JAVIER IMBRODA La felicidad y la canasta
J avier Imbroda ha sido el primer entrenador que ha aplicado la filosof¨ªa al baloncesto; la filosof¨ªa y las t¨¦cnicas de empresa. El hombre que ha aupado al Caja de San Fernando de Sevilla a la final de la Liga ACB -como ya lo hiciera hace tres temporadas con el Unicaja de M¨¢laga- sostiene una doctrina seg¨²n la cual los jugadores, para rendir plenamente, deben divertirse. Si los jugadores botan el bal¨®n con melancol¨ªa o lanzan al cesto con una nube de tristeza en los ojos nunca doblegar¨¢n al contrario. Felicidad y canasta son dos elementos indisolubles. ?Y el entrenador? ?Qu¨¦ es? ?El encargado de mantener el jard¨ªn de Epicuro? Algo parecido: el entrenador, ha dicho Imbroda, "es un gestor de recursos humanos". Es, digamos, el aspecto gerencial del oficio e Imbroda ha sido un regular director de los departamentos de recursos humanos donde ha trabajado. No han sido muchos, pero en todos ellos ha dejado una huella imborrable: Maristas, Mayoral y Unicaja de M¨¢laga, y desde esta temporada el Caja de San Fernando. Imbroda naci¨® en Melilla dos d¨ªas despu¨¦s del D¨ªa de Reyes del a?o 1961. Cuando acab¨® los estudios de Magisterio le ofrecieron una plaza de profesor en el colegio de los Maristas de M¨¢laga. El joven diplomado acept¨® la oferta y se traslad¨® a la pen¨ªnsula. Como casi todos los cambios de fortuna ¨¦ste requiri¨® un sacrificio: renunciar a jugar en el equipo de f¨²tbol de Melilla, que militaba en la Tercera Divisi¨®n. Imbroda, en M¨¢laga, inici¨® una nueva etapa como docente y liquid¨® su pasado como futbolista. En la temporada 1985-85 comenz¨® a entrenar al equipo del colegio, que militaba en la Primera B, a cambio de 25.000 pesetas mensuales. All¨ª empez¨® a aplicar sus teor¨ªas sobre la diversi¨®n al baloncesto y consigui¨® su primer ¨¦xito: en cuatro temporadas plant¨® al equipo en la Liga ACB. Su capacidad gerencial qued¨® de manifiesto cuando en la temporada 1989-90, al frente del Mayoral de M¨¢laga, se fij¨® en dos desconocidos norteamericanos que jugaban en la remota liga irlandesa. Los mand¨® llamar y a cambio de un mill¨®n y medio de pesetas anuales fich¨® a quienes se convertir¨ªan en el mejor jugador y el mejor anotador de la liga ACB: Mike y Ray Smith. El Mayoral contaba entonces con uno de los presupuestos m¨¢s discretos: 240 millones. Cinco a?os despu¨¦s, en la temporada 1994-95, con 90 millones m¨¢s, al frente del Unicaja, fruto de la fusi¨®n entre el Caja de Ronda y el Mayoral Maristas, consigui¨® el subcampeonato de la Liga ACB. Entonces volvi¨® a filosofar: "M¨¢laga es una ciudad poco arraigada, con poca identidad. Siempre hemos estado faltos de algo que nos una y nos sensibilice. Si el baloncesto ha sido un mortor para ello, mejor". Era, en suma, la aplicaci¨®n de la doctrina de felicidad y la diversi¨®n no ya a un equipo sino a una ciudad entera. Para entonces Imbroda ya hab¨ªa experimentado el acontecimiento deportivo m¨¢s sorprendente de su carrera: ayudante del entrenador nacional de Lituania en los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona de 1992. "No s¨¦ por qu¨¦ se han fijado en m¨ª. No he invitado a cenar a nadie", dijo sorprendido. Tampoco era menester: sus valedores no eran gastr¨®sofos sino jugadores exquisitos como Marchulenis, Homicius y Sabonis. Todos, adem¨¢s de jugadores de la selecci¨®n de su pa¨ªs, eran los principales accionistas de la federaci¨®n de baloncesto lituana y, en consecuencia, les asist¨ªa todo el derecho a fichar a quien quisieran. Y eligieron a Javier Imbroda. ?Por qu¨¦ abandon¨® M¨¢laga hace una temporada? Circulan varias teor¨ªas, una de ellas que los directivos del Unicaja rechazaron su pretensi¨®n de ocupar un puesto con car¨¢cter permanente. El equipo, es cierto, tampoco hab¨ªa ido lo bien que todos deseaban en las temporadas anteriores. ?O es que ya no cre¨ªan en su filosof¨ªa de la diversi¨®n y la canasta? Lo cierto es que Imbroda lleg¨® al Caja de San Fernando y ha revolucionado al equipo. Primero lo convirti¨® en subcampe¨®n de la Copa del Rey y ahora lo ha puesto en trance de disputar la final de la Liga ACB ante el Barcelona tras eliminar al Real Madrid. En 1995 ya hab¨ªa avisado: "Hemos abierto el camino a los modestos". Ahora, con plena consciencia, ha advertido: "Iremos a Barcelona sin complejos a ganar la Liga". ALEJANDRO V. GARC?A
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