El yugo eslavo
Si algo muestra la desintegraci¨®n de Yugoslavia es que una federaci¨®n multinacional no puede subsistir en democracia cuando uno de los grupos que la componen es suficientemente grande como para intentar convertirse en dominante. Una federaci¨®n compuesta por muy pocas unidades desemboca bien en el dominio del grupo mayor, bien en la secesi¨®n de las minor¨ªas. S¨®lo un n¨²mero elevado de unidades pol¨ªticas puede prevenir la ambici¨®n asimilista de cualquiera de ellas y promover la convivencia pluralista y la cooperaci¨®n multilateral.?ste ha sido el problema de Yugoslavia desde su fundaci¨®n al final de la Primera Guerra Mundial hasta el d¨ªa de hoy. Inicialmente, Eslovenia y Croacia, liberadas por la ca¨ªda del Imperio Austriaco y temerosas del expansionismo italiano, se unieron a la Gran Serbia para formar el llamado Reino Unido de Serbios, Croatas y Eslovenos (en este orden), bajo la monarqu¨ªa serbia. Simplemente, las instituciones pol¨ªticas serbias fueron extendidas a otros territorios, manteniendo la f¨®rmula de un Estado unitario, con un r¨¦gimen parlamentario unicameral y una alta concentraci¨®n del poder, con una sola nacionalidad legal e incluso un solo idioma "serbio-croata-esloveno". Los tres pueblos se consideran eslavos y practican una misma religi¨®n cristiana, aunque acumulan dos pertenencias imperiales previas (turca y austriaca), dos obediencias eclesi¨¢sticas (ortodoxa y romana) y dos graf¨ªas (cir¨ªlica y latina). Pero, en aquella primera experiencia unitaria, el problema era que, siendo los serbios la mitad de la poblaci¨®n, casi todos los gobiernos eran dominados por ellos. La inestabilidad provocada por la resistencia de la minor¨ªa croata fue atajada por el rey serbio Alejandro en 1929 mediante la instauraci¨®n de su dictadura personal y la invenci¨®n del nombre unitario Yugoslavia, literalmente, "los eslavos del sur".
Tras la ocupaci¨®n alemana y la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia fue refundada como rep¨²blica federal bajo el yugo comunista. El mariscal Tito, hijo de una familia croata-eslovena y croata ¨¦l mismo, trat¨® de contener el dominio serbio mediante la redistribuci¨®n territorial del poder. Mientras ampliaba los l¨ªmites de Croacia (sin aceptar, por ejemplo, la autonom¨ªa de Dalmacia), redujo los de Serbia mediante la creaci¨®n de las rep¨²blicas separadas de Bosnia-Herzegovina, de composici¨®n ¨¦tnica mixta; Montenegro, serbia por religi¨®n y lengua, y Macedonia, antes Serbia del Sur, cuya lengua fue codificada por primera vez en 1948 y a la que s¨®lo a finales de los sesenta se reconoci¨® como "naci¨®n". Dentro de Serbia se crearon las peque?as provincias aut¨®nomas de Voivodina y Kosovo, ¨¦tnicamente mixtas, a las que se acab¨® concediendo derecho de veto dentro del Parlamento serbio e igual representaci¨®n en la federaci¨®n. La uni¨®n inicial de tres pueblos se convirti¨®, pues, en un aglomerado de cuatro lenguas, cinco naciones, seis rep¨²blicas y ocho unidades pol¨ªticas con iguales poderes en el Gobierno federal. La Rep¨²blica Serbia qued¨® reducida a una cuarta parte de la poblaci¨®n total, aunque los serbios, dispersados territorialmente, continuaban siendo el grupo mayor.
La federaci¨®n comunista no fue m¨¢s que una ficci¨®n relativamente pasajera. Cuando se acab¨® el autoritarismo, hubo libertad de palabra y elecciones multipartidistas, se pudo observar que el problema de la convivencia plural s¨®lo hab¨ªa quedado aplazado y agravado por los resentimientos acumulados (m¨¢s o menos como en la URSS). Como se?al¨® Juan Linz y ha recordado Javier Pradera en comparaci¨®n con Espa?a, la convocatoria de elecciones en cada una de las rep¨²blicas antes que a nivel federal fue un factor clave para la generaci¨®n de movimientos nacionalistas y secesionistas. Sin embargo, el calendario electoral tambi¨¦n indicaba que nadie cre¨ªa seriamente que la ficci¨®n federal autoritaria pudiera durar. El efecto final del federalismo autoritario fue el contrario del esperado: las rep¨²blicas y provincias creadas artificialmente se acabaron convirtiendo en plataformas para el desarrollo y la explotaci¨®n de sentimientos de "identidad" colectiva y de disgregaci¨®n.
Cuando Milosevic fue elegido presidente de Serbia, en 1989, lo primero que hizo fue asegurar el control pol¨ªtico sobre Montenegro y Voivodina y suprimir el Gobierno aut¨®nomo de Kosovo. La declaraci¨®n de independencia de la ¨¦tnicamente homog¨¦nea Eslovenia, en 1991 fue recibida casi con complacencia por los nacionalistas serbios, ya que pod¨ªa haberles dado indirectamente una clara mayor¨ªa en el resto de Yugoslavia. La independencia de Croacia, en cambio, gener¨® el intento de conquista de la Eslavonia oriental y la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica Serbia de Krajina, aunque Croacia acab¨® reconquistando el territorio. La guerra de Bosnia-Herzegovina termin¨® en tablas y, pese al admirable esfuerzo del alto comisionado, Carlos Westendorp, la Rep¨²blica de los Serbios Bosnios no parece haber renunciado a su reuni¨®n con Serbia. El negocio de Milosevic, en pocas palabras, es el siguiente. Hace diez a?os, como presidente de Serbia, gobernaba sobre una cuarta parte de la poblaci¨®n de la Yugoslavia grande. Actualmente, como presidente de la Yugoslavia peque?a, podr¨ªa acabar gobernando sobre m¨¢s de la mitad de aquella misma poblaci¨®n.
A la vista de este panorama, hay algunos aspectos del proyecto de la Gran Serbia que quiz¨¢ han quedado algo confusos en medio de la actual conflagraci¨®n. No es exacto que la mayor¨ªa de los serbios sean nacionalistas porque son autoritarios. M¨¢s bien es al rev¨¦s, pueden ser nacionalistas y expansionistas precisamente porque desapareci¨® la dictadura comunista que los manten¨ªa a todos bajo control. El nacionalismo serbio es excluyente, como lo son, en mayor o menor medida, todos los nacionalismos, precisamente porque es incluyente. Es decir, porque pretende imponer a todos los individuos que habitan un cierto territorio una misma pauta de lengua, religi¨®n y "modo de ser" y rechaza a los que est¨¢n acostumbrados a seguir pautas diferentes. Si la presente guerra termina en tablas, m¨¢s o menos como ocurri¨® en Bosnia, no cabe mucha duda de que el nacionalismo serbio pronto tratar¨¢ de doblegar a los montenegrinos, a los h¨²ngaros de Voivodina y a los musulmanes de Sandzak. Si, en cambio, se acaba estableciendo la independencia de Kosovo, habr¨¢ ocurrido algo realmente novedoso. Para asombro de nacionalistas y soci¨®logos, se habr¨¢ creado una naci¨®n no sobre la base de la historia y la cultura, sino como consecuencia de la ingenier¨ªa constitucional de Tito y de los bombardeos de la OTAN.
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