Estados Unidos recrea un clima de guerra fr¨ªa y tilda de manipulaci¨®n las protestas de Pek¨ªn
El Gobierno de Bill Clinton, harto de que China no acepte sus excusas, pas¨® anoche a la contraofensiva verbal, recreando un clima de guerra fr¨ªa entre Washington y Pek¨ªn. William Cohen, secretario de Defensa, afirm¨® que Pek¨ªn est¨¢ "exagerando" su reacci¨®n al ataque norteamericano a la Embajada china en Belgrado y present¨® las protestas callejeras chinas como el fruto de "una calculada manipulaci¨®n". Cohen pidi¨® al presidente chino Jiang Zemin y al ministro de Exteriores, Tang Jiaxuan, que respondan a las llamadas telef¨®nicas que les hacen desde el s¨¢bado Clinton y Madeleine Albright.El deterioro de las siempre dif¨ªciles relaciones con China es el principal "da?o colateral" en la escena diplom¨¢tica internacional sufrido por EEUU a causa de la guerra de Kosovo. Es muy grave para un Clinton que propon¨ªa como uno de sus grandes objetivos la construcci¨®n de "una asociaci¨®n estrat¨¦gica para el siglo XXI" con Pek¨ªn. EEUU ha cancelado todas las visitas a China de sus funcionarios y empresarios; China ha suspendido las negociaciones bilaterales sobre control de armamentos, cooperaci¨®n militar y derechos humanos, y su ingreso en la Organizaci¨®n Mundial de Comercio est¨¢ m¨¢s en el aire que nunca. Mientras China vive una subida de fiebre nacionalista y antinorteamericana, el sentimiento de culpabilidad de Clinton por el bombardeo de la embajada puede llevarle a conceder ahora al gigante asi¨¢tico lo que le neg¨® durante la visita a Washington del primer ministro Zhu Romgji: luz verde para la entrada en la OMC antes de finales de a?o. Pero tambi¨¦n es m¨¢s improbable que nunca que la mayor¨ªa republicana en el Congreso se incline por aprobar ese ingreso antes de las vacaciones parlamentarias de verano. En ese caso, el asunto quedar¨ªa ya en manos del sucesor de Clinton en la Casa Blanca, en el 2001.
Las im¨¢genes del cerco a la Embajada norteamericana en Pek¨ªn han reavivado en Washington los sentimientos de quienes se oponen a la apertura. Los republicanos insisten en que Pek¨ªn viola los derechos humanos, roba los secretos nucleares de EEUU e intenta influir en su pol¨ªtica con donativos electorales. Los sindicatos vinculados al Partido Dem¨®crata denuncian que China explota de modo inhumano a los trabajadores.
En un nuevo episodio de la crisis, Pek¨ªn ayer pidi¨® que el embajador norteamericano, James Sasser, no asista a los funerales por los tres periodistas chinos muertos en el bombardeo de la embajada.
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