Dos bufones retratados por Vel¨¢zquez fueron enterrados junto a ¨¦l en la iglesia de San Juan
Una aut¨¦ntica corte de fallecidos espera bajo el asfalto de Ramales. Los t¨¦cnicos de la Consejer¨ªa de Cultura han determinado los nombres de los principales inhumados en la iglesia de San Juan, la misma que sirvi¨® de sepultura a Vel¨¢zquez. El informe de Cultura revela que a¨²n pueden seguir bajo el pavimento los restos de dos bufones de la Corte de Felipe IV (Diego de Acedo y Pablo de Valladolid) y del arquitecto que dise?¨® el Palacio Real, Filippo de Juvara.
La b¨²squeda de los restos de Vel¨¢zquez bajo la plaza de Ramales puede ser m¨¢s complicada de lo esperado. No s¨®lo los restos del artista pueden permanecer a¨²n bajo el pavimento, sino tambi¨¦n los de importantes coet¨¢neos. Si las conclusiones de los estudiosos son correctas, en pocos d¨ªas, los osarios de Diego de Acedo y Pablo de Valladolid pueden volver a la luz. Los informes se?alan que ambos enanos de la Corte de Felipe IV fueron enterrados a los pies de la iglesia, justo en el lugar que ayer empezaron a abrir las m¨¢quinas municipales.Seg¨²n los especialistas de la Consejer¨ªa de Cultura, que encabeza Gustavo Villapalos, Pablo de Valladolid, el hombre de placer de Felipe IV, fue enterrado en San Juan el 2 de diciembre de 1648. Conocido como el buf¨®n Calabacillas, su retrato, rodeado de calabazas, se conserva en el Museo del Prado.
Diego de Acedo, enano de Felipe IV, era conocido como El Primo. Enterrado en San Juan el 22 de septiembre de 1660 "en el sexto tramo" [a los pies] de la nave, su retrato, con un grueso libro en las manos, se conserva tambi¨¦n en el Prado.
El biznieto del pintor
Pero sus cuerpos no est¨¢n solos. Tras revisar numerosos archivos, registros y bibliotecas, los historiadores han determinado que fueron enterrados tambi¨¦n en esta iglesia la esposa de Vel¨¢zquez (Juana Pacheco), su biznieto (Jer¨®nimo Lefranchi de Silva) e importantes notables y presb¨ªteros del Siglo de Oro. Consta, explican los historiadores, la sepultura de Jer¨®nimo Lefranchi de Silva, biznieto de Vel¨¢zquez, que fue inhumado el 27 de marzo de 1658, y de la mujer del artista, Juana Pacheco, que muri¨® el 14 de agosto de 1660, una semana despu¨¦s del fallecimiento del pintor. En ning¨²n documento de los consultados hasta el momento se refleja que estos cuerpos hayan sido trasladados posteriormente a otros templos u osarios.
Igualmente, seg¨²n los estudiosos consultados por este peri¨®dico, la iglesia sirvi¨® de sepultura a otro afamado enano de la Corte de Felipe IV, y cuya figura qued¨® reflejada para siempre en el cuadrado Las meninas, Nicolasillo de Pertusato. Sin embargo, su cuerpo fue trasladado con posterioridad, aunque se desconoce el lugar donde descansa.
La familia Fuensalida, una de cuyas sepulturas sirvi¨® para el enterramiento de Vel¨¢zquez, pose¨ªa dos panteones en la iglesia. La primera se ubicaba cercana al altar mayor, fuera del presbiterio, en el lado del evangelio (parte izquierda). La segunda se localizar¨ªa cerca de la pila bautismal, pr¨®xima a la entrada. En este lugar, previsiblemente fue enterrado Vel¨¢zquez, as¨ª como los bufones reales.
En los panteones de esta familia se dio sepultura en 1602 a Gaspar de Fuensalida, cerero real. Cuarenta a?os m¨¢s tarde, el pante¨®n volvi¨® a abrirse para enterrar a su hijo, tambi¨¦n llamado Gaspar, grefier real (ayudante), as¨ª como a su nieto y amigo personal de Vel¨¢zquez, Gaspar de Fuensalida, que morir¨ªa veinte a?os despu¨¦s. Tambi¨¦n se sabe que Filippo de Juvara, arquitecto del Palacio Real, contaba con sepultura en la iglesia, aunque a¨²n no se ha determinado en qu¨¦ lugar con exactitud.
Poder y miseria de los enanos en la corte de los Austrias
Aunque los bufones exist¨ªan desde la antig¨¹edad, fue en la Edad Media cuando su presencia se hizo indispensable en todas las cortes y palacios destacados. Su ¨¦poca dorada en Espa?a, seg¨²n la enciclopedia Larousse, fue el Siglo de Oro, entre las centuriasXVI y XVII. Se trataba de truhanes, locos, gente sin recursos o simples hombres de placer (entretenedor real) que pululaban por la corte de los Austrias. Los enanos, por lo general, eran tanto m¨¢s apreciados cuanto mayor era su singularidad f¨ªsica, lo que explica que muchos fuesen tra¨ªdos de lugares ex¨®ticos.La mayor¨ªa eran tratados como fen¨®menos de feria, pero otros aprendieron a leer y a escribir, y llegaron a auparse a puestos muy codiciados en el mundo palaciego. Por ejemplo, Nicol¨¢s de Pertusato, el ni?o que aparece con su pie sobre el perro del cuadro de Las meninas, lleg¨® a ayuda de c¨¢mara. Diego de Acedo, conocido como El Primo, logr¨® ser ayudante en la secretar¨ªa de Felipe IV. Sin embargo, los menos afortunados eran tratados con desprecio y violencia, y alguno de ellos, como Francesillo de Z¨²?iga, muri¨® apaleado por su due?o.
Sin sueldo asignado
Las condiciones de vida de los bufones, a pesar de su cercan¨ªa con los nobles y reyes de la ¨¦poca, no era mejor que la de la servidumbre. Com¨ªan en palacio, pero no ten¨ªan sueldo asignado, y se les obligaba a mendigar los donativos que recib¨ªan ocasionalmente. S¨®lo los m¨¢s fuertes consegu¨ªan sobrevivir en aquel mundo que los despreciaba.
Al igual que a los reyes, les gustaba retratarse con sus caballos o perros de caza. Las infantas y damas de la corte los eleg¨ªan adem¨¢s para que los artistas los pintasen junto a ellas. Buscaban que la fealdad de los enanos resaltase su belleza. En Las meninas, por ejemplo, se exhibe la fealdad de Mar¨ªa B¨¢rbara Asqu¨ªn o Marib¨¢rbola -nacida en Alemania- para que sirviese de contrapunto a la figura de la bella infanta.
Vel¨¢zquez fue el pintor que mejor reflej¨® a "las sabandijas de palacio", tal y como eran llamados. El pintor inmortaliz¨® con comprensi¨®n y cari?o a m¨¢s de una docena de estos personajes. Ribera y Carre?o tambi¨¦n dejaron testimonio pict¨®rico de aquellos desgraciados.
La moda de los enanos se mantuvo hasta la llegada de Felipe V, el primer rey Borb¨®n, quien prefer¨ªa como entretenimiento palaciego a los cantantes italianos. Carlos III, por su parte, no permit¨ªa su presencia en palacio. Fernando VII fue el ¨²ltimo rey que requiri¨® sus servicios para animarle en los momentos de tristeza.
Ayer comenz¨® la apertura de una nueva cata en la plaza de Ramales para encontrar los pies de la iglesia. En esta zona se supone que fue enterrado el pintor, junto a dos de sus queridos bufones.
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