¨®n especializada v¨ªa MIR y tenemos miedo a no poder optar a puestos que exijan experiencia profesional porque en eso no podremos competir con los MESTOS. Yo estoy en contra de que no se te garantice la formaci¨®n especializada. A m¨ª no me la garantizaron. A este se?or, tampoco. A los que hubo en medio, tampoco. Para bien o para mal hay un n¨²mero limitado de personas que van a acceder a la formaci¨®n. Tendremos que establecer un baremo. Eso s¨ª, el mismo para todos.
A.G. Que el motivo de la situaci¨®n actual es manipular los puestos de trabajo es evidente. Yo le garantizo a usted que en este momento el sistema tiene unos 5.000 MESTOS trabajando en las especialidades que van a solicitar al Gobierno y lo ¨²nico que tiene que decirle el Gobierno a los ¨®rganos que garantizan esa formaci¨®n es que los valore y los eval¨²e. Dice usted que la formaci¨®n MIR como tal es reconocida internacionalmente. Es cierto. El ¨²nico punto d¨¦bil es que nosotros vamos a pasar por una evaluaci¨®n final de nuestra formaci¨®n y al MIR no le eval¨²a nadie su formaci¨®n.
S.M. Es cierto que hay un examen final. Hacemos algo mucho mejor, una evaluaci¨®n continuada, a?o por a?o, de la comisi¨®n de docencia de cada hospital.
EL PA?S. Aquellos que no aprobaron el MIR, pero que tampoco tuvieron la suerte de formarse paralelamente en un hospital, pueden reclamar tambi¨¦n su derecho a ser especialistas.
A.G. ?sta es una tarea de Estado; una tarea de Gobierno que se llama Ley de Ordenaci¨®n de las Profesiones Sanitarias. Llevamos ya como 12 a?os arriba y abajo sin la ley, con tres mamotretos o cuatro de proyectos que no han prosperado. El ministerio tiene que resolver la papeleta que tiene sobre la mesa. Nosotros le hemos aportado todos los datos para que lo hiciera de una forma justa, garantizando la calidad asistencial de la poblaci¨®n.
S.M. Estamos de acuerdo en que se trata de un problema que la Administraci¨®n ha creado y que debe solucionar siempre que no sea a costa de la calidad del sistema MIR, porque el paciente no tiene por que padecer la....
A.G. Presupone usted la mala calidad del MESTO. Y eso es ofensivo, falso. S.M. Lo que digo es que es una formaci¨®n que no est¨¢ demostrada. Nosotros la demostramos, el MESTO, no.
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