La psiquiatr¨ªa, coto privado de c¨¢tedra
Los docentes afirman que el acceso de allegados es m¨¢s frecuente que en otras ¨¢reas
Buena parte de los docentes de psiquiatr¨ªa de las universidades p¨²blicas espa?olas est¨¢ soliviantada. Saben que en los campus hispanos impera la endogamia, como denunci¨® un editorial de la revista Nature, pero dicen que en sus departamentos el inmovilismo y el nepotismo supera ampliamente la media. Describen el statu quo como una red de estructura mafiosa que opera a nivel nacional para primar a familiares y amigos desplazando curr¨ªculos, labor de investigaci¨®n y experiencia cl¨ªnica. "A la psiquiatr¨ªa no ha llegado la transici¨®n", aseveran varios profesores.En 1952, Juan Jos¨¦ L¨®pez Ibor ocup¨® una de las primeras c¨¢tedras de Psiquiatr¨ªa que se institu¨ªan en Espa?a. Cuarenta a?os m¨¢s tarde, uno de sus hijos, Juan Jos¨¦ L¨®pez Ibor, logr¨® esa misma c¨¢tedra en la Universidad Complutense de Madrid. Ahora, una de las hijas de este ¨²ltimo, In¨¦s L¨®pez Ibor, es profesora con ¨¦l. Se da la circunstancia de que en este mismo departamento, formado por nueve docentes, trabajan tambi¨¦n el catedr¨¢tico Luis Calcedo y su hijo Alfredo Luis Calcedo, profesor titular.
Los catedr¨¢ticos alegan los m¨¦ritos de sus v¨¢stagos y la sinraz¨®n de que se les pudiera impedir el paso por llevar sus apellidos, un argumento impecable si no fuera porque, en la pr¨¢ctica, el peso que ejerce el propio departamento que ellos controlan es crucial para lograr un puesto.
Sociedades cient¨ªficas
El ¨²ltimo nombramiento de catedr¨¢tico en este departamento es el que ha colmado la paciencia de los que se consideran proscritos en el sistema. El tribunal otorg¨® la c¨¢tedra a un hombre procedente de Psicolog¨ªa, Tom¨¢s Ortiz, que el mismo d¨ªa que comenzaba la prueba presentaba un libro escrito con el secretario del tribunal, Juan Jos¨¦ L¨®pez Ibor.
Tener obras conjuntas con el candidato es motivo para que muchos jueces anulen el proceso de selecci¨®n, seg¨²n advierte Jos¨¦ Ram¨®n Codina, abogado, profesor universitario y firmante del recurso presentado contra esa oposici¨®n por otro candidato, el catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa de La Laguna Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez de Rivera. Una comisi¨®n de la Complutense estudia el caso, si bien, como saben los docentes universitarios, casi nunca una investigaci¨®n interna da la raz¨®n al recurrente. La posterior v¨ªa contencioso-administrativa es m¨¢s segura. El problema es que las resoluciones llegan varios a?os despu¨¦s y el recurrente no obtiene la plaza; s¨®lo queda invalidado el proceso y hay que volver a empezar.
Y, mientras tanto, la universidad, seg¨²n los denunciantes, se puebla de docentes con cargos vitalicios y dudosa capacidad. Para demostrarlo, uno de los profesores irritados con la situaci¨®n ha verificado el nivel investigador de los 25 catedr¨¢ticos en activo. S¨®lo 9 han publicado alg¨²n trabajo en una de las 30 primeras revistas de impacto internacional.
Con este mismo sistema, ese profesor concluye que los cinco miembros del tribunal que sepultaron hace dos a?os las aspiraciones de Jos¨¦ Luis Ayuso de ser catedr¨¢tico en Madrid no sumaban el n¨²mero de publicaciones internacionales que acumulaba por s¨ª solo el candidato.
Enrique Gonz¨¢lez Duro, que lider¨® la protesta contra la psiquiatr¨ªa espa?ola a principios de los a?os setenta y es autor de La Psiquiatr¨ªa del franquismo, no se extra?a de la situaci¨®n. Recuerda el origen de los primeros catedr¨¢ticos, adscritos a la misma escuela alemana que justific¨® el exterminio de los enfermos mentales, y cree que el mantenimiento del statu quo ha matado a la psiquiatr¨ªa acad¨¦mica espa?ola.
