Mam¨ªferos
Entre el Sepla y el ministro del v¨¦rtigo, el mismo que no nos deja volar por la altura de su ineficacia, deber¨ªan acordar que a cada pasajero que ponga un pie en un avi¨®n de Iberia le regalaran un pin. Un pin de M¨®nica Lewinsky. Todo un detalle. Ya suponen la raz¨®n. El hombre es un ser mam¨ªfero por naturaleza pero cuando saca un billete de avi¨®n para viajar con Iberia sufre, de manera instant¨¢nea, una mutaci¨®n gen¨¦tica que lo convierte en... un pin de M¨®nica Lewinsky. Como usuarios estamos condenados a tragar. Y si quieren alcanzar a entender qu¨¦ cosa son unas buenas tragaderas s¨®lo tienen que frecuentar un aeropuerto y sus consecuencias. La semana pasada un avi¨®n con destino Sevilla dej¨® a todo su pasaje de camping por los berenjenales de Barajas. Y esta semana, revalidando el lema de la medalla del amor de la aviaci¨®n comercial espa?ola, hoy vuelo m¨¢s que ayer pero menos que ma?ana, les cuento, otro pasaje que sal¨ªa de Sevilla hacia Barcelona lo hizo con un retraso digno de cofrad¨ªa de barrio, lo que desesper¨® de tal manera a los viajeros que, en un ataque de lucidez, comenzaron a gritar dentro del avi¨®n: ministro vete ya, ministro vete ya. M¨¢s que un avi¨®n de Iberia parec¨ªa el estadio de Lopera cuando la afici¨®n pone m¨¢s verde de lo que marca el reglamento a Clemente. Da la impresi¨®n de que en este pa¨ªs s¨®lo levanta el vuelo el p¨¢jaro de Lecquio. Menudo concorde. A Iberia, en cambio, le cuesta un mundo remontar la situaci¨®n y ofrecer un servicio a la altura de lo que nos cuestan los billetes, cobran los pilotos y se lleva mensualmente el ministro a su casa. Estamos pagando entre todos el precio de una huelga encubierta con muy poqu¨ªsima verg¨¹enza. Una huelga de profesionales con una posici¨®n econ¨®mica tan desahogada como la actitud que mantienen. En la calle dicen que es una huelga de ricos. Una huelga de profesionales que est¨¢n, a final de a?o, en unos ingresos cercanos a los treinta millones de pesetas. Tienen ficha de futbolistas y, a lo que se ve, les encanta el juego a¨¦reo. Ese juego que se traen con usted cada vez que pisa un aeropuerto y se le pone cara de M¨®nica Lewinsky en el despacho "oral" de la presidencia. Aut¨¦ntica cara de "aqu¨ª hay que... tragar".J. F?LIX MACHUCA
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