Cena con el canon de la izquierda
EL CANON. Cena de apoyo al doctor Clos. Hotel Avenida Palace, 30.000 pesetas por bigote. 150 comensales, en la zona horaria del se?or o la se?ora que se gastan 30.000 calas en un cenorrio. Y, en general, en un solo objeto. Le das ese dinero a un pollo de 20 a?os y se compra 30 cosas. Pocas se?oras y vestidas de se?ora discreta de anuncio de-a-qu¨¦-huelen-las-cosas-que-no-huelen. Profesionales, universitarios, funcionarios I + D, artistas, un cantautor y un notario. Priman los caballeros vestidos de usuario del SPD y del PDS. Convoca el acto Fem Via, organizaci¨®n colateral de ciudadanos que apoya a Maragall y a Clos en lo suyo. Es curioso que los partidos se inventen f¨®rmulas amplias para no aludirse a s¨ª mismos. Supongo que se trata de una tendencia que ilustra el desprestigio de los partidos. Las literaturas hispanas y los partidos hispanos mantienen esa caracter¨ªstica en com¨²n. Posiblemente, las literaturas hispanas y los pol¨ªticos hispanos comparten tambi¨¦n el problema, que as¨ª, a lo bruto, es un problema de canon. EL CANON AMERICANO. La cosa del caso es recaudar fondos. En plan peli norteamericana. La recaudaci¨®n de fondos, en lo que es una de las caracter¨ªsticas del canon hispano, es una fuente de desprestigio absoluto de los partidos espa?oles. El sistema norteamericano es, en ese sentido, m¨¢s transparente. Permite saber de d¨®nde sale el dinero de las campa?as, por lo que permite saber qui¨¦nes son los propietarios de lo que viene tras las campa?as. Este tipo de actos en el terru?o ofrece al tema, pues, cierta honestidad romana, que no siciliana. Por ejemplo, es m¨¢s dif¨ªcil que un De la Rosa compre todos los tickets de una cena de este tipo. O, como m¨ªnimo, si lo hace, es complicado que se lo cene y beba todo, hips. EL CANON BARCELONA. Cena decorosa, en plan cena apa?ada de boda de infanta en Estoril. En la mesa en la que estoy se enlaza una conversaci¨®n sobre lo que podr¨ªa ser el canon barcelon¨¦s de hacer pol¨ªtica, unas maneras originales en la Pen¨ªnsula, sin enemigos absolutos, con pol¨ªticos que no hablan con estridencias, con una derecha que comprende y comparte el discurso democr¨¢tico y con una izquierda amplia, tolerante, m¨¢s grande que los partidos de la izquierda, que posiblemente agradecer¨ªa la formulaci¨®n de una izquierda m¨¢s amplia y menos can¨®nica -de canon-. Una izquierda que fue la primera -?la ¨²nica?- del Estado en leer y traducir, por ejemplo, a Gramsci, la primera en desdogmatizarse, la primera en re¨ªrse, y que consigui¨® que no nacieran unos problemas ling¨¹¨ªsticos que nos hubieran abocado a vivir a chillidos. A pesar de todo ello, el canon de la cultura pol¨ªtica por aqu¨ª tampoco se diferencia mucho, por lo dem¨¢s, del canon hispano general. Canon general: los partidos se confunden con sus l¨ªderes, los l¨ªderes gastan infalibilidad y, si avui no toca, se enteran de las cosas por la prensa; los cargos pasan a ser una propiedad privada, en un tic que permite que el otro d¨ªa Molins repartiera premios a jubilados en un acto de una instituci¨®n que estaba a g¨¹evo, que si quieres hacer alg¨²n business le compres las flores o el informe a la familia del jefe, o que los alcaldes de Barcelona dispongan de su cargo en su carrera pol¨ªtica, de manera que, tras 1978, no ha habido ning¨²n candidato socialista a la alcald¨ªa, sino alcaldes no elegidos en proceso de reelecci¨®n. LO HORTERA. Finaliza el cenorrio. Copones. Un se?or de la tele presenta a un se?or de Fem Via, que Presenta a Clos, lo vincula al estado-de-¨¢nimo-Maragall y aboga por un cambio en Catalu?a. Nota mental: despu¨¦s de lo de 1982-1986, quiz¨¢, el concepto cambio no es inocente, est¨¢ dentro del canon y, por eso mismo, tal vez requiera un tute si se requiere que tenga significado. Interviene un se?or de T¨¤rrega, que ofrece al acto la belleza de ciudadano que cree en la pol¨ªtica, a¨²n no disuelto en el canon de la pol¨ªtica. Posteriormente, toma la palabra el doctor Clos. Grandes retos del siglo XXI. Grandes soluciones para el siglo XXI. Sustituci¨®n de la palabra izquierda por la palabra progreso, m¨¢s ecum¨¦nica. Reivindicaci¨®n de "nuestros abuelos, que apostaron por el vapor". Supongo que en otro sitio tocar¨¢ reivindicar a nuestros otros abuelos, que apostaron por no trabajar en el vapor no m¨¢s de ocho horas. En algunos momentos el doctor Clos deja patente su vocaci¨®n de anestesista. Zzzzzzz. Finaliza con un llamamiento para que "Barcelona no sigui una ciutat hortera", es decir, "la capacitat de saber que les coses s"han de fer d"una certa manera", que es el canon de la izquierda / progreso en Barcelona, posiblemente.
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