?Qui¨¦n es Milosevic?
Desde hace unos a?os, todas las interrogantes sobre la tragedia de los Balcanes tropiezan con un enigma: ?qui¨¦n es Slobodan Milosevic? El drama yugoslavo ha visto su epicentro desplazarse, de local ha pasado a mundial, algunos de sus actores han desaparecido, otros han aparecido sobre el escenario yugoslavo e internacional, pero s¨®lo uno ha seguido estando presente. Slobodan Milosevic: verdadero motor de la cat¨¢strofe desde su toma del poder en Serbia en 1987. En el ¨²ltimo acto de este siglo, cuando el tel¨®n se cierra, sigue ocupando el escenario, rodeado de la ¨¦lite pol¨ªtica occidental al completo, como si una mano misteriosa dispusiese la puesta en escena desde los bastidores de la historia, planteando una ¨²ltima vez al p¨²blico estupefacto el enigma de la estupidez y del mal.?Qui¨¦n es este hombre? Act¨²a como un espejo m¨¢gico que s¨®lo refleja las debilidades y los defectos, haciendo que todo lo dem¨¢s parezca falaz y superfluo; transforma en burla la idea de v¨ªctima y de inocencia; le gusta colocar en puestos importantes a los peores canallas, no tanto para recompensarlos como para ridiculizar los valores de la sociedad. En 1987, Milosevic fue proclamado por la prensa hombre del a?o por haber "transformado la apat¨ªa del pueblo serbio en victoria serbia". Luego vinieron las purgas, los m¨ªtines nacionalistas, la histeria de la prensa; en nombre de la homogeneizaci¨®n de los serbios se perdona todo. Se despertaron los miedos ancestrales, los odios y los conflictos; la polic¨ªa y los medios de comunicaci¨®n act¨²an al un¨ªsono, con una perfecci¨®n sorprendente. Se esbozan unos planes para un nuevo reparto de Yugoslavia y se suprime la autonom¨ªa de Kosovo y de la Voivodina. Pero la euforia persiste, se traslada la batalla hacia Eslovenia y Croacia, la tragedia bosnia se va dibujando.
La oposici¨®n democr¨¢tica explica con desesperaci¨®n a los diplom¨¢ticos occidentales el drama que se est¨¢ preparando, pero se da de bruces con sonrisas ir¨®nicas. El 13 de febrero de 1990, durante una reuni¨®n informal con sus cuatro colaboradores principales, Milosevic suelta: "Habr¨¢ guerra, ?naturalmente!".
Reina entonces un ambiente de desintegraci¨®n desenfrenado del que nunca podr¨¢n dar idea los archivos de ese periodo; la personalidad de Milosevic transforma definitivamente en pesadilla la conciencia de todos, adeptos o adversarios. M¨¢s tarde, un habitante de Belgrado afirmar¨ªa: "Quien no se haya vuelto loco durante estos diez a?os, no es normal". ?Qui¨¦n es este hombre?
Si queremos evitar el misticismo, hay que hablar de la patolog¨ªa de Slobodan Milosevic y del matrimonio Milosevic. Los dos padres de Milosevic se suicidaron y la madre de su mujer fue fusilada por traici¨®n por los comunistas. Se sabe con certeza que la se?ora de Milosevic creci¨® a la sombra de esta tragedia, corro¨ªda por la ambici¨®n y el deseo de venganza. Como escribe su bi¨®grafo Slavoljub Djukic, ambos eran considerados en su ciudad natal de Pozarevac como ni?os "sin amigos", sin nadie de confianza a su lado.
Quienes conocen los medios pol¨ªticos de Belgrado consideran que el papel de la mujer de Milosevic es enorme. Tiene la voz y la sensibilidad de un ni?o, no es en absoluto consciente de la realidad, pero, al igual que Milosevic, posee un instinto muy preciso del peligro y un p¨¦rfido arte para enga?ar a la gente -algo que no es raro encontrar en ciertas formas de locura-. Su diario, escrito en plena guerra de Bosnia, rebosa de digresiones l¨ªricas dignas de una ni?a so?adora, entremezcladas con aut¨¦nticas consignas sobre la eliminaci¨®n de sus adversarios. Encargada de seleccionar a los cabecillas, posee un instinto infalible para elegir todo aquello que es hip¨®crita, pervertido, con una ambici¨®n enfermiza, al igual que, de forma pueril, sabe hacerse la inocente cuando la hipocres¨ªa queda desenmascarada.
