"Trabaj¨¢bamos en absoluto secreto"
Sus dificultades para comunicarse en castellano cuando fue a la escuela decidieron a Karmele Esnal, cuando obtuvo su t¨ªtulo de Magisterio, a comprometerse con la ense?anza de ni?os que ten¨ªan el mismo problema. En 1955 puso manos a la obra y, en un piso del centro de San Sebasti¨¢n, comenz¨® a dar clases a un grupo de nueve alumnos. "Al ser el euskera su lengua materna lo ten¨ªan m¨¢s dif¨ªcil en el colegio que otros ni?os que hablaban siempre en castellano", explica. Las clases se planteaban como particulares y a ellas se unieron posteriormente adultos que quer¨ªan aprender la lengua vasca. Al igual que los pisos de sus compa?eras, que ense?aban en diferentes puntos de la parte vieja donostiarra, el de Esnal carec¨ªa de todo: "los alumnos se sentaban en el suelo". Hasta 1963, la m¨¢s completa clandestinidad rode¨® la actividad de estas maestras. "Hac¨ªamos nuestro trabajo en un silencio absoluto", apunta. Despu¨¦s, "poco a poco y callando callando", su actividad fue admiti¨¦ndose, aunque siempre de forma velada. "Ven¨ªa el inspector de Educaci¨®n y ten¨ªamos que fingir que no pasaba nada. ?l lo sab¨ªa pero hac¨ªa como si no se enterara", recuerda Esnal. La apertura del Liceo Santo Tom¨¢s, la primera ikastola del Pa¨ªs Vasco, en la que comenz¨® a ense?ar la profesora, oficializ¨® un poco las cosas, "aunque segu¨ªa inspeccion¨¢ndose nuestra labor". Karmele Esnal ha seguido ejerciendo como profesora hasta el a?o pasado, en que se jubil¨®. Pese a haber trabajado durante m¨¢s de 40 a?os, s¨®lo cotiz¨® desde 1972, por lo que cobra actualmente el 90% de la pensi¨®n. Su situaci¨®n es m¨¢s favorable que la de otras, porque durante los ¨²ltimos a?os de su vida laboral cotiz¨® mucho. Otras compa?eras est¨¢n mucho peor, "sobre todo las m¨¢s mayores, que se jubilaron antes y cobran pensiones de miseria".
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