El dec¨¢logo de las afueras
J¨®venes de los suburbios franceses se organizan para combatir la violencia en sus deteriorados barrios
El dec¨¢logo de la banlieu ha brotado en las afueras de las ciudades francesas justo cuando la esperanza parec¨ªa calcinada, cuando la sociedad bajaba los brazos, impotente ante la violencia ordinaria. Es un manifiesto escrito en sangre porque el movimiento Stop a la Violencia, adoptado a partir del t¨ªtulo del grupo de rap americano KRS One, surgi¨® a partir de un hecho sangriento. St¨¦phane Couliday era un chico normal de 22 a?os que el 14 de enero pasado recibi¨® una pu?alada mortal cuando trataba de interponerse en una pelea entre bandas rivales desarrollada a la vista de todo el mundo en la estaci¨®n de Bouff¨¦mont, en Val d"Oise.La noticia, una muestra m¨¢s de las que ofrece la cr¨®nica de la violencia cotidiana, pas¨® casi inadvertida en los grandes medios informativos, pero de aquella muerte naci¨® un grito sordo de rabia que est¨¢ dando la vuelta a los suburbios franceses con frases como ¨¦stas:
-"La agresi¨®n puede empezar por una mirada, pero es, sobre todo, el lenguaje de desaf¨ªo. ?A qu¨¦ viene esa man¨ªa de recurrir a la banda cuando hay un problema? No hay di¨¢logo posible con la banda porque el m¨¢s exaltado es siempre el que se impone".
-"Se equivocan todos aquellos que se creen protegidos porque llevan consigo el gas lacrim¨®geno, el cuchillo o el rev¨®lver".
-"?stos que transforman sus cuadrillas en clanes se aprovechan de nosotros para crear el terror y hacer sus negocios. Cuando toman el poder es la muerte de nuestros barrios".
-"Los tipos que pegan a las chicas son impotentes y hay muchas agresiones sexuales en los colegios y liceos. Es incre¨ªble tener que explicar que una chica no es una cerda por el hecho de ser mujer".
-"Cuando se destroza el barrio somos nosotros los que pagamos el pato y sufrimos las consecuencias, jam¨¢s el autor. Se dir¨ªa que se les deja actuar para poder echarnos encima a los polis".
"Esto no puede seguir as¨ª", dice el texto. Aunque la suerte del valiente St¨¦phane Couliday prueba los peligros que entra?a todo intento de detener la violencia, los amigos y compa?eros de la v¨ªctima no han querido resignarse. En lugar de alinearse con el sentido com¨²n que dicta la conveniencia de cambiar de acera a la vista de los agresores o desviar la mirada ante el herido para evitarse problemas. Estos adolescentes y j¨®venes de suburbio se han lanzado a propagar la consigna Stop a la Violencia y a animar a los j¨®venes a organizarse, a constituir una fuerza capaz de impedir que los matones y delincuentes se apoderen de los barrios.
La tarea podr¨¢ resultar temeraria y el objetivo ilusorio, pero estos chavales, de 13 a 24 a?os, sin organizaci¨®n ni experiencia pol¨ªtica, llevan consigo el valor seguro de su propia inocencia. "Todos los caminos recorridos son ya impracticables, hay que conseguir cambiar las mentalidades, volver a partir de cero", sostienen los creadores de ese dec¨¢logo de la banlieu que circula de mano en mano en los liceos y colegios, en las universidades y los barrios. Despu¨¦s de haber ensayado todo, el mundo adulto s¨®lo puede darles la raz¨®n y cruzar los dedos para que este movimiento incipiente que cuaj¨® en marzo ¨²ltimo logre implantarse en el conjunto del pa¨ªs. Como dice el presidente de SOS Racismo, Malek Bo-uthih, un problema capital es la falta de referencias en una sociedad individualista y laxa. "Las ¨²nicas referencias de los chavales de los suburbios son Adidas, Nike y McDonals. Ellos tienen la impresi¨®n de que s¨®lo existen como consumidores".
De alguna manera, Stop a la Violencia pretende aplicar, en el terreno de las relaciones humanas, la misma "teor¨ªa del cristal roto" -un desperfecto no reparado inmediatamente incita a provocar otros desperfectos- adoptada desde tiempo atr¨¢s por las compa?¨ªas del transporte p¨²blico y las grandes empresas. Estos j¨®venes proponen, s¨ª, acabar con la impunidad, que produce entre ellos efectos devastadores, pero, sobre todo, prevenir, resta?ar las fracturas morales en cuanto se produzcan, restablecer el respeto mutuo y desplegar ante la juventud la idea de que la violencia es algo anacr¨®nico, hortera y desfasado.
"Hay que saber contra lo que se combate, y marchar mano con mano, reclamar nuestros derechos (...); hay para volverse chalado, una especie que reniega de s¨ª misma y se autodestruye, como en las pel¨ªculas de mafiosos", dice la canci¨®n del grupo de rap Afrik Pariziene que Stop a la Violencia pondr¨¢ a todo volumen en su primera manifestaci¨®n del s¨¢bado 29 en Par¨ªs.
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