Es posible que se trate de seres que, por causa de sus tragedias personales, se encuentran tan alejados de la sociedad que necesitan como una droga la desgracia de la sociedad, que sue?an con esta desgracia, y en cuanto tienen la m¨¢s m¨ªnima oportunidad, la provocan con una pasi¨®n maligna. Su historia de amor es ins¨®lita, y no est¨¢ desprovista de grandeza. Dos seres desgraciados se fusionaron en su primera juventud y su amor se alimenta de la desgracia del mundo. Sin duda, consideran justo que su desgracia se vea compensada por la de los dem¨¢s.
A Milosevic le gustan especialmente las personas que se mofan de todo y cuyo discurso se reduce a insultos. Les da todo y tiene todo el poder sobre ellos. Ellos le siguen de forma ciega y florecen en esa sociedad transformada en un mont¨®n de basura. En esta revoluci¨®n social encontramos los residuos de la teor¨ªa y de la pr¨¢ctica de los dos movimientos totalitarios del siglo XX: el comunismo y el fascismo. Ambos, bajo una forma caricaturesca. Probablemente sea ¨¦sta la raz¨®n por la cual Occidente ha sentido la espantosa modernidad de Milosevic. Tal vez esto explique por qu¨¦ Occidente, seg¨²n una ley secreta, se haya encontrado finalmente ante el espejo m¨¢gico de Milosevic para ser desnudado.
En efecto, ?c¨®mo explicar de otro modo que los Gobiernos de 19 pa¨ªses del mundo industrializado, el mayor imperio y la mayor alianza militar de la historia, se hayan lanzado a una intervenci¨®n militar que, probablemente, representa la mayor estupidez pol¨ªtica del siglo XX? ?Por la ceguera del todopoderoso Estados Unidos? ?Por el oportunismo europeo? ?O, tal vez, m¨¢s bien para permitir a una clase pol¨ªtica superficial, a una sociedad de sibaritas que lo ignoran todo acerca de la tragedia de la vida y de la irracionalidad de la historia, tomar finalmente asiento al lado de la ¨²ltima encarnaci¨®n del mal del siglo XX para figurar en la foto de familia?
Sea lo que sea, nunca he visto a los grandes medios de comunicaci¨®n de los pa¨ªses democr¨¢ticos desplegar tales esfuerzos para ocultar la realidad y la verdad como durante mi estancia en Belgrado, durante las cuatro primeras semanas de la guerra. Nunca la ret¨®ri-
ca humanitaria ha ocultado tal vac¨ªo de esp¨ªritu. Los intelectuales comprometidos rara vez han sido tan un¨¢nimes a la hora de apoyar una acci¨®n tan fallida, como si tuvieran que recordar al mundo la historia de sus fracasos a lo largo de este siglo.?Qui¨¦n es este hombre?
Mi amigo Srdja Popovic suele hacer referencia a un ensayo de Wystan Auden sobre Yago, el personaje de Otelo, para dilucidar la personalidad de Slobodan Milosevic. Yago encuentra en las intrigas y en los conflictos que provoca a su alrededor una raz¨®n para vivir, no puede soportar que esa gente viva tranquilamente y, sobre todo, que finjan ser capaces de tener grandes sentimientos. Sabe que en el fondo de sus almas yace la debilidad y tiene que hacerla subir a la superficie. Auden considera que Shakespeare cre¨® un personaje que no ten¨ªa m¨¢s motivaci¨®n que hacer el mal por el mal, y que este perfil humano es especialmente actual en el mundo contempor¨¢neo.
A la gente normal le cuesta mucho identificar este tipo de personalidades, ya que no pueden imaginar que alguien utilice sin ninguna raz¨®n sus fuerzas s¨®lo con el ¨²nico objetivo de hacer el mal y de hallar la paz gracias al sufrimiento de los dem¨¢s. Por eso, sus malas acciones siempre tienen ¨¦xito. Al final del drama, Yago es desenmascarado. Cuando le preguntan ?por qu¨¦?, responde: "No me pregunt¨¦is nada. Sab¨¦is lo que sab¨¦is".
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