Zedillo va a seguir controlando de cerca las reformas en el seno del PRI
El gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) acomete una controlada y sofisticada democratizaci¨®n interna cuyo objetivo es nombrar a su candidato a la presidencia de M¨¦xico en las elecciones del 2000, mediante el voto secreto de la militancia y simpatizantes, pero en un proceso h¨¢bilmente inducido desde la presidencia de la Rep¨²blica y el n¨²cleo del partido que la sustenta. Pasa a mejor vida el dedazo, la antidemocr¨¢tica pr¨¢ctica ejercida desde hace siete decenios por los presidentes salientes, que impon¨ªan a su sucesor directamente y sin mayores contemplaciones, y el PRI se adentra en la democracia interna sin soltar del todo las amarras, sin que el presidente, Ernesto Zedillo, y la direcci¨®n del partido hayan renunciado a moverse en favor del candidato de su preferencia.El ministro del Interior, Francisco Labastida, que ha dimitido para disputar la candidatura, comparece claramente como el pol¨ªtico m¨¢s cercano al programa del jefe de Gobierno entre el grupo de contendientes, y, por tanto, como el favorito a ganar la votaci¨®n del 7 de noviembre. Labastida ha sido relevado por Diodoro Carrasco, hasta ahora viceministro de Gobernaci¨®n.
La estructura corporativa del partido nacido en 1929, que fue r¨¦gimen durante casi siete decenios, la influencia de gobernadores, gremios y sindicatos, y la disciplina de una militancia acostumbrada a secundar las instrucciones del mando constituido avalar¨ªan los pron¨®sticos de quienes ya le conceden la victoria.
"Hay serios indicios", agrega el analista Rub¨¦n Aguilar, "de que todos los aspirantes declinar¨¢n a favor de Labastida, aunque vender¨¢n cara su derrota, evitar¨¢n la disputa interna que confunda a las bases, y el PRI recuperar¨¢ su prestigio y saldr¨¢ unificado para vencer a la oposici¨®n sin bajas internas".
Aunque las elecciones del PRI est¨¢n abiertas a toda la poblaci¨®n, es probable que participen m¨¢s activamente los cuadros y militantes vinculados a la estructura y a las organizaciones sociales adscritas, y se imponga por tanto el voto del compromiso.
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