Pionera

Cuando no era com¨²n tener cuenta corriente, mi madre escond¨ªa el dinero del mes dentro de una enciclopedia de m¨¢s de cien tomos, en la p¨¢gina donde aparec¨ªa el art¨ªculo Dinero. Cre¨ªa que era un modo perfecto de ocultarlo sin el riesgo de que se extraviara. Pasado el tiempo, mi padre logr¨® transmitirle el escr¨²pulo de que a cualquier ladr¨®n m¨ªnimamente alfabetizado se le podr¨ªa ocurrir buscarlo en ese lugar. "Mujer, ponlo en la pe de pasta", sugiri¨®. Pero a ella no le gustaba ese t¨¦rmino. Objetaba adem¨¢s que los ladrones sab¨ªan que al dinero se le llamaba de este modo. Con parn¨¦ suced¨ªa lo mismo, adem¨¢s de resultar grosero.Obsesionada con la seguridad, el sueldo de mi padre fue pasando por los distintos vol¨²menes de la enciclopedia, oculto bajo voces tales como billetes, tesoro, cuartos, monises, met¨¢lico, efectivo, monedero, peculio... El problema es que hab¨ªa tantos nombres para decir lo mismo que luego, si no lo apuntaba en alg¨²n sitio (lo que quebraba las normas de seguridad), era incapaz de recordar d¨®nde lo hab¨ªa puesto. Adem¨¢s, mi padre deb¨ªa de tener un diccionario de sin¨®nimos, y siempre que ella se ufanaba de haber encontrado un vocablo seguro y l¨®gico, ¨¦l disfrutaba descubri¨¦ndolo y proclam¨¢ndolo luego por toda la casa, como si hubiera sido capaz de adivinar la combinaci¨®n de una caja fuerte.

Un d¨ªa finalmente hall¨® una palabra tan segura que resisti¨® todas las pesquisas de mi padre. Pero tuvieron que pasar muchos a?os (hasta que abri¨® su primera cuenta corriente) para que supi¨¦ramos que durante ese tiempo hab¨ªa guardado el dinero junto al vocablo Suiza. Hoy se le ocurre a cualquiera esconder la pasta en Suiza: ah¨ª est¨¢n los Huguet, los Aguiar, los Rold¨¢n... Pero entonces constitu¨ªa un alarde de imaginaci¨®n. Mi madre fue una pionera.