Una carrera de obst¨¢culos
Borrell se encontr¨® que el camino que quer¨ªa seguir hab¨ªa quedado bloqueado.
Emprendi¨® una carrera con la aspiraci¨®n de convertirse en la segunda figura m¨¢s relevante del PSOE, con un respaldo electoral que paliase la confianza que no ten¨ªan en ¨¦l los dirigentes, y acab¨® convertido en un l¨ªder electoral emplazado a derrotar a un partido gobernante y con la situaci¨®n econ¨®mica a su favor. La explicaci¨®n de la victoria probablemente fue la eclosi¨®n de una militancia a la que se le daba por primera vez la oportunidad de elegir directamente a un l¨ªder, justo despu¨¦s de que Felipe Gonz¨¢lez hubiese renunciado a su poder. La explicaci¨®n de que ¨¦l se presentase a la competici¨®n muy probablemente estuvo en que le hab¨ªan dejado sin terreno donde dar salida a su energ¨ªa pol¨ªtica, y la carrera de las elecciones primarias estaba hecha a la medida de un corredor como ¨¦l. Siempre quedar¨¢ como un futurible qu¨¦ habr¨ªa pasado si despu¨¦s del ¨²ltimo congreso federal del PSOE le hubiesen encomendado la portavoc¨ªa en el Congreso o le hubiesen ofrecido encabezar la siguiente candidatura para el Parlamento europeo, o cualquier otro puesto a la medida de su capacidad para hacer oposici¨®n o gesti¨®n.En la campa?a de las primarias, Borrell logr¨® devolver el entusiasmo a una militancia que se sent¨ªa como si no pudiera salir de casa y cuyos dirigentes aceptaban con cierta resignaci¨®n que en esta legislatura no pod¨ªan levantar cabeza. Levant¨® la bandera de que la oposici¨®n que realizaba el PSOE era "manifiestamente mejorable", y un d¨ªa provoc¨® la a?eja y refrescante imagen de un pol¨ªtico subido en una silla, en plena calle, dirigi¨¦ndose a los suyos, porque no cab¨ªan en el teatro que hab¨ªa sido concertado. El resultado de su triunfo desat¨® una corriente de aire nuevo que lleg¨® a denominarse el efecto Borrell. Pero el error en la forma de enfocar su pulso con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en el debate sobre el estado de la naci¨®n -unido a un sonrojante boicoteo de los diputados populares-, y los puntos d¨¦biles de su bagaje como pol¨ªtico echaron en pocas horas por tierra el vuelo que hab¨ªa empezado a remontar. El peso de aquel fracaso ha seguido gravitando sobre su figura, hasta el punto de no haber quedado borrado con los aciertos de otras intervenciones parlamentarias m¨¢s recientes.
Borrell se ha mostrado como un pol¨ªtico sin el caparaz¨®n protector de los pol¨ªticos profesionales, lo que le daba una imagen distinta, aunque a la vez jugaba en su contra una timidez y un retraimiento que no hac¨ªan de ¨¦l un personaje que suscitase a primera vista simpat¨ªa. Y, sin embargo, desde la tribuna despertaba admiraci¨®n por su preparaci¨®n, por su defensa de valores, por su inquina contra todo atisbo de corrupci¨®n. Proyectaba una imagen de integridad, acompa?ada a veces de una cierta exhibici¨®n de sus cualidades, y sus discursos buscaban los planteamientos con enjundia ideol¨®gica a fuer de rayar en la complejidad o en explicaciones a veces dif¨ªciles de seguir.
Activista empedernido, se convirti¨® en un viajero incansable para transmitir directamente, por toda Espa?a, un impulso que no lograba traspasar, para su desesperaci¨®n, la "barrera medi¨¢tica". Anoche se sent¨ªa m¨¢s relajado, despu¨¦s de una ma?ana en la que a¨²n tuvo dudas de si la suya era la decisi¨®n acertada. Y encontr¨® que lo era.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.