Bravo por la Polic¨ªa Municipal
El pasado domingo d¨ªa 9 de mayo, mientras paseaba por la calle del Doctor Esquerdo en su confluencia con la avenida de la Ciudad de Barcelona, alrededor de las siete de la tarde, acompa?ada de mi marido y mis dos hijos, fui testigo de un hecho admirable.En aquel lugar hab¨ªa una persona con sus facultades mentales mermadas, de gran corpulencia, que daba gritos como un poseso y que mostraba una agresividad pavorosa; su madre, tambi¨¦n presente en el lugar, aterrada, lloraba con un sentimiento en el que se mezclaban el dolor y el miedo dadas las constantes amenazas que su hijo demente profer¨ªa contra ella.
Los all¨ª presentes est¨¢bamos paralizados e incapaces de hacer nada, ya que el miedo nos imped¨ªa solidarizarnos y realizar cualquier acci¨®n que pudiese salvar aquella madre de una situaci¨®n tan dif¨ªcil y peligrosa. De pronto, y como si de un ¨¢ngel se tratase, apareci¨® un agente de la Polic¨ªa Municipal, se acerc¨® con valent¨ªa y cautelosamente al lugar, en un instante valor¨® la situaci¨®n, entreg¨® su arma a un compa?ero que le apoyaba a una distancia prudencial, creo que con el objeto de evitar que aquella persona se la pudiese arrebatar y ocasionar un da?o de irreparables consecuencias, haciendo uso de una templanza admirable, convers¨® con aquella persona enloquecida, ¨¦sta poco a poco fue dejando su ira de lado adoptando una actitud amigable con el agente, al que abraz¨® y bes¨®.
Aquella era una visi¨®n enternecedora que nos puso a todos un nudo en la garganta, la madre ya no lloraba de desesperaci¨®n, sino de felicidad al ver c¨®mo aquel ¨¢ngel vestido de azul hab¨ªa conseguido con mucha profesionalidad y ternura, que una situaci¨®n terrible acabase de forma feliz.
Mi m¨¢s sincera enhorabuena, se?or agente de la Polic¨ªa Municipal. No sabremos nunca ni mi familia ni yo qui¨¦n es usted, pero desde aqu¨ª le decimos gracias por su actuaci¨®n y por darnos a todos la oportunidad de aprender lo que es la serenidad y la templanza.-
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