M¨¢xima ansiedad
El olor del desenlace anima nuestros dos campeonatos: el que ha pulverizado el Barcelona y el que juegan los aspirantes al segundo puesto. Como en una enmara?ada historia de intriga, la competici¨®n clasifica a los participantes seg¨²n todas las formas posibles de ansiedad; as¨ª, la ansiedad de los que sue?an con la Liga de Campeones convive con la de los que pretenden jugar la Copa de la UEFA. Luego est¨¢ la ansiedad algo pasiva de los que se han quedado en tierra de nadie y s¨®lo esperan el sonido de la campana, y la ansiedad extrema de los que luchan por su vida. En esta ¨²ltima categor¨ªa no es f¨¢cil decidir quienes lo pasan peor, si los que tratan de agarrarse desesperadamente al cuello del pr¨®jimo o los que sienten en los ri?ones el manotazo del enemigo que pretende colg¨¢rseles del calz¨®n.Si exceptuamos al Barcelona, bien podemos decir que en la cabecera de la tabla los competidores tienen una sensaci¨®n ambivalente. Se mueven entre el convencimiento de que el segundo clasificado es s¨®lo el primero de los perdedores y el de que la Liga de Campeones ofrece las mismas oportunidades al campe¨®n que al subcampe¨®n. S¨®lo queda, pues, valorar el destino de quienes consigan entrar en Europa por la puerta de servicio y quienes, en un ¨²ltimo esfuerzo, consigan entrar por la gatera. En la cola, la fatalidad igualar¨¢ a los competidores: todos buscar¨¢n un lugar en la escalera de incendios y todos compartir¨¢n la tensi¨®n del superviviente. Mientras llega la soluci¨®n, mientras esperamos conocer el reparto final de premios y calamidades, los aficionados hacemos toda clase de especulaciones sobre el futuro de cada equipo. ?Quienes tendr¨¢n m¨¢s dificultades para salvar la temporada? Y, sobre todo, ?cu¨¢l ser¨ªa la mejor disposici¨®n para ganar un partido cuando hay tanto en juego ?
Reci¨¦n llegado de Birmingham, el Mallorca deber¨¢ superar una de las sensaciones m¨¢s desconcertantes que pueda experimentar un candidato : la de que los resultados son s¨®lo una maquinaci¨®n del azar. Despu¨¦s de demostrarle al Lazio c¨®mo hay que sujetar a un equipo italiano utilizando su propio estilo, ha vuelto a casa persuadido de que en mitad de la exhibici¨®n le han robado el equipaje. Ahora tendr¨¢ que hacer un dif¨ªcil ejercicio: el de convencerse de que no hay una empresa m¨¢s elevada que la de rematar al afligido Extremadura. La soluci¨®n es muy sencilla: para resucitar hay que olvidar primero.
Ante el Oviedo, el Celta tendr¨¢ que representar el mismo papel de vencedor/vencido. Viene de enmendar los dos goles de la Real Sociedad, pero tambi¨¦n de perder dos puntos de oro. Si quiere mantener su cotizaci¨®n, tendr¨¢ que volver al escenario con la cara limpia y el uniforme reci¨¦n planchado. En Anoeta, el Valencia se enfrentar¨¢ a uno de los m¨¢s rudos adversarios del campeonato. Armada de Kovacevic, G¨®mez, Loren y otros chicos de madera, la Real est¨¢ esper¨¢ndole con su f¨²tbol de carpinter¨ªa. Al menos, Ranieri y su Piojo saben, despu¨¦s de perder en Mestalla ante el Espa?ol, que ya no quedan d¨ªas ni excusas.
Mientras el Deportivo est¨¦ lidiando con el Zaragoza en Riazor, el Madrid tratar¨¢ de reescribir su propia aventura en Tenerife. Hace algunos a?os, cuando se dispon¨ªa a jugarse su segunda la Liga consecutiva, Javier P¨¦rez, presidente del equipo local, proclamaba, tal d¨ªa como ¨¦ste : Ganaremos al Real y lo sumiremos en la mayor crisis de su historia.
Hoy, su entrenador, Robi, dice : Se har¨¢ de noche si no ganamos.
Est¨¢ claro : nos esperan los minutos del cardi¨®logo.
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