Un desaparecido en la democracia argentina
Dos polic¨ªas condenados a cadena perpetua por las torturas y el asesinato de un estudiante en 1993
El comisario Pedro Klodczyk, exjefe de la polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires, comentaba hace dos a?os con total desparpajo qu¨¦ agente, en un momento de nerviosismo, no ha vaciado su cargador sobre un delincuente. Fue destituido antes de la reforma del cuerpo de finales de 1997. El gobernador de la provincia y candidato peronista a las elecciones presidenciales del pr¨®ximo octubre, Eduardo Duhalde, dec¨ªa en 1996 que Klodczyk era el mejor jefe de la mejor polic¨ªa del mundo.Dos agentes de este cuerpo acaban de ser condenados a cadena perpetua por la desaparici¨®n, tortura y muerte del estudiante de 23 a?os Miguel Bru, en agosto de 1993. Su cuerpo nunca fue hallado. Tras seis a?os de reclamaciones de la familia, la C¨¢mara de Apelaciones de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, ha emitido un fallo que sienta un precedente de primera magnitud al condenar por homicidio sin haber encontrado el cad¨¢ver. Es un primer paso para los casos "en los que se ha hecho desaparecer el cuerpo en busca de impunidad", sostiene el penalista Gustavo Bobbio. Viene a la memoria el juicio en 1985 a los comandantes de la dictadura, en el que los Videla, Massera, Agosti, Viola y Lambruschini fueron condenados, entre otros delitos, por homicidio s¨®lo en los casos en que apareci¨® el cuerpo.
La dureza de la condena a los autores (el subcomisario Walter Abrigo y el sargento Justo L¨®pez) contrasta con la benevolencia -dos a?os de c¨¢rcel- aplicada a los jefes y encubridores (el comisario Domingo Ojeda y el suboficial Ram¨®n Cerecetto). Pero no hay duda de que es un avance en "el proceso de desarticulaci¨®n de la impunidad", seg¨²n Gustavo Palmieri, coordinador del programa de violencia institucional y derechos humanos del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). La organizaci¨®n y Human Rights Watch/Americas han elaborado un estudio con 42 casos documentados de brutalidad policial.
El gatillo f¨¢cil es habitual entre los agentes, se?ala Palmieri. Miguel Bru no era un delincuente, ni un terrorista, ni siquiera un sospechoso. Fue detenido despu¨¦s de una denuncia de los vecinos que se quejaban del volumen de la m¨²sica. A los agentes se les fue la mano en las torturas. "Para la mentalidad del polic¨ªa Bru no es inocente. Es un chico molesto a quien hay que dar una lecci¨®n", opina el coordinador del CELS.
Cada una de las 24 provincias argentinas tiene su organizaci¨®n policial, adem¨¢s de la Polic¨ªa Federal. "No se puede evaluar la actuaci¨®n policial de una manera ¨²nica", dice el fiscal Luis Jorge Cevasco. "Nos encontramos ante distintas organizaciones policiales m¨¢s o menos violentas. Por ejemplo, la provincia de Mendoza registra muchos casos de brutalidad, con homicidios que han significado incluso la condena del Tribunal Interamericano de Derechos Humanos". En la provincia de Buenos Aires, a?ade Cevasco, la polic¨ªa ha sido hist¨®ricamente algo as¨ª "como el sheriff del Oeste, que manejaba la investigaci¨®n judicial y la prevenci¨®n. Eran amos y se?ores".
Las fuerzas de seguridad pueden detener por unas horas sin orden judicial a todo sospechoso para "averiguaci¨®n de antecedentes", lo que les permite manejar negocios como la prostituci¨®n, la venta ambulante o la recolecci¨®n clandestina de basura, que mueven elevadas sumas. Cevasco trabajaba como juez de instrucci¨®n en la eliminaci¨®n de esa facultad de la polic¨ªa en 1990 cuando fue objeto de un atentado. "Me hicieron saber que eran ellos", recuerda.
Corrupci¨®n policial
A partir de la detenci¨®n sin orden, "se desencadenan los hechos delictivos", explica Palmieri. "Los tratos con delincuentes para repartirse el bot¨ªn" generan una estructura de corrupci¨®n vinculada a la violencia. La legislaci¨®n ha recortado el margen de actuaci¨®n de los agentes, lo que provoca mucha resistencia. "Hay casos de pasividad policial para volver a las estructuras anteriores", dice Cevasco, que llama la atenci¨®n sobre la complacencia de los tribunales con los casos de violencia policial. Un dato: "En un estudio sobre los cuatro primeros a?os de vigencia del actual C¨®digo Penal (1992-1996) hubo 1.700 denuncias de abusos policiales. Tres pasaron al juicio, y una tuvo condena. Sigue ocurriendo lo mismo, las denuncias mueren en la instrucci¨®n".
Muy pocas veces la justicia sortea, como ha hecho en el caso Bru, las maniobras de los autores del crimen, que hicieron desaparecer el cad¨¢ver y borraron las pruebas. "La versi¨®n falsa parte siempre de la polic¨ªa", subraya Palmieri. "Los jefes pol¨ªticos salen en defensa de la instituci¨®n, se fabrican delitos para incriminar a determinadas personas y se amenaza a los testigos". Varias de las 160 personas que declararon en el juicio oral del caso Bru han desaparecido de los lugares que sol¨ªan frecuentar.
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