Quiz¨¢ est¨¦ muerta intelectualmente, pero no biol¨®gicamente. Las sagas familiares no s¨®lo se reproducen en Madrid. Los hermanos Rojo Moreno son titulares en la Universidad de Valencia, donde el padre ocup¨® una c¨¢tedra. El catedr¨¢tico de Murcia Demetrio Barcia trabaja codo con codo con su esposa, Eulalia Ruiz, y su sobrina Pilar Salorio del Moral. En M¨¢laga acaba de lograr una plaza de profesor el hijo del catedr¨¢tico Manuel Ruiz, del mismo departamento.
Si la universidad es un lugar de encuentro intelectual abierto al debate, una muestra de la peculiar situaci¨®n de la psiquiatr¨ªa es que los docentes consultados por este peri¨®dico hayan pedido que se oculte su identidad por miedo a represalias.
El control que ejercen casi siempre los mismos supera los l¨ªmites universitarios. Los nombres se repiten en la composici¨®n de los tribunales de selecci¨®n de docentes, en los libros de texto y en las sociedades cient¨ªficas. Aparecen como vocales permanentes en la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa Biol¨®gica o en la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa los catedr¨¢ticos Salvador Cervera, de Navarra; Juan Jos¨¦ L¨®pez Ibor, de Madrid; Valent¨ªn Conde, de Valladolid; Carlos Ball¨²s, de Barcelona; Carlos Ruiz Ogara, de Granada; Demetrio Barcia, de Murcia; Alfonso Ledesma, de Salamanca, y Jos¨¦ Giner Ubago, de Sevilla.
"Son s¨®lo difamaciones de fracasados"
Los tiros van errados. As¨ª lo cree el catedr¨¢tico de la Complutense Juan Jos¨¦ L¨®pez Ibor cuando le acusan de favorecer la endogamia. Su hija, alega, tiene un curr¨ªculo meritorio y ha entrado en el departamento por la v¨ªa del decanato, y el hijo del otro catedr¨¢tico, Luis Calcedo, director del departamento, ha superado limpiamente las pruebas de acceso. "Todo lo que se hace en la universidad es tan p¨²blico que no son posibles esos niveles de endogamia de los que tanto se habla ahora".Que no hay endogamia en la psiquiatr¨ªa acad¨¦mica, a?ade, lo demuestra la ¨²ltima oposici¨®n en su ¨¢rea. "El que ha logrado la c¨¢tedra, Tom¨¢s Ortiz, apenas lleva dos a?os con nosotros. Es un hombre de fuera". El hecho de haber escrito un libro con ¨¦l no le parece importante. "Yo escribo muchos libros con mucha gente", replica L¨®pez Ibor.
Podr¨ªa haber renunciado a participar en el tribunal que aprob¨® al candidato, pero considera que, por esa misma regla, tendr¨ªa que renunciar a participar en casi cualquier tribunal.
La omnipresencia de L¨®pez Ibor no se limita a la publicaci¨®n de libros. Este catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa, adem¨¢s de trabajar en la universidad, ejerce la medicina en el hospital Cl¨ªnico, es apoderado de Sanitas y tiene un centro privado en Madrid que lleva su apellido, lo que, seg¨²n el recurso presentado por el catedr¨¢tico Gonz¨¢lez de Rivera, es incompatible.
El otro catedr¨¢tico de Madrid, Luis Calcedo, alega que los hijos tienen la ventaja de haber disfrutado de un mayor acceso a la ciencia que domina su padre.
El profesor de Valencia Luis Rojo Moreno, hijo del que fue catedr¨¢tico del departamento, admite haber tenido ventajas, pero tambi¨¦n inconvenientes. "Yo me he presentado a algunos ex¨¢menes en los que han dicho: "M¨¢s Rojos, no". Estoy acostumbrado a que me miren con sospecha. As¨ª es la vida".
Rojo trabaja con su hermano en un departamento de 11 docentes en la Universidad de Valencia y dirige desde hace dos a?os la unidad de anorexia del hospital La Fe. El catedr¨¢tico de Murcia Demetrio Barcia Salorio, que tiene en su departamento a su esposa y su sobrina, rechaza con pasi¨®n las acusaciones de endogamia. "Son s¨®lo difamaciones de los que han fracasado. Como no pueden demostrar que L¨®pez Ibor es un tontaina echan le?a en asuntos sin sentido. Yo le digo que estas protestas parten de unos se?oritos de Madrid que se creen muy listos. Yo he estado en muchos tribunales, tambi¨¦n en los de Madrid, y cuando los examinas es cuando ves que no tienen ni idea".
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