La guerra en los Balcanes enfrenta al congreso de Los Verdes con el fin de su sue?o pacifista

El cambio es verde. ?ste era el t¨ªtulo del programa con el que acudi¨® a las urnas en septiembre de 1998 el partido que hoy es el socio menor de la coalici¨®n gubernamental, vertebrada por la socialdemocracia alemana (SPD). Ma?ana, en el congreso extraordinario de Bielefeld, los dirigentes verdes tratar¨¢n de convencer a los militantes de base de que acepten la adaptaci¨®n al poder, es decir, que se despidan, en la pr¨¢ctica, de la pol¨ªtica exterior ("reforzar a la OSCE y arrinconar a la OTAN") que todav¨ªa invocaban el a?o pasado. El congreso estar¨¢ dominado por el conflicto en Yugoslavia.

Los Verdes suelen dar sorpresas en los congresos, ya que los militantes no se pliegan con facilidad a las consignas de los dirigentes. Nadie puede predecir lo que suceder¨¢ en un foro que re¨²ne a 750 delegados y a m¨¢s de mil periodistas, convencidos de asistir a la metamorfosis de una generaci¨®n y una ¨¦poca en Europa.La guerra de Yugoslavia somete la relaci¨®n de los dirigentes del partido con sus bases a fuertes tensiones. Una por una, las organizaciones regionales han ido tomando posiciones en torno al principal punto de discordia: los bombardeos de la OTAN. Temerosa del cisma, la directiva del partido apoya la pol¨ªtica del ministro Joschka Fischer, pero va algo m¨¢s all¨¢, al proponer un alto el fuego condicionado y unilateral como primer paso para invertir la escalada militar en Kosovo.

Los siete "principios generales" suscritos por el G-8 -los pa¨ªses m¨¢s industrializados y Rusia- el pasado d¨ªa 6 en Petersberg infundieron nuevo optimismo a quienes esperan mantener unidas las corrientes que cristalizaron en 1980, en un partido que por primera vez entr¨® en el Parlamento federal en 1983. Los defensores de Joschka Fischer alegan que los "principios generales" son la aplicaci¨®n del plan de paz del ministro. La diplomacia alemana, dicen, ha recuperado a Rusia para el trabajo en equipo y ha conseguido que la pol¨ªtica se imponga a la l¨ªnea militar. Que los bombardeos contin¨²en no impide insistir en este argumento. A la labor de convencer a los pacifistas verdes para que apoyen al Gobierno alem¨¢n se ha lanzado incluso el l¨ªder alban¨¦s Ibrahim Rugova, en una carta abierta al congreso. Su argumento: "Nosotros [los albaneses] , y no ustedes, somos los afectados por su decisi¨®n".

Disciplina de partido

"Puede ser el congreso m¨¢s dram¨¢tico de la historia del partido", dice Helmut Lippelt, el portavoz de pol¨ªtica exterior del grupo parlamentario verde en el Bundestag. Tras los acuerdos de Petersberg, Lippelt cre¨ªa que el peligro de cisma hab¨ªa sido conjurado, a no ser que "Fischer y los que le apoyan est¨¦n en minor¨ªa". "El partido se escindir¨¢ si se aprueba una resoluci¨®n que limite la capacidad de acci¨®n de Fischer y le ponga ante el dilema de, o bien, acatar la disciplina del partido o bien ser leal a una pol¨ªtica exterior ya comenzada". Si eso sucediera, Fischer "dar¨ªa pasos que seguramente escindir¨ªan al partido", se?ala Lippelt. "Si, en cambio, Fischer logra una mayor¨ªa, entonces s¨®lo hay peligro de que se produzca una oleada de salidas del partido", se?ala Lippelt en una conversaci¨®n con EL PA?S.Los dirigentes verdes no se plantean hoy la renuncia al poder y Bielefeld no es el foro donde se revisan programas pasados de moda. "Los Verdes no aceptan que la OTAN extienda su papel a costa de la ONU y de la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (OSCE) para imponer su propio dominio militar", dec¨ªa su programa electoral. La OTAN, con su doctrina de "protecci¨®n mundial", est¨¢ "planeando aventuras militares en las que Alemania puede verse involucrada", continuaba aquel documento, que acusaba a la Alianza Atl¨¢ntica de estar m¨¢s interesada en su "salvaci¨®n" como organismo que en la construcci¨®n de un sistema integrado de seguridad que incluya a los Estados sucesores de la URSS y Europa.

El proyecto de cambio de Los Verdes dur¨® hasta despu¨¦s de las elecciones. En el programa de la coalici¨®n gubernamental (octubre de 1998), la OTAN figuraba ya como "instrumento irrenunciable" de la seguridad internacional. Varios meses de experiencia m¨¢s convencieron a los dirigentes, como al viceministro de Exteriores Ludger Vollmer, de que el margen de maniobra disponible para Los Verdes, como partido, y para Alemania, como pa¨ªs, es muy limitado en la escena internacional. M¨¢s a¨²n. Fischer ha advertido a los militantes de que no se hicieran ilusiones sobre un cambio de pol¨ªtica tras una desintegraci¨®n de la coalici¨®n. Habr¨ªa, s¨ª, otra coalici¨®n, "pero no otra pol¨ªtica de la Rep¨²blica Federal de Alemania", ha dicho el ministro. Incluso a Slobodan Milosevic le fallaron los c¨¢lculos. El mediador norteamericano Richard Holbrooke advirti¨® a los alemanes de que el dirigente yugoslavo ve¨ªa la llegada al poder de un partido pacifista como una v¨ªa para sustraerse la presi¨®n internacional, seg¨²n cuenta Lippelt.

En el tiempo que llevan en el poder, Los Verdes han demostrado ser fieles aliados atl¨¢nticos y han calmado los ¨¢nimos de Washington, que se crisparon un poco cuando Fischer quiso revisar la doctrina de primer uso de la fuerza nuclear. La sangre no lleg¨® al r¨ªo. "Las discusiones con los norteamericanos son tal vez algo m¨¢s controvertidas que en ¨¦poca del Gobierno anterior", se?ala la portavoz de Defensa del Grupo Parlamentario verde, Angelica Beer. Los Verdes de hoy est¨¢n muy lejos de incidentes como el que protagoniz¨® en 1983 un diputado regional que salpic¨® de sangre el uniforme de un general norteamericano.