Jornaleros de la utop¨ªa
Marinaleda, el feudo de Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo (IU), es un islote 'rojo' entre latifundios aristocr¨¢ticos.
,Un lugar donde no se ha puesto una multa desde hace 20 a?os est¨¢ condenado a la diferencia. El ¨²nico polic¨ªa municipal que patrulla por las callejuelas de Marinaleda (Sevilla, 2.617 habitantes) dedica sus esfuerzos a perseguir cartas. En el 79 le quitaron la pistola y le dijeron "t¨², a hacer mandaos". La desmilitarizaci¨®n lleg¨® despu¨¦s al callejero: de un plumazo se liquidaron los Queipo de Llano, General Mola y dem¨¢s. A la avenida dedicada al General¨ªsimo de todas las tropas la rebautizaron como de la Libertad. En plena metamorfosis febril, nacieron los domingos rojos: jornadas de trabajo colectivo en beneficio de la comunidad. La utop¨ªa en estado puro.Marinaleda era entonces un pueblo de jornaleros castigados por la emigraci¨®n y el paro. Una an¨¦cdota urbana, atenazada entre latifundios de la nobleza. Ni siquiera en extensi¨®n territorial (2.300 hect¨¢reas) se aproxima a los dominios colindantes, como el de la duquesa de Alba.
Cuando desembarc¨® en la alcald¨ªa, Juan Manuel S¨¢nchez Gordillo, entonces un maestro de 25 a?os, ya hab¨ªa alentado el nacimiento del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) y antes, en la clandestinidad, las Comisiones Campesinas. La revoluci¨®n, tal como la conceb¨ªan aquellos sindicalistas de poso mao¨ªsta, deb¨ªa arrancar en el campo. Sin hacer la revoluci¨®n, en 20 a?os, han creado nuevas reglas y, desde luego, un pueblo diferente, que ha edificado a golpe de solidaridad dominical sus espacios verdes y edificios colectivos y que promueve viviendas de autoconstrucci¨®n con tantas facilidades que se exige un m¨ªnimo de dos a?os de empadronamiento para frenar el acceso incontrolado de vecinos de pueblos lim¨ªtrofes.
Marinaleda salt¨® a la fama en los 80, cuando sus vecinos simultaneaban la autoconstrucci¨®n urbana con la ocupaci¨®n de fincas. Sus movilizaciones fructificaron con la expropiaci¨®n de 1.200 hect¨¢reas del latifundio del duque del Infantado. "Este cortijo es para los jornaleros de Marinaleda en paro". La proclama, legado de aquellas protestas, luce hoy como una clarividente profec¨ªa sobre el muro del caser¨ªo de El Humoso, desde el que ocho cooperativas organizan labores agr¨ªcolas. Se cultivan girasoles, olivos, pimientos y habas y se pastorean reba?os de ovejas. El l¨ªder del Colectivo de Unidad de los Trabajadores (CUT), integrado en Izquierda Unida, S¨¢nchez Gordillo, certifica con orgullo: "Es la primera vez en la historia de Andaluc¨ªa que se ha conseguido tierra mediante la lucha".
La tierra es el talism¨¢n. Para braceros que siempre han cultivado fanegas de otros, el ¨²nico posible. El empleo, en un pueblo donde el 85% de sus habitantes trabaja a jornal, constituye la primera necesidad. Las esperanzas colectivas est¨¢n depositadas en El Humoso como eje de la creaci¨®n de puestos laborales.
S¨¢nchez Gordillo, una especie de Mes¨ªas rojo que sigue concitando el fervor popular -en las urnas obtiene alrededor del 80% de los votos-, ha cumplido 20 a?os en el cargo. Y se dir¨ªa que aspira a mantenerse unos cuantos m¨¢s. "En un mundo como ¨¦ste no puedes ser neutral. No s¨¦ lo que har¨¦ dentro de dos o cuatro a?os, pero intentar¨¦ estar donde creo que soy m¨¢s ¨²til", confiesa en su despacho, escoltado por un retrato de Che Guevara y una foto descolorida de Marinaleda.
La oposici¨®n a la gesti¨®n de IU, con nueve ediles, es residual: dos socialistas. Antonio Caballero Robles, de 59 a?os, que repite como cartel electoral, cree que S¨¢nchez Gordillo est¨¢ suavizando su tono radical: "Antes repart¨ªa el PER como due?o y se?or y ahora lo hace el Ayuntamiento". Considera dif¨ªcil ganarle, pero no imposible: "El poder siempre desgasta". El PP lo tiene m¨¢s complicado. Sin representantes municipales, ha confeccionado una candidatura -a excepci¨®n de los primeros puestos- con militantes de otros pueblos.
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