En pos de un enigma

A Alberto Manuel Gil Ponce se lo trag¨® la monta?a hace ya tres a?os. Su cuerpo desapareci¨® en mitad de una terrible ventisca entre las moles de granito del parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Ten¨ªa 39 a?os y, como ¨²nica pista, dej¨® un Renault 11 de color blanco estacionado en uno de los aparcamientos de la zona natural. La Guardia Civil rastre¨® ayer ocho kil¨®metros cuadrados de monte por tierra, agua y aire para tratar de localizarlo. Fue la tercera b¨²squeda en tres a?os. Un despliegue de 120 agentes y una veintena de voluntarios, entre cazadores, monta?eros y ecologistas, trataron de localizar el cuerpo, pero no tuvieron ¨¦xito. El monta?ero sigue desaparecido.El viernes 16 de febrero de 1996, Alberto sali¨® de la agencia de viajes donde trabajaba y se fue con unos amigos a tomar unas cervezas por la zona de Legazpi. Fueron los ¨²ltimos en verle. La ma?ana siguiente amaneci¨® despejada y Alberto la aprovech¨® para hacer senderismo por la sierra. Se meti¨® en el coche y puso rumbo a La Pedriza. Lleg¨® al parque hacia las once de la ma?ana, unas dos horas m¨¢s tarde de lo que acostumbraba. Mochila al hombro, comenz¨® su caminata sierra adentro. Pero, a media tarde, el clima experiment¨® un cambio abrupto. Se desat¨® una tremenda ventisca; los monta?eros y los lugare?os la apodaron como la gran nevada. Alberto, que entonces ten¨ªa 39 a?os, no pudo con ella. "Y eso que mi hermano se conoc¨ªa La Pedriza hasta del rev¨¦s y era un monta?ero experto, llevaba m¨¢s de 15 a?os yendo casi todos los fines de semana al monte", explic¨® Diego. "Esto es como buscar una aguja en un pajar", se lamentaba ayer Diego cuando su mirada se perd¨ªa por los riscos de la sierra. "Seguro que un d¨ªa un excursionista se encuentra a mi hermano en un lugar rec¨®ndito, lejos de los senderos", a?adi¨®.

Los buzos de la Unidad de Agua de la Guardia Civil se sumergieron en la presa del Tranc¨®n y en la Charca Verde, dos puntos del r¨ªo Manzanares donde pensaban que podr¨ªan encontrar a Alberto. Tras rastrear la Charca Verde, de cuatro metros de profundidad y con el agua a dos grados, un buzo exclam¨®: "?Aqu¨ª no est¨¢. En el fondo s¨®lo hay un perro muerto, que tiene hasta el collar puesto, y unas truchas enormes!". Paco Uceda, de 38 a?os y miembro de la Federaci¨®n Madrile?a de Madrid, calific¨® de "imposible" la expedici¨®n.

A In¨¦s Ponce, de 70 a?os, la madre de Alberto, el fracaso de la b¨²squeda le aument¨® la angustia: "?Qu¨¦ pena! Llevo tres a?os sin mi hijo y estoy muy cansada!", se lament¨®. En el bolso lleva siempre consigo el retrato de Alberto.